Las gated communities o comunidades cerradas de lujo

Todos nosotros hemos visto gated communities o Comunidades cerradas en la Costa Brava, en Andalucía, en Madrid o en Miami, en persona o en televisión, las urbanizaciones donde las familias de mucha economía viven como escondidas a los ojos ajenos, entre el agua del mar que les entra por canales, los jardines privados con árboles exóticos donde se comunican entre los vecinos de idéntica procedencia, siempre rodeados eso sí, por fuertes medidas de seguridad activa, y por juegos de entretenimiento natural como puede ser el golf o los hipódromos.

En la medida en que las diferencias sociales entre las diferentes partes de una sociedad se agudizan, se contrastan, más se separan estos grupos sociales del resto, más inseguros se sienten, más seguridad activa requieren. Más se encierran en sus propias zonas de vida. Son las famosas gated communities o Comunidades cerradas, de las que sólo en los EE.UU. se cree que hay más de 30.000, donde se cree que ya viven unos 20 millones de personas.

Estas urbanizaciones no son ni ciudades ni pueblos, son islas de las que salen a comunicarse cuando se sienten seguros y de forma esporádica. Casi disimulando y a ciertos locales del entorno. No forman sociedad, pues ellos creen ser “la sociedad” y todo lo demás los añadidos que necesitan para funcionar. Funcionan en grupo, siempre que sea “su” grupo.

En los países más pobres también existen estas formas sociales de vida. Incluso más acentuadas. Se pueden ver como lugar más cercano a España en nuestro vecino Marruecos. Pero insisto que no es necesario salir de España para verlas de lejos o separadas por el agua.

No pueden ser considerados barrios, pues para ello sería necesario una vida de calle, unos lugares comunes de convivencia abierta a todos. Y en estas zonas esto, aunque parezca lo contrario, no existe. Sí existe la iglesia, el restaurante, el local de juegos, pero poco más. Aunque es cierto que en los últimos años se están construyendo en algunos países, auténticas gated communities de enorme tamaño, con rascacielos, hospitales, escuelas y centros comerciales propios.

Incluso se puede dar el caso, como en alguna zona privada de Zaragoza, donde dentro del mismo recinto quieran convivir diversas formas sociales que no se admiten entre ellas, por la diferencia económica que supone a los ojos de alguno de los grupos. Algo que los diferencia y que curiosamente para la mayoría de nosotros no sería una diferencia. Unos se llaman a los otros de forma despectiva, dejando muy claro quienes son de cada grupo social. Ocupan cuotas de poder en las directivas, se pelean, ocupan espacios propios en sus zonas comunes.

El conflicto puede venir por poseer más o menos terreno alrededor de sus edificios, el que sus viviendas sean chalet o adosados, sean antiguos o nuevos, tengan árboles privados o no puedan tenerlos por algún motivo. El caso es siempre sentirse más y mejores que los que están más cerca.

Aunque algunas comunidades priman tener dentro de sus gated communities a grupos sociales de Clase Media que realizan el trabajo intermedio que les separa entre los obreros que acuden a trabajar desde el exterior y ellos mismos. Asesores, médicos, artistas, personas de un nivel medio que les resulten agradable, diríamos que bufones del siglo XXI que hagan de “amigos” en las relaciones constantes. No es clasismo señalar esto, el clasismo es potenciarlo desde dentro y buscarlo para sentirse más cercanos a la realidad.

Queda claro pues, que eso no son sociedades felices pero la saben buscar o construir, y sin duda tampoco barrios…, ni además querrían serlo nunca. Ellos odian el concepto “barrio” y todo lo que eso supone de unificación social. Pero es su decisión, su forma de sentirse más seguros. Cuanto más se posee, más necesidad se tiene de sentirse seguros. Debe ser que no quieren perder lo que tienes, por ser mucho. En cantidad, claro, no siempre en calidad.

Hay varias formas de podar árboles

Esta imagen es de una avenida de Bruselas en Bélgica, en este invierno 2016. Los árboles están podados como se ve…, casi de una forma preocupante. Nada que ver con el tipo de podas que se hacen en algunas ciudades españolas, por ejemplo Zaragoza. Y se podrá decir que eso depende del tipo de árbol, a lo que sin duda se les puede responder que en Brugos se podan los mismos árboles que en Zaragoza no se podan casi, de una forma muy similar a Bruselas. Pero también se hace este tipo de poda en algunas localidades de la costa catalana. Y en todos los casos los árboles salen en la primavera con mucha fuerza, un tamaño de copas muy controlable, y ofreciendo una sombra al peatón, sin molestar para nada ni a los priemros pisos de los edificios.

Se me dirá, y aquí sí que debo callarme, que no es lo mismo podar mil árboles que 40.000. Y eso es cierto. Es cuestión de mano de obra, pero también de decisión política. En un país con tantos desempleados, no es acertado ir suprimiendo puestos de trabajo necesarios, por motivos económicos. ¿De verdad pensamos que es más económico y útil para un país tener cuatro millones de desempleados, que pagar con impuestos progresivos los trabajos públicos útiles que estas personas podrían hacer?

Plaza, urbanismo, arte y uso cómodo

El urbanismo está lleno de pequeños detalles que hacen amables las ciudades. Hay que crear paisajes con las calles y hay que decorar estos paisajes con mobiliario que ayude a crear amabilidad y uso. Y el arte es un elemento fácil y casi imprescindible para llenar espacios con pequeños toques de calidad.

Estas pequeña fuente está en una plaza dura de Bruselas. Es una plaza llena de edificios modernos, una plaza de paso entre dos zonas del centro de la ciudad, pero es una zona también de muchas oficinas. Y eso hace que esta zona sea muy utilizada para comer por los propios trabajadores de la zona. Para comer en la calle con sus propios bocadillos o pequeñas tarteras. Incluso en febrero, con todo el frío, como el momento en que se tomó esta imagen.

Para sentirse más cómodos hay bancos de diversa forma pero siempre cómodos, hay unos espacios agradables e incluso algo íntimos pero artificiales, pues la zona es de construcción dura, adaptando la plaza a sus usos ciudadanos. Sin duda en algunos meses esta zona, viendo que en invierno se utiliza por algunas personas para comer en media hora sobre los bancos para cambiar la vista de la oficina, estará llena de personas que bajen a comer con mejor tiempo.

En urbanismo nada tiene que ser inútil, y los vacíos muchas veces lo son.

No es lo mismo pobreza que hambre. Las ciudades y sus problemas

Un barrio de la ciudad de Pune, India. El arquitecto reflexivo
¿Os gusta el Paseo Independencia de Zaragoza, la Gran Vía de Madrid, la New St de Birmingham, los Campos Elíseos de París, las Ramblas de Barcelona? Pues por cada una de estas calles maravillosas, existen en las mismas ciudades 100 calles que son horrorosas, muchas de ellas vacías, sucias, peligrosas, sin servicios. Barrios enteros que esconden la pobreza, pues ella misma tienda a esconderse.

La ciudades son maravillosas, tanto que (casi) todos los ciudadanos quieren irse a vivir a su interior. Añoran sus localidades anteriores y vuelven los días libres, pero desean ser y sentirse de ciudad. En España, en China o en Senegal. Puede que equivocadamente, pero eso depende del tipo de ayudas que reciben en los pueblos para lograr su independencia vital y económica.

Pero las ciudades necesitan crearse desde y hacia una calidad determinada, pues si no es así se convierten en todo lo contrario a lo que se necesita. Por eso las ciudades que ahora crecen hasta tamaños imposibles, se pueden hundir en su miseria a largo plazo.

Cuanto más pobre es una sociedad, más necesita una red de grandes ciudades para sobrevivir. Es mucho más sencillo sobrevivir —en estos tiempos— en una gran ciudad que en un pueblo. Diréis que no, pero lo diréis equivocadamente. La capacidad que tiene un pueblo para soportar un número medible de personas sin recursos es muy inferior al que tiene una ciudad.

En Madrid aproximadamente hay un 1.200.000 personas de población extranjera declarada. Sobre todo entre los 20 y los 40 años de edad. El 95% vivien entre la capital y su zona metropolitana. Casi un 19% de la población declarada de la Comunidad de Madrid son extranjeros. Las migraciones crean conflictos en localidades pequeñas y en cambios pasan mucho más desapercibidas en las grandes ciudades. Hablo de percentajes de movimientos migratorios.

¿Puede una ciudad como Alcañiz (por poner un ejemplo elegido al azar) con 16.333 habitantes, tener en su seno sin problemas de convivencia y de forma fácil, un total de 3.270 extranjeros? En realidad se acerca. Tiene 2.264 vecinos extranjeros. Tener mil más, sería un punto complicado de asumir.

Pero los extranjeros no son un dato válido para lo que hablamos. En la Comunidad de Madrid hay unas 90.000 familias en la pobreza más absoluta, en emergencia social. ¿Os imagináis en Alcañiz a 225 familias, hogares, en la misma situación de emergencia social? ¿Casi mil personas en una localidad de 16.000 habitantes, necesitando ayuda constante para sobrevivir?

Las personas que están en esta situación, dentro de las grandes ciudades, en general, son familias migradas desde zonas rurales. Y que en la ciudad lo están pasando muy mal. Pero que en sus zonas de origen, en las zonas rurales, serían un tremendo problema sin solución. No porque no sea capaz de asumir mucho mejor las ayudas sociales las zonas rurales, que sin duda lo son, sino porque estadísticamente se colapsan mucho antes y en un porcentaje mucho menor que en las ciudades. No hablo de números totales, sino de porcentajes sobre la población.

No confundir pobreza con hambre. Son dos conceptos muy distintos, aunque uno se contenga en el otro. El hambre es más sencillo de resolver en las localidades pequeñas. La pobreza NO.

Incluso a las sociedades y sus gobiernos les resulta más sencillo crear redes de apoyo sanitario, educativo, de acción social, de formación para el trabajo, de control de problemas, de seguridad o de apoyos habitacionales en una gran ciudad que en todas las pequeñas localidades si se mantuvieran viviendo en ellas. Y se ha demostrado, que los propios vecinos de las pequeñas localidades, increíblemente potentes para ayudar a sus vecinos nativos, las comunidades pequeñas se agotan mucho antes a la hora de ayudar a los migrantes.

Fase 3 del protocolo de contaminación

Hoy se ha tomado la decisión en Madrid de activar para mañana y por primera vez la Fase 3 del protocolo de contaminación. La primera vez que se toma una decisión de este tipo en una ciudad española, que impedirá que circulen los coches que terminen en matrícula par. Este tipo de decisiones ya se han tomado con anterioridad en otras ciudades europeas y asiáticas.

La tasa de dióxido de nitrógeno ha superado los márgenes establecidos en el protocolo de actuación del Ayuntamiento, por falta de lluvias y de viento, además de por un exceso de contaminación por los coches. Madrid sufre una “boina de contaminación, que se hace más peligrosa en algunos días en que se mezclan estos factores anteriores.

Pero estas prohibiciones tan solo supondrán que no vaya a más el problema que existe y que no se resuelve. Las grandes ciudades deben tomar decisiones drásticas contra la contaminación de los vehículos, mientras la industria no sea capaz de fabricar vehículos eléctricos o al menos híbridos, que supongan una menor contaminación.
Y las administraciones municipales y estatales, deben decidir con urgencia que la movilidad pública en las grandes ciudades ya no es simplemente un asunto de los ayuntamientos, sino que sin duda es un asunto grave para todas las personas que requieren una sistema de movilidad pública más eficiente. 

Hay que prohibir los coches diésel a partir de cierta fecha y limitar su vida útil a determinados años para que no sigan contaminando, hay que dotar de más puntos de recarga a los coches eléctricos, hay que apostar por los vehìculos eléctricos tipo tranvía en los servicios públicos, y debe entrar la administración estatal y territorial en apoyo de los sistemas de transporte público intermodal para las grandes urbes.

Una ciudad grande y su entorno metropolitano es hoy el lugar donde viven la mayoría de los habitantes de un territorio nacional, y por ello las actuaciones deben ser con ayudas estatales. 

En ello está en juego la salud, pero también el coste de la sanidad. Este problema va en aumento, y no se están tomando en el mismo grado de aumento, medidas eficaces. A los ciudadanos ahora les vienen lo que ellos consideran molestias, pero el daño económico a la ciudad es tremendo, y llega desde muy diferentes apartados.

Addis Abeba y sus viviendas contenedores

Cuando hablamos de pobreza social, de ordenaciones urbanas, de barrios y ciudades, se nos olvida muchas veces que existen muchas formas de configurar una ciudad. En todas ellas existen barrios, arrabales, zonas degradadas, culos urbanos, asentamientos degradados. Pero degradados con respecto a su propia ciudad. Si esta está ya degradada por la pobreza extrema, nos podemos imaginar todos los escalones sociales. Y entender mucho mejor la realidad de la migración, al contemplar otras formas de vida real.

Esta imagen es de un barrio de la ciudad de Addis Abeba (Addis Ababa), la capital de Etiopía. Podemos ver en una calle de este barrio no muy alejado del centro de la ciudad, la vida cotidiana de sus ciudadanos con el detalle en primer plano de esa especie de cajón de uralita que se ve en la acera.

Podría parecernos un contenedor de basura, pero es una infravivienda. Hay decenas de ellos y son en realidad pequeñas ¿viviendas? en donde duermen y tienen su hogar personas solas que los emplean para sobrevivir. También en todo tipo de asentamiento urbano, hay clases de miseria, de pobreza. Y también hay palacios, coches de marca, restauranes de lujo, médicos privados. Y camisetas de equipos de fútbol.

Incluso estas personas que viven dentro de estos contenedores son otros pequeños afortunados, pues dentro de la extrema pobreza de muchos de ellos, hay cientos o miles de personas que tienen que dormir en la calle sin cobertura ninguna, a la intemperie total, tumbados en jardines o en las aceras para poder dormir. Unos junto a otros para darse seguridad.

Situación que por desgracia se empieza a ver de forma muy individual en algunos países occidentales.

Al menos los que tienen la suerte de disponer de un cajón como el de la imagen se libran de las lluvias o del frío.

No es nada sencillo visitar estos barrios, pasear por estas calles. La inseguridad es total si no era de su propia sociedad. La fotografía está tomada desde un coche, sin bajarse a pisar el suelo.

Riego de zonas verdes con agua no potable

Cada vez más los parques municipales de las grandes ciudades se riegan con aguas no potables, con captaciones de agua no apta para el consumo humano, aguas regeneradas y no aptas para el consumo humano que se usan para regar los parques municipales, para el llenado de piscinas municipales, la limpieza de calles y la utilización industrial en los casos que sean posibles, disminuyendo así el consumo de agua apta para el consumo humano.

Se utiliza agua que no es potable porque no está tratada y no es válida para el consumo humano, pero que permite muchos usos para la ciudad como el riego de jardines o pistas deportivas. Incluso en algunos casos, para el llenado de piscinas municipales.

En ciudades donde hay problemas de agua potable, utilizar el agua sin tratar, de lluvia, de pozos, es una alternativa totalmente recomendable, pues se cierra mucho mejor el ciclo del agua. Sólo se puede regar cuando existen reservas de agua no potable.

En ningún momento se trata de regar o utilizar aguas grises sin tratar, aguas que provengan de desagües humanos o incluso industriales. Este tipo de aguas no sirve por contaminación para regar, e incluso por el peligro que representaría para los trabajadores que las manipulaban en las zonas verdes.

Azoteas Verdes. Una iniciativa desde Zaragoza

Ayer el Ayuntamiento de Zaragoza aprobó por unanimidad una moción en Pleno de CHA que insta a redactar una norma municipal que apoye y promocione la posibilidad de que en los grandes edificios privados que tengan azoteas, las comunidades de vecinos trabajen por utilizarlas y convertirlas en Azoteas Verdes. Así mismo en los edificios públicos se va a empezar por trabajar en la misma línea.

Estos cambios de uso urbano de las azoteas ya funcionan muy bien, legislados por los ayuntamientos de Toronto, Chicago, Copenhague, por toda Suiza. En España hay trabajos también apoyados por las instituciones en la Comunidad de Madrid, Vitoria y Barcelona. Ahora será Zaragoza la que incidirá (más) en estos trabajos de futuro para mejorar nuestras ciudades.

El plan de Azoteas Verdes consiste en ir hacia un sistema de urbanismo amable que solo tiene ventajas para la ciudad y para sus usuarios más cercanos. 

Absorben en las zonas donde hay pequeñas plantaciones hasta el 80% de la lluvia, reducen el efecto de “isla de calor” mejorando el clima de los barrios sobre todo en aquellos que carecen de masa verde o árboles en la calles, protegen al edificio de los rayos UVA y los cambios bruscos de temperatura, aisla térmicamente en verano e invierno a los pisos que están debajo de las azoteas, aíslan acústicamente de los ruidos de la propia ciudad, mejoran el paisaje urbano, creando pequeños huertos o paisajes verdes en las azoteas de las comunidades de vecinos que sirven para el autoconsumo, muchas veces de productos que no es tan fácil encontrar siempre en las tiendas como pueden ser plantas aromáticas.

Hace pocas semanas se nos mostraba el huerto urbano que en la azotea tiene el Hotel Wellington de Madrid, para ciertos productos. La única crítica que se hace a estos huertos urbanos en las ciudades es que reciben la contaminación que viene de la calle. Es decir, la misma que nosotros respiramos. Precisamente para evitar este problema es para lo que se trabaja desde los Ayuntamientos. Hay que recordar que por cada metro de huerto urbano, se tiene constancia de una diez veces más de capa vegetal en forma de macetas, árboles o césped en las mismas azoteas.

Queremos vivir el momento, el aquí y ahora

El Museo Reina Sofía planteó una exposición muy curiosa de la que os entresaco algunos textos. Era sobre arquitectura, urbanismo, dudas, nuevas ideas, reconocimientos de nuestros problemas y nuestras inquietudes, pero también de nuestras propias formas de frenarnos ante los cambios.

En nuestra visión contemporánea, nadie cree en el radiante futuro de la revolución y el progreso. La gente —decía un panel— quiere vivir el momento, aquí y ahora. Quiere sentirse siempre joven y no preocuparse por las ideas de forjar al hombre del mañana. Y nos explicaba algunas pinceladas del futuro que iba transcurriendo por los barrios de ciudades norteamericanas que se iban renovando, para mal o para bien.

En países donde la vivienda es un lugar muy temporal, donde se alquila o se desalquila con facilidad, los cambios en los barrios son muy rápidos. Si algo no funciona con arreglo a lo que desean los vecinos, se cambian de lugar y otros grupos sociales van ocupando esos espacios. En España esto no sucede y los problemas son muy diferentes y a veces mucho más graves en barrios que se van convirtiendo poco a poco en zonas de calidad diferente a la que tenían en un principio.

Jardines efímeros en Mulhouse, Alsacia


En estos tiempos todo está en revisión, y el urbanismo efímero es una opción más que cada día vemos con más normalidad. 

Es habitual ver en algunas ciudades europeas jardines, construcciones de paisajes, montajes de calle, que nacen efímeros con una fecha de finalización. 

En Zaragoza montamos un gran Belén para Navidad con figuras de tamaño real, calles y edificios, para 45 días. Incluso se monta un huerto real donde van creciendo las hortalizas en un invierno que a veces es muy duro por el frío y los vientos duros.

El Francia y en Alemania he visto jardines efímeros en plazas céntricas, que montan de forma temática durante dos meses. Unos diseñadores de jardinería junto a técnicos de sonido, de luz y de interiorismo realizan un paisaje a tamaño real donde se juntan montajes de jardinería y agua, pequeños edificios o casas de muñecos infantiles pero a tamaño real, explicaciones de algunos productos naturales mezclados con instalaciones artísticas hasta forma un circuito que se recorre desde el exterior o a veces con caminos interiores.

En la entrada y desde el primer días se sabe que aquello tiene una fecha de caducidad. No se crea para permanecer. Es un urbanismo efímero que mezcla juego lúdico para niños y adultos, con experiencias artísticas. Todo es temporal, pues tras estos montajes vendrán otros. El espacio es mucho más válido que lo que en ellos se monta, pero entre permanecer vacíos y estar llenos de algo efímero, se opta por lo segundo.

¿Es caso? Pues depende. El coste de estos montajes está compuesto de mano de obra o servicios y productos que crean en las zonas de influencia económica de los propios ayuntamientos. No creo que sea cara tener jardineros municipales que trabajen de forma efímera para crear calidad urbana.

Estas imágenes son del verano del año 2016 de la ciudad francesa alsaciana de Mulhouse. Este parque ocuparía unos 1.000 metros cuadrados. Para 50 días de montaje efímero junto a luz y sonido al llegar la noche, con clases de botánica y flora en algunos de estos días, para escolares en periodo de vacaciones.
 
 

Rana en Madrid, para niños y adultos

Cuando en un parque de una gran ciudad es posible ver ranas, lagartijas, peces y aves, sueltos de forma natural, simplemente cuidando el ambiente del lugar y creando las condiciones para que puedan vivir, estamos en realidad creando un hábitat de forma artificial, pero sobre todo propiciando que los niños puedan seguir conociendo lo que eran las ciudades hace medio siglo.

Es un parque de Madrid, en concreto el Parque Botánico instalado en pleno centro de la ciudad. Además de pasear y ver grandes árboles y plantas muy curiosas, es un lugar perfecto para que los niños conozcan elementos naturales que ven muy pocas veces al natural, dentro de sus pequeños hábitat donde viven de forma (casi) libres.

Un falo natural, naranja y con pinchos

Para temporadas grises como este invierno lleno de nieblas en algunas ciudades, nada como recordar que existió el verano, que las flores volverán a llenarnos nuestros ojos de color, que el sol sigue estando, aunque ahora esté más lejos.

Es muy curiosa esta composición natural. Sorprendente de formas y colores. A ninguna persona se le ocurriría crearla artificialmente pues lleva excesivos componentes diferentes que todos tendrán su sentido de especie. Es flor dentro de la flor, como escondida y saliendo envuelta en pétalos de diferentes colores y formas es algo sumamente extraño. Como un falo que se ofrece desde dentro hacia fuera.

El Parque Spoor Noord, un parque de paisajes en Amberes

El Parque Spoor Noord es un parque urbano de paisajes en Amberes, que fue construido en el sitio de una vieja y antigua estación de clasificación ferroviaria. a antigua estación de ferrocarril, era un sitio de 24 hectáreas, de 1,6 km de longitud que formaban una cuña entre los barrios de Dam, Stuivenberg y Seefhoek en Amberes, poniendo a 30.000 vecinos a menos de 800 metros de distancia de un gran parque.

Un parque de paisaje es el que contempla además de la construcción de una zona verde y lúdica, de deportes y cultura, la construcción a su alrededor de zonas comerciales y edificios que doten de nueva vida a todo el entorno. Un trabajo global de la zona para que el nuevo parque y su nueva zona de edificios se ayuden los unos a los otros en crear nueva vida.

Ha sido finalista del premio RegioStars 2012 por su innovador proyecto de reconstrucción, de nuevo desarrollo urbano, un espacio verde de ocio, del que pudieran disfrutar todas las generaciones y que impulsara la reconversión socioeconómica del barrio que lo rodea.

Una de las razones del éxito del proyecto es el método de supervisión utilizado: urbanistas, arquitectos, geógrafos, sociólogos y expertos en comunicación están de acuerdo en que Spoor Noord es un proyecto social que supera el ámbito de la intervención local.

Los vecinos de la zona se involucraron activamente en su planificación, y su deseo de disfrutar de «un espacio verde abierto que fuera transparente y creara vínculos comunicativos» y su proceso participativo se ha visto cumplido con creces.

Hay que tener en cuenta que casi el 15% de los residentes disponen en sus hogares de una zona privada de jardín en su propio hogar, lo que dificultaba en principio la posible implicación de los vecinos hacia una solución urbana de la zona que fuera un parque.

En el año 2005 se inició la construcción de esta zona verde diseñada por los italianos del Studio Associato Secchi-Viganò en colaboraciçon con diseñadores y urbanistas locales. Las obras duraron cuatro años y desde su inauguración se constató el éxito de su diseño.

Es una gran pradera verde, llena de senderos con juegos para niños y jóvenes, dos fuentes, pistas de patinaje, ciclismo y caminos para pasear, más zonas para deportes como tenis de mesa, bolea, piscina y baloncesto, en los que desde el principio se consideró un parque de ciudad. Se diseñaron pequeñas zonas diferentes que sirvieran para diversos usos de conjuntos de personas, todos diferentes para dotar al parque de diversidad.

Generar un fuerte sentido de pertenencia al parque, a los barrios de la zona, es muy importante para la sostenibilidad y la organización de eventos (salidas culturales, festividades, eventos deportivos, paseos, etc.) y ha demostrado ser sumamente eficaz para movilizar el uso de los residentes locales y darle un sentido de pertenencia a un entorno multicultural comunidad.

Se están llevando a cabo nuevas inversiones en Park Spoor Noord con la creación de un pabellón deportivo cofinanciado por Artesis University College, para convertirlo uno de los espacios cubiertos más grandes de la ciudad. En febrero de 2012, la ciudad decidió dedicar la nueva ubicación al sector cinematográfico y multimedia en Amberes, con la ambición de fortalecer la economía creativa de la ciudad y convertir a Amberes en un hotspot creativo.

"El proyecto Park Spoor Noord es un ejemplo clave de una visión integrada y global del desarrollo urbano, donde las inversiones físicas en espacios públicos van de la mano con las mejoras sociales. El desarrollo de los proyectos de vivienda, los espacios de oficinas, los nuevos campus de Artesis y Plantijn University College y un nuevo hospital, aseguran que el área alrededor del parque seguirá creciendo como un barrio atractivo para vivir, estudiar, trabajar y visitar. A través del proyecto Parc Spoor Noord hemos creando un jardín para los lugareños y un parque para la ciudad ". Koen Derkinderen, AG Stadsplanning (Empresa Municipal Autónoma de Urbanismo)

Son Banya. Historia y errores urbanos de libro sociológico

Vamos a ver un ejemplo de pequeño urbanismo equivocado, el del poblado famoso por sus problemas con la ley llamado Son Banya, asentado en Palma, en la isla de Mallorca, y que contiene todos los condicionantes sobre lo que nunca se debe hacer para intentar lograr los objetivos que se proponían. Por eso mismo, uno debe pensar la posibilidad de que tantos errores son complicados de realizar seguidos y sin parar, por lo que tal vez no falló tanto la planificación, como que tal vez existía un plan determinado para que aquello nunca quedara resuelto de la forma que se pretendía.

El poblado mallorquín de Son Riera, conocido popularmente como Son Banya, y que se levanta todavía ahora junto al aeropuerto de Mallorca y a una zona industrial de Palma, surgió de la necesidad de dar una solución provisional a la problemática de vivienda para la comunidad gitana que se encontraba asentada en el inicio de la actual autopista de Levante.

Con este fin se creó la Asociación Pro Integración de los Gitanos de Mallorca (INGIMA), presidida en su momento por el padre Sabater de los Hermanos Marianistas, que eran titulares y propietarios de los terrenos donde antes había existido un colegio concertado y donde se construyeron —una vez cedido el terreno— un total de 124 viviendas para acoger a una población de unas 600 personas gitanas que en aquel momento vivían en chabolas de madera, hojalata y cartones.

Llevaban ya unos años ayudando a la comunidad gitana en los barrios de El Molinar y el Amanecer, les habían dotado de servicio médico, un ropero de almacén de ropa usada y otros servicios de asesoramiento y atención hacia la población gitana, con profesionales que habían formado desde los Marianistas.

Vivían en unas chabolas inmundas, que el propio Ayuntamiento tiró para dignificar un poco la vida de estas familias que trasladó a Son Riera (Son Banya).

En 1970, INGIMA (Integración de Gitanos Mallorquines) cedió en propiedad al Ayuntamiento de Palma una parte de estos terrenos del hoy Son Banya, y en 1977 el resto de terrenos los cedieron los marianistas a Cáritas Diocesana.  Actualmente, la propiedad de este espacio está compartida entre el Ayuntamiento de Palma y el Instituto Balear de la Vivienda (IBAVI), que en 1995 adquirió la propiedad de Cáritas Diocesana. El pleno del Ayuntamiento, en 1974, creó el Patronato Albergue Son Riera como órgano de gestión del poblado gitano.

Esta imagen es más antigua que la anterior. En la zona izquierda se puede ver el colegio primitivo
Aunque a nivel oficial esta zona de Palma se llama Son Riera, todo el mundo la conoce más por Son Banya por estar cerca de unos terrenos donde había una batería militar con ese nombre. Es una zona —como podemos ver en las imágenes— cerrada, encerrada desde su construcción pues se dejó las vallas del solar de los marianistas, con una única entrada y salida, construido como un auténtico gueto donde se “aparcaba” a las personas que parecían molestar.

Este poblado se construyó como un albergue provisional, para que en un período de 10 años —y trabajando la integración social integral— se lograra que las 124 familias se asentaran entre los distintos estamentos y barrios de la sociedad mallorquina. Nunca se logró.

Las casas contaban en un principio con dos habitaciones, sala-comedor, cocina y un amplio patio individual interior destinado a corral, jardín, huerto o para el uso de animales domésticos. Se puso un alquiler simbólico de cien pesetas mensuales, para crear sensación de normalidad social. Pero enseguida aquella cantidad dejó de pagarse en principio por no tener ingresos familiares muchas de aquellas familias.

Se puso en funcionamiento una escuela, se dotó al poblado de una asistenta social y de una especie de alcalde propio que representara a los vecinos, un administrador que llevaba las gestiones económicas y una persona que se ocupaba de los problemas sanitarios, incluso de un policía municipal que actuaba de mediador si había problemas de relaciones y seguridad.

Se intentó trabajar socialmente desde el principio para que esta comunidad dispusiera de un trabajo estable en fábricas del entorno y de una nueva vivienda adquirida a través de sus propios medios de subsistencia. Se deseaba —equivocadamente— que la comunidad gitana dejara de lado sus propios principios sociales y cambiara todas sus formas de relación con el ambiente, con los suyos, con su propia sociedad, hasta convertirse en ciudadanos iguales al resto. Y todo sin lograrles antes un medio de vida laboral suficiente y estable.

Pero todas las previsiones fallaron, al partir de realidades absurdas. Algunos lo justifican por la crisis económica del año 1973, que supuso un gran retroceso en la labor social del poblado por falta de presupuestos públicos. Pero la realidad nos dice que esto es siempre una labor muy lenta, suave y con trabajos sociales muy complejos de realizar si no hay unas ayudas muy eficaces. Incluso en el caso de lograr que algunas familias cambien su forma de vida, enseguida vienen nuevas personas a ocupar su espacio social. 

En Zaragoza tuvimos el ejemplo en la Quinta Julieta, un poblado realizado de forma muy similar, para derribar el poblado chabolista de la Paz..

Debemos advertir que en sus inicios, el 90% de la población adulta era analfabeta y tan solo un 10% de los hombres del poblado tenían un trabajo estable que les permitiera vivir en condiciones humildes. El resto no tenían trabajo ni posibilidades sociales de encontrarlo. En la actualidad todavía hay un 40% de analfabetos entre sus 400 habitantes. Se cree que unas 22 familias se dedican directamente a la venta de droga de diverso tipo y se sabe que cada día entran más de 800 coches al poblado a comprar droga, mientras la policía está en la entrada al recinto, vigilando que “fuera” no suceda nada y controlando cuando así recibe la orden, quien entra y sale. Parte (no todas) del resto de familias colaboran como vigilantes, o ayudando en tareas sucedáneas.

En la actualidad aquellas casas son auténticos bodrios habitacionales, chabolas insalubres, donde se hacinan ancianos, padres e hijos, y donde la realidad de la droga es más un grave problema incluso para ellos, que un negocio tremendo como muchas veces se nos hace ver. Las familias venden droga que compran antes, su rentabilidad está en la diferencia entre lo que pagan, lo que consumen y lo que venden. La miseria es una constante tremenda e indigna. Las casas están interconectadas unas con otras, para facilitar el paso entre ellas y poder huir o esconderse. Algunas pocas familias sí tiene un gran negocio, pero la mayoría de las personas que allí malviven, son personas que no tienen donde ir, esperando simplemente el final. Hay que señalar que unas pocas grandes familias del poblado disponen de propiedades fuera del mismo, que adquieren con las ganancias de las drogas, y que no utilizan para vivir pues el poblado es “su empresa” y que dejan para sus hijos.

A partir de la década de los años 80 la droga entró totalmente en la vida del asentamiento y se convirtió en un mercado consentido, sin solución social de continuidad, siendo un lugar tremendamente increible para cualquier trabajador social que llega por primera vez y no logra entender tanto abandono, tanta inmundicia, tantos errores constantes. La basura se amontona, las enormes ratas viven con las familias y los niños en muchos casos viven sin escolarizar correctamente. La droga sigue matando.

Se ha intentado entregar viviendas dignas a las familias que desearan abandonar Son Banya, pero solo 15 de estas abandonaron el poblado a cambio de pisos en 2010 y sus chabolas fueron derribadas. Familias sin ingresos que efectivamente, no se dedicaban a la compra venta de droga.

Pero la realidad que no se quiere ver es otra. Todas las grandes ciudades necesitan tener “culo”; los habitantes de Son Banya aunque estén rodeados de ratas no quieren vivir fuera de allí y no quieren irse; los sistemas de seguridad tienen “encerrados” con tapias admitidas a lo que consideran un “mercado ilegal” donde todo el que entra y sale es claramente identificado si así lo quieren hacer los policías.

Es el culo interno de la ciudad. Fuera de las vallas está la limpieza y la fiesta, dentro puede estar moviéndose toda la mierda social. Como sociedad, admitir esto es tremendo, pero es real. Llevamos décadas sin solución, simplemente porque no se quiere, o porque se sabe que según qué tipo de soluciones, es sólo trasladar el problema de sitio. Simplemente cambiar el culo de ubicación.

Hoy se calcula que cada día se “factura” todavía unos 80.000 euros en droga vendida para una población de toda la isla de Mallorca, de mucho turista, vicio y fiesta. Tanto cocaína como heroína, se surte a toda una isla que vive en yates, en discotecas de fiesta o de un turismo que viene al desenfreno total. Es un entramado donde cada escalón va sacando su propio beneficio. La presión de los medios está logrando en los últimos años que Son Banya se está encogiendo como punto de venta de droga, simplemente por haber salido hacia otros lugares —con menos control policial y de los medios de comunicación— los puntos de venta.

Van quedando familias que viven de la chatarra, de las ayudas sociales a cambio de que lleven a sus hijos a los colegios, y la falta de calidad digna en la vida de la personas hace que tras 50 años de su puesta en funcionamiento, aquel proyecto se esté muriendo lentamente, muchas veces sin luz, siempre sin agua caliente en muchas casas, con mucha suciedad, con poca salud social y personal, sin lograr la integración necesaria y demostrando que es un fracaso el proceso de encerrar en un gueto a las familias que no están adaptadas al sistema social habitual. Hace falta mucha más formación social, educacional, laboral, integrar a las mujeres de las familias como líderes de estos procesos, dignificando la vida de las personas pero dotandolas de posibilidades reales de tener ingresos y trabajo estable con arreglo a sus formas de vida y de sociedad.

Crisis en comercios de barrio en grandes ciudades

No nos cabe duda alguna a los que trabajamos algo los comportamientos de la sociedad, que el comercio local o de proximidad, el comercio de barrio, lo está pasando muy mal si existe…, o ya ha cerrado de forma inevitable por sus pérdidas. Y lo que es más grave y demostrable. No se abren nuevos comercios locales o de proximidad en los barrios, y menos gerenciados por personas jóvenes del propio distrito. No hay pues recambio generacional…, en excesivo número de casos.

No encaja nada bien el proteccionismo al comercio necesario de mantener como elemento vital en barrios y la idea que va en aumento del libre comercio puro y duro. Dicen algunos teóricos que el mercado todo lo arregla con una mano invisible. Pero muchas veces lo resuelve destrozando, cerrando, por evolución hacia la rentabilidad pura y dura. Aunque hay otra rentabilidad que no se mide, que no queremos medir, y que no somos los vecinos de los barrios capaces de mimar con nuestras decisiones de consumo, y eso nos lleva a la desaparición de los comercios de pequeños y de proximidad.

Falta pedagogía, pues un comercio en un barrio es algo mucho más importante que un lugar donde se vende y donde solo el precio de los productos es lo que nos debe motivar para comprar o no comprar. Los barrios necesitan un tejido privado que nunca los poderes públicos pueden crear. Y lo necesitan para mucho más que para comprar y vender.

Los pequeños comerciantes del barrio desaparecen, y van quedando solo las grandes cadenas del mercado distribuidor, que se adaptan al tamaño que se puede convertir en rentable en cada zona de influencia. Un híper, un super o una tienda grande. Pero solo una. Y para ello han logrado cerrar 10, 20, 100 tiendas pequeñas. El consumidor puede seguir comprando pues a estas grandes superficies les gusta tu dinero como consumidor, pero a costa de un precio excesivo para la vida y seguridad pasiva del barrio. Sin tener en cuenta, de que cuando ya no tengan competencia pueden jugar a marcar precios y servicios.

Los barrios necesitan seguridad pasiva a costa de movimientos de las personas por todo él. No sirve para lo mismo un local de 4.000 metros en una esquina exterior del barrio. El bienestar del barrio se obtiene a costa del movimiento de los vecinos. Y si se cierran los comercios y tiendas clásicas del barrio, los bares o los espacios de intercambio, sabemos perfectamente qué sucederá.

Los ejemplos de los barrios en las grandes capitales europeas son clave. Veamos qué sucede en Londres como ejemplo sencillo de entender. Cuando no son los colectivos pakistaníes lo son los chinos los que se apoderan de todo el comercio local del barrio. Sin duda es mucho mejor que el cierre, pero es otra forma de entender el comercio de proximidad, pues emplean sus propias reglas comerciales, de horarios, de productos, de servicios.

La carencia de estos servicios y comercios de proximidad disminuye el tamaño de la vida comunitaria del barrio. Se consumen los productos y marcas que nos indican las grandes cadenas de distribución y a precios marcados por sus propios sistemas de distribución de compra y de venta. Los beneficios que les dejamos como consumidores no se quedan en “un” barrio, sino en ciudades muy alejadas de nosotros. Los impuestos locales están manipulados legalmente, y las sinergias entre barrio y comercio dejan de existir.

¿Solución? Sin duda debe ser nuestra, como consumidores, eligiendo con más inteligencia social dónde compramos; también suya como propietarios de los comercios que todavía sobreviven y que deben adaptarse a las nuevas tendencias comerciales; y de las instituciones locales que deben saber trabajar la discriminación positiva como elemento vertebrador de un territorio llamado barrio.