Urbanismo helador. El pueblo con más frío del mundo

Ahora que en nuestras ciudades hemos padecido un periodo de frío algo mayor al habitual, nos ha salido esa sensación de que tal vez estemos en un espacio frío aterrador, casi Ártico. Y no, en España, incluso cuando hace mucho frío, gozamos de temperaturas casi normales en todo momento. 

Hay varias localidades en nuestro planeta que se erigen como las más frías del mundo, y tal vez la que en estas semanas se ha puesto de moda sea Oymyakon (Oimiakon) que está en Siberia, cerca del Ártico. Una localidad, un pueblo y su entorno que se ha hecho famosa por sus fríos.

Oymyakon es una ciudad rusa ubicada a 7.000 kilómetros de Moscú y a 350 kilómetros del Círculo Ártico, en la república siberiana de Yakutsk. En esta localidad viven 530 personas de forma fija, unas 2.300 personas en su entorno, que resisten los fríos más extremos, y que en el año 1926 alcanzaron los -71,2 ºC.

El invierno dura 9 meses, pero en los otros tres meses del que podemos considerar verano, se llegan a tener temperaturas muy aceptables, que pueden llegar a los 20 grados sobre cero, con unos inviernos donde es muy sencillo alcanzar los -50 grados con 30 horas de sol en todo el mes.

¿Y qué sucede en una ciudad con -50 grados? Pues los aviones no pueden volar durante el invierno, sí funciona Internet, Wi-Fi y la televisión por cable, no se puede respirar si no es cubriéndose el rostro y es casi imposible correr, las baterías de los teléfonos duran muy poco, en las casas rurales (la mayoría en la zona) no pueden tener agua corriente pues las cañerías reventarían y los wáteres tienen que estar por ello fuera de las viviendas y en pequeñas cabañas, y los vehículos tienen que estar en garajes con calefacción y sus cristales de ventanas son dobles con cámara de aire. Los peces que se pescan quedan congelados en 30 segundo, la leche nunca está líquida a la venta y solo se recoge de las vacas y renos en los meses de verano, la gasolina se congela si los coches se dejan totalmente apagados en la calle, etc.

Hay que tener en cuenta que hablamos de una ciudad donde en invierno el día dura 3 horas, el resto es noche. En cambio en junio disfrutan de 21 horas de luz y de día. Curiosamente el pueblo que está a 750 metros de altitud sobre el nivel del mar, hace unos 10 grados más frío que en las montañas que lo rodean sobre unos 400 metros más altas, por la especial distribución del aire polar, sumado al que el aire frío al ser menos pesado se asientan sobre el valle donde se recibe menos luz y sol.

Los niños van al colegio con esas temperaturas, excepto que bajen de los -52 grados, que entonces les dan fiesta. Es una zona que vive del turismo y de la poca ganadería que tienen, y puede considerarse una zona bastante pobre por su pocos recursos, ya que los caros minerales de sus montañas o se han agotado o no se están explotando.

Alepo, sin urbanismo y sin pasado

El urbanismo amable, del que a veces hacemos gala en este blog, se encuentra muchas veces con la destrucción, con las guerras, con las barbaries de imbéciles. Destruimos ciudades, destruimos en realidad a personas, a sus memorias, sus culturas. Dentro de cada vivienda, de cada calle, de cada tienda, hay una historia, unos recuerdos, unos modos. Todo lo destruimos con bombas de forma aleatoria. Por hacer daño, por intentar hacer mucho daño.

Estas dos imágenes unidas y tomadas por satélite de la ciudad siria de Alepo, son una del 21 de noviembre de 2010 (izquierda) y la otra del 22 de octubre de 2014 (derecha). En las imágenes se muestra la desaparición de monumentos históricos, como el Hotel Carlton (arriba a la izquierda) donde ahora solo se aprecian cráteres. 
 
Son imágenes de El País, pero en realidad es la realidad de toda la humanidad. Es la vergüenza. ¿Qué hemos perdido todos en la guerra de Siria?

Diseño urbano con 2.000 años

En el centro de la imagen, la zona de la ciudad romana
Hay ciudades que desde que se fundaron hace en algunos casos más de 2.000 años se mantiene con el mismo urbanismo inicial en la zona central y durante siglos, marcando con rotundidad no ya el centro de la ciudad presente, sino el desarrollo y crecimiento posterior de toda ella y de una forma muy clara, durante siglos. Han pasado numerosas sociedades, culturas, religiones, pero el núcleo urbano fundacional se mantiene inalterable. Por eso es tan importante de qué manera se crea urbanismo, pues luego son siglos los que se mantienen las decisiones.

Zaragoza es una de las muchas ciudades que han mantenido su primitivo diseño en cuanto a calles, espacios, trazados urbanos, que no solo mantiene su centro urbano con la misma estructura de calles y plazas como en época romana, sino además su enorme crecimiento posterior se ha realizado de forma radial desde el diseño urbano de los romanos. 

Fundada hace más de 2.000 años por los romanos sobre un asentamiento íbero, sigue manteniendo todo el perímetro primitivo rodeando la ciudad histórica, y logrando con ello que todo el crecimiento zaragozano sea (casi) concéntrico sobre esa zona aunque hoy haya crecido 300 veces de población sobre su primitivo estado fundacional.

Crecer supone también formar grandes avenidas, cinturones, polígonos industriales, situación de los grandes Centros Comerciales, etc. Crear decena de nuevos barrios que se van asentando respetando el núcleo, admitiendo su diseño que marca carácter.

El río Ebro marca otra línea clara del urbanismo zaragozano; pero si nos fijamos vemos que los tres (casi) principales puentes sobre el río siguen estando en los tres puntos del perímetro marcado por los romanos y que se unían al cauce del río.

Siguen existiendo los extremos del perímetro y la desembocadura de la calle importante en la zona central, el Cardo romano que terminaba en el primer puente importante de Zaragoza. Y sobre ese punto se crean también importantes avenidas o carreteras que sirven para huir, llegar o volver, y que todavía son las utilizadas.

Cualquier transformación temporal de las ciudades en el urbanismo nuevo, debe hacerse con sumo cuidado, pues todo afecta a la propia ciudad, y nunca se sabe para cuantos años o siglos. Zaragoza no sería hoy igual se se hubiera construido hace 2.000 años vertical en vez de horizontal, alargada en vez de cuadrada, o sobre las dos orillas del río Ebro en vez de sobre una sola, o aprovechando más las orillas del Ebro en un diseño más alargado en vez de adentrarse hacia el interior buscando los entonces campos productivos, en busca del agua y los terrenos agrícolas del otro río de Zaragoza, la Huerva.

Seguridad pasiva y libertad pasiva. Hay que sumarlas

Calle de Reino Unido
Alguna vez ya hemos hablado lateralmente de las cámaras de seguridad que vigilan las calles, los locales, las oficinas, las fachadas, los autobuses urbanos, edificios privados de vecinos, los metro, los restaurante o los bancos. En alguna ciudades la seguridad pasiva es inmensa, casi agobiante para los que venimos de ciudades donde este tipo de control existe en mucha menor medida. ¿Es evitable?

Pues de momento parece que no. Incluso el aumento de este tipo de vigilancia total se está multiplicando en más y más ciudades, en cruces de calles, desde farolas, por parte de la policía local o estatal, en entradas a localidades, junto a radares de tráfico, etc.

Tendremos que acostumbrarnos a ellas, pues debemos advertir que lo que graban no está al alcance de cualquier persona, para revisarlas se requiere una orden policial o cuando menos un conocimiento desde quien es el responsable de su funcionamiento, que si bien no garantiza la totalidad de su uso, sí lo controla. Su eficacia es notable para encontrar a los responsables de la inseguridad cuando esta se produce, y por ello son muy tenidas en cuenta antes de cometer delitos.

A veces es muy complicado aunar la seguridad pasiva con la libertad pasiva. Pero creo que debemos perder el miedo a que nos graben, pues si no hemos realizado ningún acto complicado, no existe temor. Y si creemos que son capaces de grabarnos en nuestro domicilio, bajemos la persiana cuando nos pongamos a comer pipas o un bocadillo de tortilla. Para estar más tranquilos. La seguridad tiene un precio y hay que pagarlo.

Una librería con flores, crea ciudad

El urbanismo también se construye a costa de servicios privados, de empresas que creen en la ciudad y aportan sus riesgos para crear servicios y obtener beneficios. Las ciudades más válidas son las que logran mayores cotas de inversión privada por creer en ellas los que se juegan sus dineros en inversiones.

Por eso tener una ciudad creíble, conseguir que la ciudad sea ágil, activa, válida, en crecimiento interno que no siempre debe ser en el número de habitantes, es la mejor garantía de que esa ciudad aumentará en calidad de vida, pues aumenta en calidad de servicios.

Los servicios de una urbe no siempre son públicos. O incluso hay que advertir, que sin el apoyo en el camino común de la calidad, entre economías y decisiones privadas y públicas, una ciudad no puede funcionar bien. Se apoyan en la búsqueda de la calidad y el ejemplo de la imagen es uno de tantos.

Es una librería privada de Birmingham. Un gran edificio muy céntrico, antiguo, muy bien decorado, amplio, con una gran variedad de libros incluso en varios idiomas entre los que se encuentra el castellano. ¿Cúal es el motivo en la calidad de este servicio urbano? Que la ciudad es activa, que saben que pueden hacer negocio en ella y que invertir crea las sinergias suficientes para que todo fluya hacia la calidad.

Las instituciones públicas deben cuidar el caldo de cultivo de estas posibilidades, a costa de cuidar su ciudad dentro de parámetros de excelencia urbana, social y económica. A partir de eso, la iniciativa privada creará más urbanismo. Poner flores en la entrada de una librería forma parte de la inversión de calidad, que afecta positivamente a los clientes, a la empresa…, pero también a la ciudad, pues si se consumen más libros, más cultura, se aumenta la calidad de esa ciudad.

En invierno también hay flores y frutos

También en invierno podemos ver algunas flores, pocas pero las hay por nuestros campos o jardines. Así que levantemos el ánimo, que enseguida volverás las luces, los colores y se nos irán las nieblas y los fríos haladores. Las ciudades volverás a ver salir como caracoles a los jóvenes, niños y ancianos, a pasear por las mañanas llenando las calles de nuestras ciudades de más vida nueva. Nos quedan pocas semanas de gris invierno.

Qué es el cohousing público o privado?

 Se va a realizar en Zaragoza un edificio en el barrio de Las Fuentes y junto a un gran parque, un concepto nuevo de viviendas se van a construir en un lugar además ideal para descansar pues estará el nuevo edificio junto al Parque Torre Ramona. Serán en este primer intento público de “cohousing” en Zaragoza, de unas 80 viviendas de entre 30 y 40 metros cuadrados, con servicios comunitarios, diseñadas con arreglo a conceptos que ya se realizan en Europa y dirigidos a personas jóvenes independientes o en parejas, y a personas de la tercer edad en situación de válidas.

Nota. Las imágenes son de la web eCOHOUSING a la que agradecemos su uso
Son viviendas en régimen de alquiler, con unos precios que se moverían sobre los 300 euros al mes, y el edifico gozará además de las propias viviendas individuales, de espacios comunes para las comidas con restaurante propio, salas de ocio y lectura, salas de rehabilitación y gimnasio y algunos despachos para administración y servicios médicos, terapéutico o peluquería.

Este edificio estará auspiciado desde el Ayuntamiento de Zaragoza, como modelo piloto para otros trabajos similares, buscando un nuevo concepto de convivencia, similares a los que ya existen en otras ciudades europeas y americanas. Estos procesos abaratan también los suministros de energía o telecomunicaciones, pero todos estos (los posibles) son comunes y por ellos con precio por vivienda más baratos. Pero aun así, estos proyectos si son privados o en forma de Cooperativas o similares, no resultan baratos de inicio.

Hay otros modelos posibles, como el de Cooperativas con derecho a uso y autogestionadas, o el de viviendas gestionadas desde una empresa pero con precios mucho más altos, también con derechos de uso comunal pero no de propìedad sobre las zonas y viviendas. También hay formas como Asociaciones que se crean con socios que aportan un capital inicial a modo de empresa, que es la que gestiona todo.
En realidad el cohousing viene de vivir en comunidad, de cohabitar todos en el mismo edificio o lugar, pero manteniendo unos espacios personales y privados. El derecho de uso en las cooperativas privadas no se acaba con el tiempo vital de las personas que lo utilizan, sino que es una propiedad que se transmite a los herederos. Si se cumplen los estatutos de la Asociación los pueden utilizar y sino revertirlos a la misma recibiendo a cambio el valor estipulado en los contratos.

La teoría dice que estos sistemas comunes de convivir deben organizarse alrededor de grupos no muy grandes de familias o personas. O bien gestionados desde una entidad pública (aunque ceda la gestión a una privada interpuesta) para evitar conflictos de convivencia. Lo común es que nunca superen las 100 unidades, que incluso se muevan en la mitad de estos números, para que sea más sencillo la resolución de problemas. En España estamos en la actualidad sobre una decena de proyectos privados funcionando, en localidades de Madrid, Castilla León, Andalucía, Cataluña, País Vasco o Cantabria.

El nomadismo urbano en la actualidad

Urbanismos efímeros son también los grandes zocos que levantamos en todas las ciudades para celebrar fiestas que conmemoran algo que consideramos importante. Volvemos en cierta medida a los ancestros de las ciudades nómadas que se cambian de posición según los tiempos atmosféricos o las necesidades de comida, seguridad, relación con el entorno. Nosotros como sedentarios, no nos movemos (casi) del lugar de residencia, pero cambiamos el paisaje de las ciudades durante unos días o semanas, para edificar de forma efímera algo que nos logre engañar de nuestro pasado nómada que todavía nos pide cambios de paisajes.

Los mercadillos medievales, pero también las grandes solemnidades religiosas, incluso los arreglos florales de las festividades de nuestros Muertos, nos van cambiando las ciudades por días, las de los vivos y las de los fallecidos. Sea Navidad, las Fiestas patronales o las del Nuevo Año Chino o el Ramadán. Seguimos teniendo reprimida nuestra necesidad hacia el nomadismo. Y eso nos lleva a cambiar efímeramente nuestra ciudad varias veces cada año.

En todo proceso del nómada, las ciudades se mueven con criterios rígidos, casi militares, sabiendo que la estructura en calles rectas y cuadriculadas es el método más eficaz para optimizar el territorio. Sean campamentos de asistencia social, militares, religiosos o urbanismo transitorio como las Fiestas del Rocío o de la Feria de Sevilla. O bien en campamentos circulares para poderlos defender mejor ante los ataques o las inclemencias del tiempo.

Arquitectura urbana diminuta, que con todos sus elementos, que se puede desmontar de forma sencilla y rápida, que cumple el papel de viviendas sin calidad, pero uso suficiente y sin duda aceptadas. Sabemos que no van a ser poblaciones que vayan a permanecer, sino asentamientos temporales, nómadas. Puntos de reunión o de salida. Y curiosamente muy socialmente iguales entre todas ellas. O casi. 

Estos asentamientos no crean parques, ni esculturas en las calles, pero a partir de un cierto número de habitantes sí tienen locales sociales, comerciales, de gobierno, de sanidad, religiosos, de ocio. No de cultura, pero sí de ocio e incluso de lectura y educación. Y todos ellos tienen una identidad clara desde el primer momento. Todos los que están allí saben dónde están, cómo se llama el lugar (la nueva ciudad o asentamiento), casi como primera condición. Si no hay nombre, no hay asentamiento, aunque sea efímero. Puede ser indigno pero tiene personalidad y autoridades locales.

Los materiales de estos mini edificios o mini ciudades efímeras siempre son de dos clases bien diferentes. O muy reutilizables y preparados para montarse y desmontarse con facilidad, o bien de aprovechamiento empleando objetos que no están diseñados precisamente para ser viviendas, como podrían ser vagones de tren, autobuses, contenedores, carros, caravanas, palets, etc. Elementos que son fácilmente apilables entre ellos o elementos fijos que pueden servir para resguardarse de las inclemencias del tiempo. O vehículos adaptados a las comodidades pero perfectamente movibles para su papel de pequeñas localidades efímeras.

Los ejemplos más fáciles de entender serían los circos, las romerías tipo Rocío, el Ramadán, los asentamientos de acción social por diversos problemas de gran envergadura, incluso los asentamientos temporales en los suburbios de las grandes ciudades para personas migrantes que llegan sin recursos de ningún tipo, o los campamentos de trabajo temporal. Todos ellos, dentro de las inmensas diferencias motivacionales, beben del mismo concepto de urbanismo efímero y nómada, adaptado a los momentos puntuales y a las posibilidades económicas de sus moradores, pues también en el urbanismo efímero hay clases sociales.

Indignos mini pisos en Madrid y Addis Abeba

Esta imagen superior es de Madrid, de hace una semana, a las nueve de la noche, cuando los turistas de la Plaza Mayor se van a cenar a las calles adyacentes y dejan la Plaza Mayor más vacía, sobre todo los soportales. En todas las grandes ciudades del mundo hay pobreza absoluta. En todas ellas hay barriadas apartadas de los centros e indignos lugares de los centros que acogen a diversas clases de personas sin futuro.

Las propias ciudades logran que estas personas no se vean. Bien apartándolas de las ciudades hacia zonas casi cerradas y escondidas, bien permitiendo que se acojan entre ellos en rincones que pasan totalmente desapercibidos al resto de habitantes de las ciudades, o bien como en este caso, permitiendo sólo que se utilice las zonas más públicas, durante determinadas horas.

Como en esta imagen, hay durmiendo sobre las 100 personas en la zona de la Plaza Mayor de Madrid. Con estas mini viviendas de cartón con doble protección sobre el suelo. 


En la imagen siguiente se pueden ver las mini viviendas de la ciudad de Addis Abeba en Etiopía. Un país de mucho hambre y de injusticias constantes. Es del año pasado. ¿Hay muchas diferencia? ¿Tal vez en el número de viviendas de este tipo? Cuando un país como España o como la mayoría de los europeos, no saben resolver este problema urbano de indignidad social, algo estamos haciendo muy mal en el siglo XXI.

Ciudadanos en transición hacia la sostenibilidad

Mientras alguno todavía dudan de que exista en verdad el cambio climático y la insostenibilidad del actual consumo desaforado y las emisiones contaminantes sin control, el mundo se ha puesto enteramente manos a la obra, siendo las ciudades las que están liderando estos ejercicios de responsabilidad colectiva, para hacer sostenible el planeta, o al menos menos duros los cambios.

Hablábamos aquí de los proyectos de “Ciudades en transición” que ya están llevando a cabo diversas ciudades de todo el mundo. Buscando sobre todo emisiones cero a costa de un menor consumo de energías fósiles. Y la implicación de toda la sociedad en su propia responsabilidad consumista, para que el mundo sea más sostenible.

Es cierto que algunos países en vías de entrar en el primer mundo industrial, ahora se quejan de que precisamente y tras muchos años de un descontrol total sobre las emisiones contaminantes de todo tipo, sea ahora cuando ellos quieren crecer, cuando se intente cortar de raíz todo proceso de crecimiento industrial sencillo y barato. Es también una forma política de controlar el crecimiento económicos de estos países.

Lo demostrado es que si no se toman medidas urgentes pero además contundentes en nuestras formas de vida, vamos camino con el actual proceso tan rápido de desarrollo global, a una situación muy insostenible.

No tiene ninguna explicación con sentido común, que seamos capaces de admitir el problema que supone la gasolina y el diesel, y no potenciemos el vehículo eléctrico con urgencia. Tampoco que no seamos capaces de revertir los actuales modelos de transporte entre países, por sistemas mucho menos contaminantes. Los camiones por carretera deberían tener un tiempo de adaptación y potenciarse más los transportes por tren y avión.

Pero posiblemente y en contra de toda la actual economía y sus sistema de autoalimentarse, seamos los ciudadanos como consumidores, los que más debemos cambiar de hábitos. Ese consumismo absurdo de comprar fresas en invierno, de cambiar de aparatos antes de hacerse viejos, de estar siempre endeudados por el consumismo, supone unos costes de producción, de transporte y de distribución, medido en contaminación y en consumo de materias primas, que resulta insoportable si todos los habitantes del planeta queremos acceder en igualdad de cantidad consumida.

Barrios pobres y barrios ricos en Barcelona

La pobreza se contrasta con la riqueza para poderla medir, unas sociedades contra otras, sobre todo en las grandes ciudades, que es donde más observamos las diferencias que hay incluso entre barriadas vecinas, en zonas de la misma ciudad que muchas veces están separadas por una gran avenida, un río o una zona industrial y que están totalmente separadas socialmente por unas diferencias económicas y de calidad de vida que son enormes.

Podemos ver ahora en el plano, el ejemplo de Barcelona con los datos del año 2015. En esta gran ciudad, seis de los diez barrios más pobres del año 2014, han ampliado su pobreza, se han separado más de los barrios más ricos. Y mientras el barrio de Pedralbes con 11.700 habitantes repite como el Distrito con la renta más alta (con 250,5 puntos), en la parte más baja de la tabla de ingresos estaría la zona de Ciutat Meridiana con 10.200 habitantes (34,5 puntos) desbanca a Trinitat Nova (35,6 puntos) como barrios más pobre de Barcelona. Más de 7,2 veces de diferencia media en la renta familiar de sus vecinos, entre Pedralbes y Ciutat Meridiana.

El concepto de pobreza o riqueza es muy relativo en las grandes ciudades. Aquí no se contempla a las familias o personas individuales que no están empadronadas. Tampoco a los que cobran parte de sus ingresos fuera del sistema legal de impuestos. Esto contrastaría todavía bastante más estos datos.

La pobreza no se debe basar tanto en estos datos estadísticos, como en el acceso real a los servicios de la sociedad. Aquí es donde vemos el diferente grado de acceso según el tipo de personas que analizamos. Con iguales ingresos, los migrantes tienen menos pobreza real, pues entre ellos se ayudan sobre todo a informarse de los sistemas de apoyo social. Menos también las familias con hijos pues reciben ayudas en especie y tienen mejores accesos a la educación o a la sanidad.

En cambio las personas de la tercera edad y sobre todo si viven solas, incluso con ingresos más altos o con algunos ahorros, en realidad son mucho más pobres reales que otros grupos sociales con menores ingresos, pues su acceso a los servicios es menor, por dificultades de comunicación, de salir a la calle, de relación social.

En estos tiempos es fundamental ayudar a las personas en la medida en que se les pueda dotar de medios para salir de su pobreza real, que no siempre es con ayudas económicas. Buscarle un trabajo a una personas que está indefensa por diversos motivos, acompañarla al médico o a pasear al parque a un anciano, ayudarle en la compra, hacer regalos de Reyes a los niños, es por poner algunos ejemplos sencillos, una forma simple de ayudar a salir parcialmente de la pobreza real, con poca ayuda económica. Y sin duda, la mejor manera (y más fácil) de ayudar a salir de la pobreza a ciertos colectivos, es darles compañía y seguridad personal.

¿Qué es “Ciudades en Transición” y sus planteamientos?

El movimiento de Ciudades en Transición nace en el año 2006, en la ciudad de Totnes, Reino Unido, como una iniciativa local pero con un enfoque global, basado en la experiencia del profesor de permacultura Rob Hopkins en Irlanda el año anterior. Existen hoy en día más de 750 iniciativas de Ciudades en Transición en todo el mundo y siguen creciendo los apoyos.

Este movimiento nace de la realidad en la que el mundo está inmerso en este nuevo siglo, con un consumo desaforado de energía basada en el petrolero que significa dentro de poco tiempo el fin del petróleo barato y por ello una caída profunda de nuestras maneras de funcionar.

Y por otra parte, el cambio climático y la sostenibilidad del sistema energético actual más la urgencia de la crisis ecológica en general, representan amenazas actuales y en aumento de las que medimos muy mal las consecuencias y que nos obligan a realizar políticas totalmente diferentes en las ciudades, que es el ámbito de actuación primario de este movimiento.

El movimiento se plantea la básica pregunta de…: ¿Cuál es la capacidad de resiliencia de nuestras sociedades? ¿Tenemos una verdadera capacidad de responder en forma creativa a dichas crisis adaptándonos a la situaciones que vayan viniendo? ¿Estamos condenados a desaparecer como la organización social actual, ya que no somos capaces de adaptarnos a los cambios?

Las Ciudades en Transición buscan crear y cambiar en un territorio (ciudad, pueblo, comarca, barrio, urbanización) por los ciudadanos y vecinos, a veces en colaboración con las autoridades locales, una serie de cambios y medidas. Ideas Fuerza que se basan en cuatro brochazos muy simples.

 Hay que reducir el consumo energético y tomar decisiones ya! desde el positivismo social. Tanto en aspectos globales, de ciudad como en aspectos personales, del yo.

 Nuestra sociedad actual es vulnerable y poco sostenible. Hay que dar más información del punto en el que nos encontramos.

 Hay que reducir las emisiones contaminantes, relacionadas con la energía fósil y aprender a ser más resilientes en nuestra actual sociedad

 Hay que lograr objetivos positivos para la sociedad, cambiando modos y vínculos sociales. La participación bien informada es imprescindible. La organización y la autoorganización debe ser el motor básico.

Una de las medidas claras se basa en una mayor autosuficiencia, encontrar las soluciones que le convienen a cada ciudad en función de sus recursos y de sus problemas, en colaboración con las actividades económicas y sociales ya existentes para que vayan en la misma dirección sostenible de reducir la acción sobre lo que es negativo.

Hay que convertir en “positivo” todo camino que emprendan las ciudades hacia transición y activando la idea de movilización activa e informativa que la dirija. El ciudadanos debe conocer en qué punto nos encontramos y las ventajas que tiene para el futuro ponernos a trabajar ya por estos temas.

La ciudad es lo más cercano a la persona, donde más conoce cada ciudadano lo que se puede y debe hacer. Por eso es donde resulta más fácil su implicación. Las ciudades son abiertas y diferentes, lo que permite además adaptar las acciones a cada caso concreto. No es lo mismo una ciudad muy horizontal a una vertical, una comercial a otro totalmente industrial, una con muchas zonas verdes a otra más dura, etc.

Pero en todas ellas la reducción energética de todo tipo de energías es un hecho indiscutible ante la realidad del alto consumo del petróleo y la inviabilidad (de momento) de otras formas de energía —exceptuando la nuclear, cuyos problemas ecológicos, de seguridad y sociales todo conocemos o imaginamos— y admitir desde el primer momento que el sistema económico nos seguirá negando la crisis energética buscando que nada cambie.

Hay que trabajar mucho más para mitigar los efectos del cambio climático, explicando la realidad de este, repartiendo los costes de acuerdo con las responsabilidades e introduciendo un componente de clases sociales que de momento está ausente en los planteamientos de Ciudades en Transición. El propio cambio climático no afecta por igual a todas las clases económicas. Las hay que pueden cambiar sin problema de localización, mientras que otras deben permanecer por obligación atadas a un territorio, aunque lo hayamos destrozado.

Proyecto Walking People en Madrid - Gente que camina

Esta columna informativa está en una céntrica plaza de Madrid. Tan solo informa, no hace nada más que ser un lugar de encuentro y de información. 

En las grandes ciudades también hay que hacer vida deportiva sencilla, del deporte más fácil de todos. Andar. 

Proyecto WAP Walking People, rutas para caminar en el Madrid más duro.

Rutas parecidas hay en todas las grandes ciudades españolas, pero en la medida en que crecen las ciudades, parece más complicado lograr rutas atractivas por las que intentar caminar sin que eso parezca un paseo absurdo por el tráfico denso.

Para ello los parques urbanos son imprescindibles como islas en medio de las ciudades y que sirven para precisamente complementar los trayectos urbanos, por libre o dirigidos, realizados para hacer ejercicio a una velocidad determinada. Andar es sencillo, pero también es necesaria una técnica para que el caminar durante unos kilómetros sea beneficioso para la salud. Y elegir unos trayectos bien diseñados por profesionales de la salud y el deporte.



Velocidad, calzado, zonas en la medida que sea posible podamos ver al menos paisajes naturales, lugares tranquilos y sin ruidos, zonas con poca gente para que caminar no sea un ejercicio de evitar barullos, posición correcta, compañía que comparta el ejercicio contigo, algo de calentamiento y consejos sobre hidratación, compromiso con la actividad y con las personas que hacen el mismo ejercicio, etc. 

El Ayuntamiento de Madrid ha participado en el proyecto WAP (Walking People - Gente que Camina), financiado por la Unión Europea, cuyo objetivo es fomentar la actividad física y la movilidad peatonal en las ciudades grandes.

En este proyecto participan otras ciudades europeas como Florencia, Dresde o Nova Görica, y ha permitido la creación en Madrid de una red de 50 kilómetros de paseos señalizados, distribuidos en nueve circuitos con rutas adaptadas a diferentes grupos de población.

Dos de estos nueve circuitos están localizados en el centro histórico, con un diseño orientado a fomentar la movilidad sostenible y el valor turístico de Madrid. Los siete restantes, ubicados junto a los Centros Madrid Salud de Arganzuela, Ciudad Lineal, San Blas, Usera, Villa de Vallecas, Vicálvaro y Villaverde, están orientados al fomento de la actividad física y a servir de apoyo a las actividades de promoción de la salud que desarrollan los profesionales del Ayuntamiento de Madrid.

Jardines efímeros en Zaragoza

 Hemos hablado y mostrado en este blog algunos ejemplos de jardines efímeros en Alemania, y ya entonces hablábamos de las posibilidades que también se dan en España para ciertas fechas. Una de estas fechas es por Navidad, con los belenes a tamaño natural o reducido, que se montan para poder pasear dentro de ellos. Es como un pequeño jardín efímero, falso sin duda, como todos los jardines urbanos.

En Zaragoza se monta desde hace ya muchos años este Belén a tamaño natural con la configuración de un pequeño pueblo que se puede visitar y observar oficios, figuras y casas, hasta llegar al final donde está el pesebre. Es gratuito, lo monta el Ayuntamiento y está instalado en la plaza más grande de Zaragoza, en la Plaza del Pilar.

El paseo por su interior es un ejercicio para niños o adultos, para creyentes, ateos o agnósticos, pues se trata de una representación como si estuviéramos dentro de un pequeño parque temático. No es pecado entrar, ni es pecado no entrar.

¿Su coste? Pues si, todos los trabajos de jardinería en Zaragoza los lleva una empresa, pero hace unas décadas los realizaba el personal municipal de jardinería. El costo es sobre todo mano de obra, y algunas especies vegetales que luego se emplean para replantar en algunos parques. Incluso la tierra y la base de todo este jardín efímero se emplea para rellenar un parque determinado, al que poco a poco se le ha ido ganando espacio en altura para nivelarlo con las zonas ya ajardinadas que le rodean. El mayor coste de todo trabajo es no ser aprovechado.

Pequeñas islas verde en el urbanismo de Bélgica

En muchas ciudades europeas de tamaño no muy grande se pueden ver espacios verdes a modo de plazas, pequeños parques junto a los grandes edificios de barrios residenciales, con pocos elementos y construidos a modos de pequeñas islas verdes para descansar o para esponjar las zonas. Son espacios con algunos bancos, juegos infantiles, mucho verde y grandes árboles, en muchos casos simulando pequeños paisajes naturales con relieves, para crear un urbanismo de silencio, de calma.

Estas imágenes son de un barrio de Gante en Bélgica, donde podemos ver como los edificios rodean la zona verde pública. A diferencia de otros países, los espacios públicos prefieren convertirlos en zonas verdes repartidos cada poco espacio, antes de en pequeños edificios para servicios, que son instalados en los bajos de los edificios o bien de tamaño más grande pero agrupando servicios de varios barrios en uno solo.