Mega ciudades como problema de sostenibilidad

En el año 2014, la ciudad más poblada del mundo era Tokio, con 37,8 millones de habitantes, seguida por Delhi, con 25 millones, y Shanghai con 23 millones de habitantes. Les siguían Sao Paulo y México D.F., con 20,8 millones, así como Mumbai y Osaka, ambas con poco más de 20 millones de pobladores.

Los análisis y proyecciones para el año 2030, nos indican que tanto Tokio, Delhi y Shanghai continuarán siendo las urbes más pobladas del mundo, en ese orden, aunque luego les seguirán Bombay, Beijing, Dhaka, Karachi, Cairo y Lagos.

La ONU advierte que el 55% de la población mundial vive ya en áreas urbanas, y que en 2050 estas zonas concentrarán el 66% del total de la población en el mundo. Los mismos análisis advierten además que el 90% del crecimiento de la población urbana en el mundo en las próximas décadas, de más de 2.000 millones de habitantes nuevos, se concentrarán en Asia y África, en especial en los países de India, China y Nigeria.

Para el año 2050, se calcula que India añadirá unos 400 millones de habitantes urbanos a sus ciudades, en tanto que China añadirá sobre los 300 millones y Nigeria sumará otros 200 millones de nuevos pobladores a sus actuales ciudades. Ese mismo informe advierte que mientras hoy existen 28 grandes ciudades, con más de 10 millones de habitantes, en el año 2030 tendremos en el mundo 41 de esas ciudades casi ingobernables.

 El crecimiento poblacional del mundo se asentará sobre las grandes ciudades, creando nuevos problemas de sostenibilidad y de acción social, hoy imposible de predecir e intentar idear soluciones. El ser humano tiene una capacidad de adaptación a las dificultades que es tremenda, pero muchas veces esas capacidades no gustan a los que no necesitan adaptarse a nada, pues no tienen problemas. El conflicto está servido y aunque tenemos ejemplos de lo que sucede en este tipo de situaciones, ninguna nos gusta ni a los políticos, ni a los sociólogos.
 
¿De qué forma se pueden resolver positivamente los problemas personales de una familia que viva en cualquiera de estas conglomeraciones impersonales,  donde las necesidades se multiplican exponencialmente hasta lo imposible? Tan solo las propias comunidades de vecinos pueden acceder a las autoayudas, a la autoorganización social.

Crecimiento insostenible de las grandes ciudades

Todos admitimos como imparable el éxodo o la inmigración de las personas de las poblaciones menores o rurales, hacia las grandes urbes metropolitanas. Lleva muchas décadas sucediendo, y en la medida que cada país o zona mundial que despega en sus economías internas logra una industrialización mayor, más rápido se hace este movimiento migratorio interior de personas.

Pero hay un paso intermedio que nos saltamos, y que es la solución a poder gestionar este éxodo millonario con más éxito y sobre todo con más sostenibilidad. La creación o potencialización del crecimiento, de ciudades intermedias.

Si observamos el gráfico que he dejado, vemos que en 45 años los países de habla hispana aquí representados, han crecido en población pero también lo han hecho y en mayor medidas sus capitales, sus núcleos más poblados, hasta convertirse en algunos casos en auténticos mamotretos de ciudades casi ingobernables.

En casi todos los casos aumenta más la capital de la nación que la propia nación. Pero tenemos dos ejemplos clarísimos desde donde analizar que esto es insostenible. México D.F. ni Buenos Aires son ejemplos donde coparse, sino al contrario, de donde huir como planificación urbana.

Una ciudad de más de tres millones de habitantes, o una gran metrópoli que unifica a ciudades menores a las que absorbe hasta crecer por encima de los cinco millones de personas, nunca debería existir. Esos deberían ser los puntos de señal de alarma.

La pobreza oculta en una gran urbe de seis millones de habitantes solo se puede remediar con caridad. Se resuelve para evitar violencia, no por justicia sino por miedo o por labrar una seguridad y tranquilidad a costa de NO resolver las injusticias sociales.

Las políticas urbanas de los países deberían trabajar el crecimiento y el éxodo hacia ciudades desde los 10.000 a los 100.000 habitantes, y en otro escalón desde los 150.000 hasta los 600.000 habitantes. Y al revés, discriminar negativamente el crecimiento urbano e industrial de ciudades de más de un millón de habitantes.

La sostenibilidad de las sociedades, pasa por la sostenibilidad de las ciudades.

Humanizar las ciudades es quitarle violencia y molestias

Las ciudades son el elemento de vida más importante que conocemos. Las personas vivimos en las grandes ciudades. Por eso legislar para la amabilidad de las ciudades, para el sosiego, para la humanización de las urbes, es fundamental, pues de esa forma garantizamos que la mayoría no viva subyugada por unas minorías que abusan de las libertades de todos. Puede parecer un discurso carca, conservador, retrógrado, y eso es uno de los problemas de los que somos progresistas, que en muchos casos hacemos caso a las minorías simplemente por ser minorías, sin atender a las razones de que a veces no tienen razón.

La saturación de bares en ciertas calles de las grandes ciudades hay que legislar con mano férrea. Son en primer lugar negocios que buscan más negocio a costa del acercamiento de otros lugares similares. Unos atraen clientes de los otros. Más clientes, más ganancia o beneficio para los locales. Pero los vecinos de esas calles tienen los mismos derechos cuando menos, que los usuarios de las calles llenándolas de ruido, olores o molestias, fuera de horario normal.

Si en dos calles, se producen más de 200 denuncias en un año, algo hay que modificar. Si un local de copas recibe un total de 55 denuncias en un año, algo estamos haciendo mal todos, pues a partir de la denuncia número seis deberían haber saltado las alarmas.

Ruido muy alto, excesivo aforo, bebidas en la calle, menores tomando alcohol,vasos de cristal en la calle, horarios no respetados, violencia, suciedad excesiva, uso de los portales como mingitorios o como zonas de sexo, música excesiva, falta de licencia de apertura, cambio de propietario o de responsable con una asiduidad tremenda para que nunca haya alguien a quien reclamar legalmente, empresas sin registrar, peleas, violencia verbal contra los vecinos, etc.

Las ciudades deben cuidar estos abusos, más si se producen entre las calles de barrios residenciales. Y si no se puede actuar con celeridad, hay que cambiar las leyes con urgencia. Cualquier calle de cualquier ciudad debe ser un lugar para la convivencia. Sin restar un ápice a la libertad de empresa o individual de divertirse como se desee. Pero siempre compatibilizando la humanización de las calles, barrios y ciudades. El resto es NO gobernar. Y no tiene nada que ver con ideologías.

Urbanismo simétrico y repetitivo

Una piscina pública en cada esquina
Estas tres imágenes son de una misma ciudad española. Curiosas formas geográficas de urbanismo engañoso, pues parece lo que no es. Cada vecino de estas casas adosadas creen que la suya es única, es diferente, es “la suya”. Y ese tiene que ser el éxito del hogar, creer que es el tuyo y el único.

Pero la realidad nos enseña que es todo artificial, que se han creado centenares de casas iguales como fichas realizadas en una máquina de piezas iguales, en horizontal en vez de en vertical, atendiendo a que el terreno era barato en la afueras de una gran ciudad.

Una avenida de servicios en el centro
Los servicios comunes son escasos y lejanos. El uso del coches es imprescindible. Más bien de los coches, pues al menos se deben tener dos para poder funcionar con una cierta libertad. Comprar el pan, ir a la farmacia o tomar un refresco en el bar, requiere unas distancias que casi todo el mundo que habitan estas islas artificiales, recorren en su propio vehículo. Es urbanismo artificial, que se diferencia en el color del coche en la puerta, o en los cuadros de la pared. Todo es impersonal, pues los vecinos más que acompañar, molestan con sus ruidos o sus olores, sus humos o sus estridencias. No hay esa vecindad típica de quien en horizontal parecería más fácil de relacionarse con sus cercanos. Sucede en muchos de estos espacios adosados artificiales.

Una gran plaza y parque central y un Centro Comercial a la derecha
Estamos hablando de una ciudad cercana a Madrid pues su distancia es tan solo de unos 14 kilómetros. Hablamos de Getafe, que con unos 180.000 habitantes es mucho más grande que muchas capitales de provincias españolas. ¿Este es el urbanismo que deseamos para nuestras ciudades?

Gimnasios al aire libre o Street Workout en Zaragoza

Las zonas verdes cada vez más se utilizan para realizar ejercicios y gimnasia al aire libre. Un uso muy recomendable, la capacidad de oxigenarse es mayor, como lo es la de disfrutar con el ambiente que nos rodea. Pero los ayuntamientos deben poner fácil ciertas prácticas, a través de reglamentos o de equipamientos no siempre caros, que facilitan el uso y la práctica de la gimnasia para todas las edades.

Ahora está de moda montar pequeños elementos de madera para practicar lo que algunos llaman “street workout” y que traducido es simplemente ejercicio al aire libre. Ejercicios diversos adaptados a diversas edades y a diferentes capacidades. Hasta ahora era normal encontrar en algunos parques de barrio herramientas estáticas para que practicaran pequeños ejercicios las personas de la tercera edad, pero cada vez es más normal que se vayan montando gimnasios estáticos para la práctica de calentamientos y ejercicios de mediana potencia. Un paso más, muy positivo, pues tras los niños y la tercera edad, también los adultos deben poder practicar al aire libre, con estructuras acordes.

Urbanismo de la pobreza y la riqueza

Hay muchas clases de pobreza, aunque menos que clases de riqueza. Y curiosamente y en contra de lo que sé que pensáis la mayoría, hay muchas personas que desde dentro de la riqueza no están bien y desearían (o logran) salir de ella, y al contrario muchas personas que desde la pobreza no quieren salir de ella y la prefieren a otra situación.

Aquí es donde entra la primera duda ¿qué es la pobreza y la riqueza social, personal, colectiva, real? ¿Es siempre la pobreza sinónimo de desgracia y la riqueza de éxito y felicidad?

Si medimos la pobreza o la riqueza por nuestra capacidad de adquirir, nos estamos equivocando. Decimos algunos que no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita. No hay que ser asceta, pero tal vez más austero en estos tiempos de consumismo desaforado.

En las sociedades más pobres, en relación siempre con los datos estadísticos de las más ricas, hay personas que disfrutan de una gran felicidad. Y en las sociedades ricas, incluso opulentas, hay personas que están muy descontentas con su vida, y que desean cambiar y no siempre pueden, de su condición social.

Creemos que dejar de ser rico es muy sencillo. Bastaría con dejar “de tener”. O incluso con tener pero no emplear, no consumir, no utilizar. Pero sabemos y conocemos a jóvenes a los que les cuesta mucho empezar un vida a su gusto, desde situaciones de riqueza. No tienen libertad para decidir, pues los condicionantes les “obligan” a mantener las apariencias y los estatus sociales. Tanto en clases medias como en clases altas.

Y sabemos y conocemos a sociedades pobres, incluso muy pobres, que no admiten ayudas o cambios en sus estructuras sociales, pues no les representan más felicidad. Es pues todo muy relativo, y si se intentan resolver problemas, hay que dejarse atrás los concepto con los que cargamos como mochilas y tal vez plantearnos que nada es estático ni está compartimentado en bloques estancos.

A la hora de hacer urbanismo esto es muy importante. El urbanismo se realiza para llenarlo de personas. Sin estas, nada de lo que se realice servirá para nada. Aunque sea precioso, carísimo, muy útil, moderno o en línea con lo que se hace en otros lugares. La sociología es imprescindible para saber trabajar el urbanismo con la única variable que sirve. “Que sea aceptado y utilizado por la sociedad”.

Pero claro, si nos basamos tan sólo en eso, nunca cambiaríamos nada. Incluso los errores urbanos, tras ser aceptados, tampoco se podrían cambiar. Y aquí es donde entra la mezcla de psicología social, sociología e inteligencia emocional, urbanismo y arquitectura, para saber darle la vuelta a los problemas, sin crear otros nuevos. Siempre existirá una tensión, para hay que analizarla antes de ques e produzca y conocer y planificar sus posibles soluciones intermedias.

Por suerte llevamos más de un siglo analizando problemas y comportamientos sociales, y curiosamente, se repiten ante problemas que a veces nos parecen diferentes pero que no lo son. Por eso hoy tenemos más facilidad para no equivocarnos a la hora de diseñar propuestas, ideas, cambios o nuevos urbanismos totalmente diferentes.

Parece una calle…, y sí, es una calle de plástico

Parece una calle porque es una calle. Parece un barrio extraño porque también lo es. Son decenas de calles de plástico, todas paralelas, llenas de plantaciones de verduras para los mercados europeos. 

Dentro de estas calles hay también salas para dormir o descansar, pequeñas zonas para ducharse o ir al baño, zonas de convivencia para cuando se acaba el trabajo y todxs están rendidos o derrotados. 

Una pequeña localidad de plástico como muchas de Almería donde viven y conviven, mal viven e intentan mejorar, decenas de personas. Siempre son personas, trabajadores baratos para que el precio se los productos encaje entre los beneficios de los propietarios de la tierra de estos pueblos de plástico. 

No, no hay parques.

Nota.: La imagen NO es del autor del blog, es de una exposición sobre inmigración de CentroCentro.

Avenidas verdes para evitar el ruido de los coches

Esta imagen no dice nada, pero representa una herramienta muy utilizada en las grandes ciudades para evitar ruidos. Es una pantalla natural a modo de parque que separa en tres alturas distintas y con tres caminos que discurren a lo largo, una gran autopista de un barrio residencial. 

En esta caso es la continuación del parque de la Fuente del Berro en Madrid, en lo que han llamado Parque Sancho Dávila y que separa la M30 de unas zonas residenciales en el barrio de Las Ventas y Fuente del Berro

Estos 40 a 50 metros de "calles" verdes con grandes árboles hacen que esta zona verde absorba el ruido, parte de la contaminación, y se logre separar visualmente lo que debe ser una zona tranquila de otra totalmente artificial. 

Pero también tiene un uso callado pero bastardo. Es una reserva de espacio por si en un futuro la autovía rápida necesita crecer en más carriles, dejando sin efecto sus diseños útiles para el barrio.  En estos tiempos esto sería casi imposible por la presión vecinal en ciudades con sistemas democráticos de defensa, pero no es así en ciudades déspotas.


Troncos viejos de árboles en segunda actividad. Madrid

Con los troncos de los árboles muertos se puede hacer algo más que serrín. Esta imagen es del parque de La Fuente del Berro en Madrid. En el camino que lleva a los juegos infantiles han preparado con troncos secos esta composición artística que termina con una frase que os dejaré en la siguiente entrada. 

Ahora no voy hablar de arte urbano en un camino, sino de la utilidad de unos troncos viejos para que los niños jueguen de otra manera menos convencional. Es posible trabajar con buenas ideas y pocos presupuestos, en las zonas verdes urbanas.



Brotes verdes nuevos que anuncian la primavera

Vuelve la vida natural y de forma natural, vuelve la esperanza del verde nuevo, los parques se nos van llenando poco a poco de nuevas hojas, de brotes verdes, de esa realidad natural de que vuelve esa primavera que empieza siempre antes de marzo, para decirnos a los vecinos que se acaban los días grises, apagados, lluviosos y que nuestros parques esperan el color

Espacio lúdico y deportivo para la tercera edad


En los pequeños parques de barrio es habitual poner espacios a modo de juegos deportivos para personas mayores. Este ejemplo se puede ver en la zona del Picarral de Zaragoza, pero existen en muchas ciudades españolas. Con un solo elemento se pueden realizar hasta 13 ejercicios diferentes para las personas de la tercera edad, para brazos, pies, manos, brazos y cintura. Sin duda una excelente forma de aprovechar los espacios con una inversión pequeña en un solo elemento.


Sociología de la pobreza y sus características

El antropólogo americano Oscar Lewis estudió la pobreza desde una óptica dura, a veces mal entendida, anticipándose de alguna forma al sentimiento social actual, el de una parte de la sociedad occidental que entiende la pobreza como una responsabilidad compartida entre los gobiernos, la sociedad y los propios actores que no desean salir de su situación. Nadie quiere ser pobre, pero es cierto que algunos colectivos no desean abandonar con facilidad sus costumbres sociales, que forman parte ancestral de sus experiencias vitales durante siglos.

No todos los colectivos sociales desean vivir como sedentarios, y ante el nomadismo hay como en casi todo, clases económicas que saben vivir con una calidad o con otra, su particular manera de “estar” en la sociedad. Se puede ser nómada y lleno de lujo, o ser nómada desde la más absoluta pobreza.

Pero volviendo a la pobreza y a los rasgos que según Oscar Lewis, caracterizan la cultura social de los colectivos más desfavorecidos, vamos a realizar un listado de esas características que a veces parece más unas marcas sociales que unas realidades, pero que se mantienen por diversos motivos entre las clases con menos recursos.

  • Lucha constante por la vida, por sobrevivir
  • Periodos vitales alternativos entre ocupación y desocupación
  • Odio a la policía y a los gobiernos de todo tipo
  • Desconfianza casi total a la justicia, teniendo la suya propia
  • Bajos ingresos, se dediquen a un trabajo o a otro
  • En casi todos los casos, desafección total hacia la religión
  • Fuerte orientación hacia vivir el presente, sin planificar nunca el futuro
  • Actividades laborales, productivas o culturales muy primitivas y básicas
  • Ausencia de ahorro en cualquier periodo de su vida
  • Falta de dinero en efectivo y gasto según sus ingresos
  • Ausencia de reservas alimenticias en sus hogares
  • Compras constantes en pequeñas cantidades de alimentos
  • Uso del empeño de ropas, joyas y objetos, como modo de financiación
  • Tendencia a solicitar préstamo a usureros
  • Uso de objetos, ropas, muebles, vehículos, etc. de segunda mano
  • Unas relaciones familiares y de pertenencia, muy altas
  • Un machismo y patriarcado muy profundo

Estos rasgos sociales no se dan sólo en el colectivo más conocido como podrían ser los gitanos, es también común en colectivos cerrados de pobreza o incluso son rasgos que se amplían entre las personas que se quedan orilladas en una sociedad cada vez más dura y que más personas aparta hacia la pobreza. Son rasgos de autodefensa en muchos casos, pero que a veces les aúpan a más pobreza todavía. La formación y educación en estos colectivos es fundamental, para que no queden atrapados en esta espiral.

Urbanismo nómada de caravanas buscando trabajo

Con el nombre de "Circo Internacional" hemos visto pasar por nuestras ciudades numerosos espectáculos, mayores o menores, de más o menos calidad en el espectáculo. Estas caravanas estacionadas temporalmente en el barrio de las Delicias de Zaragoza, junto al antiguo Cabezo de Palomar, nos muestran la imagen de lo que sería una ciudad nómada, que intenta sobrevivir con sus espectáculos, con el trabajo que mejor saben hacer.

Es el concepto de el nomadismo emigrante laboral, que sin un lugar fijo para poder vivir y trabajar, se movía entre ciudades europeas buscando fiestas o momentos de vacíos de entretenimiento urbano, para poder recoger unos dineros que les permitiera seguir viviendo y viajando. Urbanismo efímero, nómada como existió durante muchos siglos en todo el mundo, de forma indigna, pobre, donde cada personaje del circo ejercía varios trabajos de todo tipo. incluso los caballos eran los motores del transporte o los actores de algunos ejercicios cirquenses.

Eran varios matrimonios de nómadas gitanos húngaros y yugoslavos, que con sus hijas e hijos, conformaban esta bohemia y pobre caravana que ofrecía itinerantes espectáculos con orquesta, gimnastas, alambristas, equilibristas, antipodistas, y trapecistas. Curiosamente ejercía de director un gitano nacido en Orense. Esta imagen es del año 1970.

Urbanismo de la pobreza más indigna en Zaragoza

Este urbanismo fue de España, una dura imagen de un suburbio de Zaragoza del año 1964. Media siglo ha pasado, poco más de 50 años es lo que diferencia a las ciudades españolas de otras ciudades del mundo más pobre. No es tanto. Hoy parece impensable que estas imágenes se vuelvan a producir en España, pero en falso. Siguen existiendo los asentamientos de pobreza extrema, por mucho que se intentan evitar. Asentamientos con las mismas realidades sociales, con idénticos problemas.

La inmigración de la pobreza es una realidad que (casi) siempre va unida en sus dos conceptos. Inmigración y pobreza. Y el inmigrante cuando tiene que huir de su propio territorio es por la condiciones de vida, intentando buscar zonas mejores. Y como nunca es aceptado (aunque a veces lo parezca) se agrupan entre ellos formando asentamientos, barrios pobres que se transforman en más pobres, junto a problemas de limpieza, sanidad, indignidad, inseguridad, desempleo.

Esta imagen es del fotógrafo aragonés José Antonio Duce, reflejando lo que fueron las famosas graveras del barrio de La Paz. Un espacio vacío, aledaño a un barrio de emigración rural hacia la capital. Durante años aquel asentamiento casi en su totalidad de personas de etnia gitana vivieron en condiciones indignas en un gueto al que casi no podía entrar ni la policía. La solución vino con el traslado de aquellas familia a otro asentamiento más digno dentro de la extrema pobreza y los concpeto equivocados del urbanismo válido. Y se creó el poblado de Quinta Julieta que simplemente trasladó los problemas un par de centenares de metros, hacia barracones prefabricados en vez de casetas de obra. Aquella solución también hubo que destruirla tras buscar la solución lógica de intentar poco a poco una integración, con la mediación y negociación con las familias más integradas.

Y surgieron unos edificios en un barrio de Zaragoza, donde se trasladaron estas familias a viviendas nuevas y de calidad, mezcladas con familias zaragozanas a las que se les facilitó una vivienda nueva. Incluso se acompañó el trabajo social de algunas familias voluntarias que se fueron a vivir a esas comunidades de vecinos, para desde dentro templar problemas.

Grupo cerrado Francisco Caballero de Zaragoza

Este ejemplo de urbanización cerrada es de la ciudad de Zaragoza, junto a la calle Luis Vives, llamado “Grupo Francisco Caballero”. Unos bloques de viviendas con siete décadas de vida, edificados en la zona en expansión de aquellos años, junto al Parque Grande José Antonio Labordeta, que han aguantado muy bien el paso de los años, con reformas y cuidados de sus comunidades de vecinos, hasta tener hoy unos excelentes ejemplos de urbanización cerrada de alta calidad, ya casi en la zona mejor de la Zaragoza actual, con zonas verdes interiores muy cuidadas, edificios de poca altura donde se puede convivir de forma cerrada dentro de una gran ciudad.

Tuvieron su origen en un concurso nacional convocado por el Ayuntamiento de Zaragoza en 1940 para la construcción de viviendas protegidas en una de las manzanas provenientes de los terrenos de la SZUC, para construir viviendas en régimen de protección, por lo que quedaría bajo la supervisión y aprobación del Instituto Nacional de la Vivienda.

Al concurso concurren proyectos firmados por arquitectos de reconocida valía en la ciudad, pero se elige y premia el plan presentado por dos jóvenes arquitectos zaragozanos con poca experiencia profesional previa: Alejandro Allanegui Félez (titulado en 1934 y muy vinculado a Regiones Devastadas) y José de Yarza García (titulado en 1933). La construcción del grupo de viviendas se realiza entre los años 1942 y 1945.

Los arquitectos proyectan 113 viviendas a partir de cinco tipos basados en tres modelos diferentes, con dos grandes patios interiores y una arquitectura semiabierta con facilidad para interactuar desde la casa a la calle. Las viviendas se diseñan como uso para una familia con hijos como módulo (la “Ley de protección a la vivienda” obligaba a ello). Como consecuencia, la vivienda más pequeña incluía, además de cocina, comedor y aseo, un dormitorio de matrimonio (capaz para contener una cuna) y dos habitaciones más para los hijos (cada una con capacidad para dos camas individuales).

Las viviendas se realizan con materiales modestos, y con servicios en los bajos como tiendas de proximidad de lo más básico, en una zona que estaba bastante despoblada en aquellos años, junto a los jardines interiores a modo de ocio y zona de juegos para niños. 

El segundo aspecto relevante es comprobar cómo en el proyecto están muy presentes los principios de vivienda mínima (en cuanto a condiciones de orientación, distribución o infraestructuras básicas) defendidos por el racionalismo constructivo.

En total el grupo proyectado era capaz para dar alojamiento a 794 personas, aunque nunca llegó a ocuparse completamente. La adscripción de las viviendas siguió un orden de prioridades que daba preferencia a los funcionarios del Ayuntamiento y de otras instituciones, quienes fueron los beneficiarios mayoritarios. La adjudicación se llevó a cabo mediante el sistema de venta, llegándose a acuerdos con la Caja de Ahorros de Zaragoza para que facilitase los préstamos necesarios a los nuevos propietarios.

Uno de los aspectos más atractivos del diseño de la manzana proyectada por Alejandro Allanegui y José de Yarza es su concepción a base de tres grandes bloques en L que se combinan de manera que generan dos patios interiores de diferente tamaño y comunicados entre sí, tanto para el acceso como para facilitar que los niños puedan ser vigilados en sus juegos desde las propias viviendas.

Al interior de los patios se accede a través de tres arquerías situadas entre los bloques de viviendas, solución que hace ganar en comodidad y en intimidad el funcionamiento de la vida diaria de los vecinos.

Flor de la pasión o passiflora

Os dejo una flor hermosa y con un olor muy característico. Una passiflora, una flor de la pasión o maracuyá o pasionaria azul. Una flor de sudamérica que ya está en muchos de nuestros jardines y campos, sobre todo por su hermosa flor y por lo bien que soporta climas duros y muy fríos. Con sus frutos, comestibles pero algo sosos, se hacen también infusiones.

Mejor mantenimiento de los parques y zonas verdes

Uno de los debates constante que hay sobre las mesas de los ayuntamientos de las grandes ciudades es decidir quién debe cuidar y arreglar las zonas verdes de estas, cada vez más grandes y con más exigencias desde los vecinos a que tengan una calidad entre media y alta. En España durante las últimas décadas, del cuidado de los parques y zonas verdes se ocupaban diversas grandes empresas, que cogían las contratas de mantenimineto, con diverso resultado. No todas han funcionado mal, muchas de ellas regular y algunas de forma muy deficitaria.

Puede parecer con los análisis internos, que saldría más económico que estos servicios volvieran a los ayuntamientos, pero sin duda de lo que no existe debate, es de que se haría mejor y con más control municipal y vecinal. La tendencia desde los ayuntamiento no gobernados por la derecha, es volver al sistema del servicio municipal propio, y no a base de contratas a grandes empresas,

Tocones de Zaragoza, sin arrancar

Esta imagen nos muestra un ejemplo más del trabajo mal realizado en el mantenimiento de los parques urbanos. Es el Parque Oriente de Zaragoza, un parque de Distrito, que contaba con numerosos árboles de gran porte, antiguos, que poco a poco fueron cayendo por una mala asistencia ante las inclemencias del tiempo. Y me refiero sobre todo al fuerte aire, al Cierzo zaragozano.

Este árbol cayó en la primavera de 2016, la imagen es del 1 de febrero de 2017. No fue el único, cayeron otros tres más en el Parque de Oriente. Todos ellos llevan más de medio año en esta situación absurda, sin terminar de limpiar, de arrancar, de resolver.

Ya no es que se pida a la empresa que realiza el mantenimiento, que intente evitar que caigan estos árboles, a costa de mejores podas y de sistemas que eviten las caídas por el aire. En Madrid y con árboles de gran porte lo resuelven, apoyándose entre ellos con unos sistemas de tirantes.

Lo que no es admisible es que tras tantos meses, sigan los tocones en la misma posición de caída, sin terminar de hacer el trabajo de limpieza y arranque. ¿Quien tiene que ordenar que esto se haga de una vez?