Urbanismo de hace 1.900 años. Mismas necesidades que hoy

El poeta romano Décimo Junio Juvenal vivió entre los siglo I y II de nuestra era, y es sobre todo conocido por sus poemas y, sátiras, ampliamente estudiados. Pero hoy vamos a dejar un texto en el que se refiera a la forma de vida urbana en una ciudad romana. Vamos a observar en estas pocas líneas, que sus deseos, lo que para él era un lujo urbano, no difiere tanto de lo que seguimos considerando un lujo en la actualidad.

Vivir en un adosado, con un jardín pequeño, alejado del ruido y los atascos, y con agua suficiente para regar con poco esfuerzo. Has pasado 1.900 años y ahora tenemos wifi. Pero los deseos reales de felicidad siguen siendo la calma, la paz interior, la tranquilidad y el contacto con la naturaleza. Más en estos tiempos de confinamientos obligados, que nos han hecho cambiar algunas ideas sobre lo que de verdad es la calidad de vida urbana u personal.

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Si podeis hacer frente a la perspectiva de renunciar a los juegos públicos, comprar una casa de propiedad en el campo. Lo que os cueste. No ascenderá a más de lo que pagais aquí por una renta anual, por una miserable buhardilla mal iluminada.

Con un jardín añadido a la propia casa y un pozo con una alberca poco profunda, que os evitará extraer y acarrear agua cuando vuestras plantas necesitan ser regadas.

El insomnio causa más víctimas entre los romanos enfermos, que cualquier otro factor o dolencias más comunes, como la acedia y las úlceras contraídas por el exceso de comer.

¿Cuantos de entre vosotros, os pregunto, podéis conciliar el sueño en vuestro alojamientos? Dormir toda la noche de un tirón. Y eso es lo esencial del problema, que solo es privilegio de los ricos.

El ruido ensordecedor de los carros atravesando esas estrechas y serpenteantes calles, las blasfemias de los carreteros atrapados en un atasco del tráfico, esto solo, bastaría para sobresaltar al más amodorrado de los manatíes del Emperador, desvelándolo para siempre.

Sátiras de Juvenal.