La ciencia ficción y su poder para resolver problemas

Nos recordaba CaixaForum el poder de la ciencia ficción para imaginarnos malos paisajes urbanos, sociales, de convivencia, como vacuna para que estos no se produzcan. Somos seres vivos que al imaginarnos lo negativo, estamos ya trabajando para evitarlo. Nos influye lo que se publica sobre el futuro, pues nos imaginamos que es posible, pero en realidad no hemos sido capaces de imaginarnos los grandes cambios de la sociedad, hasta que ya estaban entrando en nuestras vidas.

Ahora estamos convencidos de que las máquinas se apoderarán de nosotros, primero de nuestros trabajos y luego de nuestras decisiones. Es verdad que las máquinas con su inteligencia artifical tienen algunas ventajas sobre nosotros, pero sobre todo tienen enormes debilidades.

Las máquinas no olvidan aquello que adquieren o aprenden, siempre sigue dentro de ellas. Los humanos tendemos a olvidar nuestras experiencias, o a quedar relegadas si van llegando otras nuevas. Para una máquina todo está en el mismo nivel de sus decisiones, sin que nunca olvide nada de sus posibilidades programadas. Pero aunque ya sean capaces de aprender de sus errores o de aprender por sí mismas, pues hemos aprendido a programarlas para que se autoformen con sus propias experiencias o por las experiencias de lo que las rodea, sólo son capaces de hacer aquello para las que las fabricamos.

Un robot hecho para poner tornillos no puede darnos un discurso sobre física o pintar un cuadro o hacer una tortilla. Al menos de momento. Y su gran debilidad es que depende de una energía que de momento no es capaz de auto fabricarse para seguir alimentada sin que su dueño humano la encienda o apague.

¿Qué tiene que ver la Expo Zaragoza y el centro de Birmingham?

Hablábamos aquí de la sostenibilidad del Planeta, dejando sin nombrar los movimientos de las nuevas poblaciones en crecimiento. Sabemos que llegaremos a cerca de los diez mil millones de habitantes en el mundo, y que lo previsible es que se detenga en esa cifra o incluso algo antes, pero lo que también hay que señalar es hacia donde se van a producir los movimientos de las personas en los próximos años.

Sabemos que las Megaciudades van a seguir creciendo, por desgracia para la calidad de vida. Y que desaparecerán los que hoy consideramos pueblos o zonas rurales de menos de 5.000 a 10.000 habitantes, aunque esto no será uniforme en todo el Planeta. Asistiremos pues en las próximas décadas a un aumento de la población en las Grandes Ciudades, que las puede convertir en espacios inhabitables.

Una ciudad si va creciendo ordenadamente con arreglo al número de personas que aumentan su población, no tiene en sí por qué convertirse en algo inservible para tener calidad de vida. Pero la realidad es que esto sucede por varios motivos. Uno por el mal diseño urbano. Otro motivo claro es por el aumento de las infraviviendas, de las chabolas verticales. Además el diseño de las nuevas zonas de expansión no se planifica para grandes extensiones, sino que aumenta según las necesidades habitacionales, lo que imposibilita crear barrios nuevos con todos los servicios.

Pero además hay otro detalle inevitable. Hay momentos temporales en los que los centros de las ciudades no son capaces de albergar toda la demanda de personas que acuden a ellos por diversos motivos. Y en la misma medida hay otros momentos temporales en los que estos centros urbanos se vacían totalmente de personas, creando zonas con una enorme contraste de uso. O llenas o vacías.

El ejemplo de la calle Preciados de Madrid (arriba en la imagen en 2016) nos sirve. Pero el centro comercial de Birmingham también es un claro ejemplo. Pueden estar tan llenos de personas donde haya que controlar el acceso de nuevos viandantes, o pueden convertirse en algunas horas del día en espacios vacíos e incluso peligrosos por ello o con necesidades específicas de seguridad.

Toda ciudad tiene que saber diseñar los servicios y los edificios de viviendas, en consonancia de uso para que sean válidos. ¿De qué sirven los espacios de la Expo de Zaragoza, al no tener viviendas, por las tardes, noches de todos los días o durante todos los fines de semana? ¿Qué tipo de comercio puede ser rentable en esas circunstancias de uso? ¿Qué tipo de seguridad hay que organizar en esos espacios urbanos que están totalmente vacíos durante el 50% de sus tiempo?

Sostenibilidad del Planeta, para dejarlo igual

CaixaForum nos deja este montaje donde podemos ver claramente lo que decimos sobre los cambios de sostenibilidad del mundo en dos siglos. Puede parecer mucho tiempo pero imaginemos que estos cambios en realidad están afectando a todo el mundo y a lo que ellos representan en el largo recorrido de nuestra historia como civilización.

En 1900 éramos muchas menos personas que ahora, unos 1.650.000.000 de habitantes en la Tierra. Hoy en el 2018 podemos ser unos 7.500.000.000 de personas. Se calcula que aunque el aumento ha sido espectacular en estos últimos años, la población mundial tienda a estabilizarse, y que no superará los 9.000.000.000 de personas en el año 2100, tal vez un 5% más a lo sumo. La calidad de vida hace que las sociedades controlen su natalidad para gozar de ella con más libertad.

Pero lo grave es el soporte, el suelo sobre el que pisamos. La naturaleza en su conjunto era pura y virgen en el año 1900, se ha ido deteriorando a una velocidad muy alta, y aunque seamos capaces de detener el crecimiento desmedida de la población mundial, nuestro Planeta, nuestro suelo, quedará esquilmado, desértico si no tomamos medidas con urgencia. Podremos ser menos, pero la calidad natural de nuestro soporte será mucho peor por el uso que estamos haciendo de nuestro suelo, de la naturaleza que nos acoge. La sostenibilidad tiene que ver con dejar el mundo al menos en la misma calidad como nos lo encontramos. Nosotros no somos nadie para entregarlo peor.

Podemos evitar el Infierno. O podemos dar la razón a los agoreros

La inmensa mayoría de las personas desconocen que hemos alcanzado un calentamiento global medio de +1º C. Y de los que lo sabemos, también otra gran mayoría piensan que un grado no es un estado alarmante o incluso que es un dato mal medido o coyuntural. Pero el Acuerdo Climático de París alertaba de que bajo ningún concepto se debía llegar al aumento de +1,5º C.

Hay países más débiles ante este cambio climático y España es uno de ellos. También Holanda por poner un ejemplo algo más lejano. Ya no se trataría tan solo de pensar en un aumento de la temperatura del ambiente, sino de la desertización, del aumento de la necesidad de agua en los campos, del cambio geográfico de los cultivos conocidos. Estamos hablando de que La Rioja no podría mantener los estándares de calidad de su vino, igual que el del aceite de Teruel o andalucía o de las verduras de Murcia.

Si la temperatura media aumentara sobre los +2º C. se prevén grandes movimientos migratorios de personas hacia el Norte. ¿Suena casi a catastrófico verdad?, pues no hagamos nada y esperemos, pues es verdad que no sabemos el momento exacto. Un aumento medio de +2º C supone un aumento puntual de unos +5º C en algunas semanas. Esto ya es algo más ¿verdad?

¿Hay posibilidades de revertir esta tendencia? Pues siendo sinceros sabemos qué se puede hacer, pero no estamos seguros de que sea suficiente. Podríamos haber llegado al punto de no retorno, y las medidas lograrían frenar el avance pero no detenerlo ni revertirlo. Pero lo que es seguro es que cuanto más tardemos en frenar el aumento, más complicado será poderlo revertir.

Hay que frenar el consumo de energías fósiles, algo impensable por los enormes lobbies que desean todo lo contrario. Hay que ir a energías renovables y limpias de fabricación, de almacenamiento y de resíduos. Ir a frenar el consumo desaforado de “todo” pues ha aumentado exponencialmente hasta límites que ya no podemos soportar. Volver a la reparación, a la rehabilitación, al uso moderado, a evitar la obsolescencia programada.

Y si no hacemos nada, pues tampoco es tan grave. Llevamos muchos siglos convencidos de que el Infierno llegaría, así que no hay que asustarse. Al final tendrían razón los agoreros de las iglesias.

Caminamos hacia el 2100 sin saber nada de él

No es sencillo saber qué nos puede suceder a todos nosotros en el año 2010. Bueno, sí, sabemos con total seguridad que no estaremos aquí para verlo, y en realidad nos referimos a intentar adivinar qué le sucederá al cascarón, al continente y no al contenido. Pero si fuéramos capaces de saber algo de ese año, sabríamos hacia dónde nos vamos a ir encaminando, y aquí si ya, es posible que veamos y vivamos algo de ese recorrido. ¿Qué pasará de aquí al año 2100?

Caixa Forum ha planteado una exposición con los retos que ya conocemos, esos problemas que deberemos resolver hasta esa fecha. Pero sin duda dentro de todos ellos se esconden bastantes que hoy no somos capaces de adivinar. No solo seremos capaces de ofrecer soluciones, sino que también seremos capaces de crear problemas nuevos.

Experimento Año 2100 es un recorrido por los problema que hoy conocemos. De los que nos preocupan y además vemos fácil de explicar. Pero no es posible tratar de encontrar aquellos problemas que hoy ni imaginamos. 

El ejemplo es muy sencillo. ¿Alguien en 1970 hubiera imaginado internet, sus soluciones y sus problemas? ¿Alguien en 1950 hubiera pensado que habría que ir eliminando el gran invento del automóvil de las calles pues ya no caben y además destrozan la salud y el medio ambiente?

Los parques urbanos como zonas de campo natural

Me asombran esas ciudades que tiene una capacidad maravillosa para someterse a los ciudadanos, que saben ofrecer alternativas de usos cómodos y humanos a las necesidades lógicas de las personas. Esta imagen es del Central Park de New York, no es un montaje ni es algo raro y extraño. Uno de los parques más grandes del mundo está dedicado a las personas.

En Barcelona tenemos como ejemplo el de la Ciudadela o en Madrid el de Retiro. Parques que se han ido convirtiendo en zonas de esparcimiento natural como si fueran zonas “de campo” donde todo está permitido. Comer, jugar, dormir, incluso desnudarse como en algunas zonas verdes de Berlín.

Espacios donde se pueden hacer fiestas de grupos de amigos, de vecinos, de colegios. En New York hay parques donde se va con las barbacoas propias en carritos a comer los días festivos, haciendo carnes y juntándose con vecinos. Y nadie molesta a nadie, porque el grado de molestia es diferente al que a veces somos capaces de querer soportar en otros sitios. Yo hago humo, tú haces humo, él hace música.

Es posible pues, tener una ciudad enorme, como puede ser Berlín, Frankfurt o New York, donde los parques sean auténticas zonas de descanso en todas sus acepciones. No es posible ir al Pirineo, a los Alpes, a Niágara, pero se va al cercano parque de tu barrio o al central de tu ciudad, y disfrutar de forma natural de todo.

Incluido el paisaje, pues los parques tienden a ser paisajes. No son planos espacios verdes con bordillos y árboles. Son paisajes en relieve, con diversos niveles y zonas distintas, para crear ambientes lo más naturales posibles. Se acabó el clásico parque que más parece el diseño de un delineante que el de un urbanista gráfico y fotográfico.

Querer a tu barrio sirve para hacer mejor ciudad

Hay pocas seguras sobre el futuro de la sociedad a 30 años vista, pero si parece cierto apuntar dos con las que no fallaremos en su predicción. UNA.- Seguiremos pensando lo mismo, de la misma manera y nos seguirá gustando lo básico, los mismos placeres y los mismos pecados. DOS.- Las personas dejaran de vivir en el mundo rural para irse a vivir a las ciudades o a los núcleos de al menos unos 10.000 habitantes.

Somos tan poco cosa en el mundo, que nuestra capacidad de cambiar el mundo es escasa…, que no sea estropear por idiotas nuestra cueva. Somos violentos porque somos animales aunque lo intentemos disimular. Animales como las hienas, pero que leemos y vemos la tele. Y empleamos papel.

Lo que si me parece inevitable es lo de irnos a las ciudades. Pero no como algo negativo, sino como el cambio lógico en una sociedad que se mueve tecnológicamente y que además se mueve en un sistema de trabajo y de economía, que le viene determinado desde fuera de él mismo. Las distancias han cambiado. Los trabajos también. Las necesidades personales ya no se pueden dar desde núcleos pequeños. Se cambiarán unas calidades de vida por otras, simplemente.

Pero claro, esto nos lleva a un trabajo contundente. Hay que diseñar las ciudades como esos contenedores nuevos que van a recoger a TODOS los habitantes. Tenemos que “hacer” ciudades más humanas, donde seamos capaces de recoger lo bueno del mundo pequeño sin que lo malo del mundo grande se apodere del crecimiento sin diseñar. Y de momento la única idea que está funcionando es la de hacer Grandes Ciudades que sean contenedoras de Pequeñas Ciudades. Hay que volver al barrio como ente total, que sea capaz de servir y de arropar, de ofrecer personalidad propia.

El federalismo de barrios es el que hace una ciudad. Si una ciudad tiene buenos barrios, esa ciudad será buena. Así que sin duda, además de descentralizar servicios hacia los barrios, hay que dotarlos de personalidad propia, diferente entre ellos para que sus habitantes sepan amarlos de forma diferente. Porque querer a tu barrio sirve para hacer más barrio y a su vez hacer mejor ciudad.

Peligrosos azulejos en la Sevilla más humanista

Dentro de ese urbanismo amable que intentamos trasladar, os dejo un azulejo de una calle de Sevilla, con un texto humanista aunque se refiera a los pájaros.

"Niños; no privéis de la libertad a los pájaros; no los martiricéis y no les destruyáis sus nidos. Dios premia a los niños que protegen a los pájaros y la ley prohíbe que se las cace, se destruyan sus nidos y se les quiten sus crías".

Azulejo en el Colegio de la calle Mesón del Moro de Sevilla, con texto de Antonio Ariza Camacho, reconocido por su preocupación por la infancia y el analfabetismo popular, y su relación con los barrios pobres Moscú sevillanos y los arrabales trianeros.

Hoy se le recuerda por los retablos cerámicos que se colocaron a iniciativa suya en 1925 en las entradas de los colegios públicos. Fue asesinado por los falangistas en julio de 1936. Os dejo otro texto suyo que ponía en las puertas de los colegios, lo que nos demuestra que sin duda, era un revolucionario peligrosísimo para la sociedad andaluza.

“Los hombres de buen corazón deben proteger la vida de los pájaros y favorecer su propagación, protegiéndolos. Los labradores observarán cómo disminuyen en sus tierras las malas hierbas y los insectos. La Ley prohíbe la caza de los pájaros y señala pena para los infractores”.

Vigo y su iluminación de Navidad, un éxito urbano

Es posible que desde las Olimpiadas de Barcelona no haya otro evento que haya reclamado más atención mediática por las simples y a veces humorísticas intervenciones de un Alcalde, como con el encendido navideño de Vigo. 

Millones de luces de Navidad han llevado a la ciudad de Vigo a la atención de medio mundo español…, y efectivamente, el resultado ha merecido la pena, la espera y el gasto también pues el resultado es muy bueno.

La ciudad de Vigo ha estado a la altura de lo anunciado y ha presentado una iluminación navideña a la altura de las grandes capitales europeas o incluso americanas. Y debemos advertir desde aquí, que sin saber de qué manera se han sufragado estos costes en el caso de Vigo, en todas las ciudades son gastos que casi siempre los aportan los comercios de las zonas donde se realizan, para potenciar el consumo y las visitas de personas. 

Podría ser que poner a Vigo en el calendario de Navidad haya salido muy barato a la propia ciudad, todo es cuestión de enterarse.

Recorridos a pie para la salud en Martorell

Este poste está repetido por las calles de Martorell en Barcelona e indican rutas para hacer recorridos andando por las inmediaciones de la localidad. Rutas urbanas que a veces son simplemente recorridos del urbanismo y otras se adentran por parques o zonas verdes muy cercanas a la ciudad.

Indican con diferentes colores la dirección de las rutas y la longitud de su recorrido, pintando en las aceras en los cruces con señales del color del recorrido, hacia dónde hay que dirigirse. Un ejercicio municipal para alentar a andar por la ciudad, buscando recorridos entretenidos y saludables. Situaciones parecidas he visto en Murcia y Pontevedra, pero estoy seguro que se van multiplicando por cada vez más ciudades. Pequeñas ayudas para potenciar el andar como un ejercicio físico básico, pero suficiente para personas de cierta edad.

Varias ciudades en una misma ciudad

Las ciudades de noche se llena de luz. Cambiamos el sol por los led para darle otros contrastes. Por eso hay siempre varias ciudades en una misma, no se parece nada una urba famosa o no, a las 10 de la mañana que a las 9 de la noche o a las 4 de la madrugada. Las ciudades son camaleones que ofrecen diversas pieles según las horas y los días. Por eso es tan interesante vivir en una gran ciudad, porque vives en varias grandes ciudades a la vez.

La imagen de arriba es de New York, pero podría ser Zaragoza, Sevilla o Londres. 

Dentro de esas varias ciudades que tiene cada ciudad en su interior, según los horarios cambian hacia una cosa o hacia otra cada ciudad con su propio deseo de cambiar de piel. 

A las 10 de la mañana casi todas las ciudades son iguales entre sí. A las 12 de la noche cada una de ellas saca su propia personalidad, canalla o tranquila.

No se conoce una ciudad hasta que no la has vivido en diversas horas muy diferentes.

Las bicicletas no son la única solución para las ciudades

Cuando hablamos de que la movilidad en las ciudades tiene su futuro en la bicicleta se nos olvida que es ya un sistema del pasado, con problemas en las ciudades que lo han desarrollado de forma masiva, y del que tenemos que aprender y mucho a no cometer los mismos errores. Eso no quiere decir que no sea mejor que el vehículo privado, que lo es o que su punto crítico de calidad urbana no esté todavía muy alejado del uso que se le da en ciudades españolas. Podemos y debemos crecer mucho en España en el uso de la bicicleta como vehículo privado, pero sabiendo en qué punto y por qué motivos, están escondidos los problemas.

Estas imágenes son de Amsterdam de esta primavera. El uso de la bicicleta había colapsado totalmente las zonas de aparcamiento, el uso de los carriles bici, relegando a los peatones a espacios estrechos y con una seria disfunción de respeto que había sido modélico en los años anteriores y que ya empezaba a crear conflictos. El modelo a copiar ya no es el holandés, pues queda muy claro, que antes de llegar a ese punto de uso, hay que buscar alternativas, como ellos están buscando.

Una de ellas y que ya afecta a España es que los vehículos personales puedan ser subidos al lugar de trabajo, a los trenes de cercanías y al hogar. Plegados y subidos como si fuera una maleta o un carro de compra. No es posible por falta de espacio, dejar tanto vehículo y en aumento aparcado en las calles. Sea gratis o pagando.

Hay que dejar de utilizar el vehículo a motor en las calles de las ciudades medianas o grandes, sobre todo en sus centros pacificados, para trayectos cortos, y donde exista el complemento de transporte público. Eso es hoy fundamental, aunque sin duda sea mal admitido por los ciudadanos vecinos de estas ciudades. Ya no caben más coches en la calle y llevamos años controlando sus usos. 

Y por eso es imprescindible buscar soluciones innovadoras para la movilidad personal. Se trabaja también en vehículos compartidos sin avanzar mucho. Y en carriles para vehículos pequeños de motor con velocidad restringida, que orillen a los carriles de vehículos a motor de altas prestaciones y velocidad. Estamos asistiendo a un cambio de paradigma que todavía no sabemos hasta dónde nos va a llevar. 


Madrid y Barcelona deben aprender a vivir con el turismo

Todas las ciudades tienen sus rincones típicos, que se mantienen casi artificialmente para no perder esa imagen lograda con los años, y que algunos turistas van buscando como estampas que guardan en la memoria. Ahora las ciudades pelean por no ser parques temáticos y es lógico. Las ciudades nacen para sus habitantes, pero como todos ellos tienen que vivir en sus ciudades y con o incluso “de” sus ciudades, no está de más conjugar la vitalidad económica de las mismas pues además de crear empleo, garantiza un futuro, siempre que sepamos gobernarlas bien.

Ese doble juego de tener habitantes reales en los centros de las ciudades debemos unirlo a que las ciudades tengan la personalidad que se espera de ellas. Sea esta la que sea. Y aprender a vivir precisamente de esa “marca” de ciudad que les ayuda a tener servicios y vitalidad. No querer esto es reconocer que no se sabe gobernar el problema, gestionar los nuevos tiempos de las ciudades. Muchos años llevan grandes ciudades viviendo de esa tematización de sus urbes. Léase New York, París, Roma o Londres por poner ejemplos que no tienen duda.

Rincón de Almería, para aprovechar el urbanismo

Los rincones son espacios especiales que podemos emplear muy bien o dejarlos a su destino. Pueden ser lugares diseñados para descansar o para llenarse de basura. Todo depende de los ayuntamientos. Si sabemos mantener la limpieza y les colocamos unos muebles urbanos de descanso, se aprovecharán, sin duda. Si dejamos que el tiempo pase sin cuidados ni limpieza, al final se convertirán en bodrios urbanos y peligrosos.

Esta imagen es de un rincón de la provincia de Almería. Unas escaleras de subida y bajada que pueden producir fatiga. ¿Cuántas personas desearían tener unos espacios así en sus propias ciudades? Pues es trabajo de todos, también de cada uno de nosotros.

Los semáforos están pasados de moda

Los semáforos están pasados de moda. Durante muchos años todos los barrios pedían semáforos para sus cruces, y ahora la lógica se está imponiendo a costa de pasos de cebra en los cruces de los interiores de los barrios. Los vehículos deben ir como mucho a 30 km por hora y los semáforos han perdido gran parte de su sentido. 

En los cruces con tráfico se ponen en algunas ciudades badenes en alto y bien indicados con colores llamativos, para que los coches tengan que aminorar la velocidad, y ya no son necesarios los semáforos, logrando un tráfico de peatones y vehículos, más fluido pues ninguna de las partes tienen que parar si no hay movimientos de personas o coches. Estas imágenes son de la ciudad de Martorell en Cataluña.


MetroMinuto de Pontevedra. ¡¡A copiar!!

Este plano de Pontevedra necesitaría un aplaudo de lo más innovador y maravilloso. Un detalle de la ciudad peatonal. El Ayuntamiento ha calculado una velocidad de 4 km a la hora, andando sin apurarse, y a puesto por las calles del centro de la ciudad este plano MetroMinuto de Pontevedra, donde indica la distancia a los lugares más típicos de la ciudad y su tiempo de distancia. 

Dentro del proyecto “Pontevedra Mobilidade” han logrado con la estética de un plano de Metro mostrar lo cerca que pueden estar los lugares de interés del centro de la ciudad. No es la primera ciudad que lo hace, y estamos seguros que tampoco será la última.

Calle dividida en cinco bloques muy diferenciados. El futuro

Vamos a observar por un momento una calle de Girona claramente diferenciada en cinco zonas o líneas de circulación muy diferentes y claramente diferenciadas. Un trabajo urbano en el que cada vez más se está trabajando en las ciudades para convertirlas en más amigables. Podría ser un diseño urbano de futuro, donde todos los usuarios de la calle tendrían su espacio para su propia velocidad y uso.

En la zona más a la derecha vemos un carril que en batería sirve para aparcar los coches. Si nos vamos moviendo a la izquierda observamos dos carriles para la circulación de vehículos de motor y rápidos, posiblemente a 30 km por hora como máximo. Con unos pequeños postes tenemos un carril ancho para la circulación de bicicletas y vehículos individuales de motor. A continuación una acera a la misma altura que la calzada para la circulación de los peatones que desean trasladarse de un punto a otro de la ciudad, diferenciada por el color y las baldosas. Y al final y como quinto carril y más a la izquierda según miramos la imagen, una acera más baja “para estar”, bien con veladores de cafeterías, con bancos y mobiliario urbano o para ir paseando lentamente observando tiendas y escaparates.

Cada una de las cinco divisiones de la calle tiene una función muy diferente.
Muy necesaria. Es el futuro de las divisiones de las calles urbanas.

Urbanismo amable en Girona con aceras útiles

El urbanismo amable muchas veces es simplemente intención, diseño, ganas de aprender a crear con osadía algunos elementos útiles para jugar, descansar, contemplar o llenar espacios. Oasis donde el arte urbano de colores potentes se funde como mobiliarios urbanos útiles para descansar sobre ellos o para que los niños jueguen a subirse. 

Este ejemplo en Girona me sirve perfectamente para esta explicación. Unas letras en la ancha acera, deformes y como tiradas en el suelo, que sirven para que los niños de la zona jueguen sobre ellas. Materiales resistentes con una doble función añadida pues en algunos lugares de esas letras también sirven para sentarse y descansar.

Acera a la misma altura que la calzada para no crear una separación excesiva entre usos de vehículos y peatonales, con una separación de seguridad a base de pivotes altos. Velocidad en la calle con pacificación a 30 km y pocos semáforos pero bastantes pasos de cebra. Sin duda la anchura de la aceras y el tipo de pavimento también ayuda a que el coche se sienta más pequeño en estas zonas y con adoquines a no poder correr.

Si lo hace New York, lo puede hacer Pontevedra o Zaragoza

Comentábamos en la anterior entrada el gran trabajo que el alcalde de Pontevedra ha realizado en la última década para lograr una ciudad más amable y vivible dentro de los márgenes del uso práctico de las ciudades, pero también de la sostenibilidad en el tráfico y de humanizar el urbanismo. Pero no todo son maravillas en las decisiones que se toman, pues todas las ciudades tienen sus particulares diseños y las decisiones se tienen que adaptar a ellos. 

En las Grandes Ciudades hay que pulir y a veces las decisiones que sirven perfectamente para una ciudad como Pontevedra son más complicadas de adoptar en ciudades como Zaragoza, por poner un ejemplo. Pero complicadas no deben ser sinónimo de imposible, sino de reflexión. Incluso las mismas decisiones no sirven por igual para todos los barrios de una gran ciudad.

Es verdad que si a los centros de las ciudades les restamos los vehículos privados hay que dotar de mejores servicios de transporte público urbano que apoyen la movilidad de las personas entre los barrios de la periferia y su centro. Es cierto también que los nuevos modelos de movilidad personas, con bicicletas u otras herramientas, están cambiando la fisonomía de las ciudad, pero cuidado pues se puede morir en el éxito, y si hay duda visitar Amsterdam y lo podréis comprobar.

Hay que trabajar en puntos estratégicos que sirvan de entrada a los centros urbanos desde la periferia y donde se diseñen lugares de aparcamiento disuasorio. Bien sean gratuitos, sean Zona Azul o espacios privados como Garajes verticales. Hay ejemplos de todo esto en diversas ciudades europeas.

Cada ciudad tiene el tamaño que le viene dado por sus habitantes y sus diseños y hay que peatonalizar con arreglo a los estudios técnicos y políticos que sean necesarios. Pero HAY QUE PEATONALIZAR

Eso no supone que los vehículos no puedan entrar en todo un enorme espacio urbano. Supone al contrario que hay restricciones muy claras y contundentes y que hay que priorizar. Las Super Manzanas de Barcelona o Zaragoza son ideas fabulosas para esponjar y ordenar espacios.

Estas ideas podrían parece proyectos de locos políticos que no saben lo que es el futuro de una Gran Ciudad, pero se equivocan los que así piensan y para demostrarlo les invitaría a viajar hasta New York o leer al respecto sobre los cambios en el tráfico y la ordenación urbana en esta Gran Manzana. 

En muchas calles del centro de NY se han cerrado al tráfico calles enteras que se han rediseñado como peatonales, se han llenado de juegos infantiles y bancos para descansar (ver imagen), se han montado árboles en grandes maceteros y se han entregado a los peatones. Si lo puede hacer New York, lo puede hacer Pontevedra, Zaragoza o Madrid.

Pontevedra está de moda. La importancia de un buen alcalde

Pontevedra está de moda, se mueve en esa búsqueda que muchas ciudades desean encontrar y que siendo muy complicado, muy pocas lo logran. Encajas la movilidad, con la comodidad, la salud, la sostenibilidad y la amabilidad urbana en sus calles.

Hay que volver a la ciudad amable, a la de poder pasear escuchando los sonidos naturales de las ciudades, nunca tapados por los ruidos excesivos de los coches a mansalva. Y eso es complicado. El alcalde de Pontevedra Miguel Anxo Fernández (del BNG) sabe de su ciudad mucho pues lleva 19 años en su responsabilidad elegido por sus vecinos, y ha advertido con rotundidad algo que pocos ciudadanos de las grandes ciudades admiten:

“Ser dueño de un coche no le da el derecho a ocupar el espacio público”.

“¿Cómo puede ser que las personas mayores o los niños no son capaces de utilizar la calle a causa de los coches?”
, se pregunta César Mosquera, jefe de la as infraestructuras en Pontevedra.

Recuperar las calles, los espacios públicos, solo es posible si apartamos algo a los coches de los centros urbanos. No es posible seguir soportando miles de coches dando vueltas por las mismas calles en esa búsqueda imposible de un lugar para aparcar. Eso estropea la vida urbana sin resultado positivo para nadie, ni para peatones ni para conductores.

Bajas velocidades y quitar del centro los coches supuso en Pontevedra pasar de 30 fallecidos en accidente entre 1996 y 2006, a 3 fallecidos entre 2006 y 2016. Y ninguno desde el año 2009. Hoy viven más de 30 vecinos en Pontevedra que hubieran fallecido atropellados porque se tomaron las decisiones adecuadas calmando el tráfico. Pero las emisiones de CO2 bajaron un 70% y las enfermedades evitadas son muchas pero más complicado de evaluar. Si sabemos que la zona Centro de Pontevedra ha recuperado 12.000 habitantes ya perdidos. ¿Eso no es un acierto grande?

Las ratas en las grandes ciudades

Ahora han calculado que en Barcelona hay unas 200.000 ratas de alcantarilla, que visto así no parecen muchas sobre todo si las comparamos con las más de 1.000.000 que dicen habitan en New York, que también os digo, podrían ser muchas más. En la primera visita que hice a New York el año pasado vimos una grande que enseguida dijimos que no era una rata, que era un gato, para no asustar a los turistas que venían con todos nosotros. La mitad no se lo creyeron. Pero en el segundo viaje que hice, pocos meses después y con muchos más días, el trato con las ratas de hotel fue simpático y agradable. El primer día las escuchamos correr por las paredes, y estábamos en un 12 piso. Que no es tanto en New York. Pero no les hicimos más caso, igual no eran ratas, pensamos. Pero como continuaban con sus paseos entre los escondites de las paredes huecas, decidimos jugar con ellas.

No es complicado. En serio. Tu les das golpecitos en donde suenan sus patitas suaves y ellas enseguida se escapan corriendo, pues curiosamente les debemos dar miedo. Cosas de ratas que en realidad eran ratones. Como siempre se escuchaban por la misma zona baja de la pared, a poco que te fijes enseguida ves por donde salen a robarte lo que pueden pillar. Ellas son muy suyas y quieren comer todos los días.

El primer día cometimos la torpeza salvaje de trabajarnos (ahora os explico de qué) el agujero del marco de la puerta, podrido de tanta agua de fregar, y que era por donde debían salir a pasear mientras dormíamos. Trabajarnos decía, de matamoscas en spray que era lo único que llevábamos encima. Sospechábamos antes de viajar de que nos pudieran molestar los mosquitos, pero no las ratas.

Aquello no funcionó y creo que para las ratas era como un vermut nocturno. Así que tapamos el roto del marco de la pared con papel a presión bien embadurnado de matamoscas. Y al menos las amigas debieron elegir otra habitación más fácil y las más de dos semanas nos dejaron en paz. Estoy seguro que vosotros habríais bajado al Conserje a quejaros. pero eso es porque no conocéis la enorme zona de atención al paciente cliente con filas de una hora y las caras de las personas que te atendían. New York es una ciudad maravillosa, os lo aseguro.

Pero ratas vimos, vivas y muertas, en Central Park. El suelo de New York es un cado impresionante para estos animales pues es roca muy dura donde pueden vivir formando colonias inmensas si quieren y las dejan. No es un suelo plano y blando como en muchas ciudades españolas. Y la recogida de basuras en New York es tan fabulosamente caótica, que ellas pueden vivir maravillosamente allí. Y os advierto. New York es fabuloso, es mucho más que el temor a ver unas ratas pues animales hay muchos por los parques incluidas las ardillas que se acercan a comer de tu mano y son como ratas pero con colas levantadas en vez de arrastradas. Y siempre encontrarás a una buena personas que te diga que son gatos, en serio.

Parque de la Ciudadela de Barcelona, un verde ejemplo


Es la Barcelona tranquila del parque de la Ciudadela en un fin de semana de buen tiempo. Los usos de las zonas verdes con calma en las grandes ciudades suelen ser muy comunes entre ellas. La gente joven sobre todo las utiliza para divertirse con deportes o actividades de tarde, las personas adultas son más de mañana igual daría en Berlín, Amberes o Madrid. Una gran ciudad necesita tener pulmones verdes en sus centros urbanos, pues son imprescindibles y ayudan a la sostenibilidad pues evitan desplazamientos en coche. Además de parques de barrio hay que tener parques de referencia, para actividades más globales.

En total son más de 17 hectáreas de zona verde, museos, arte urbano, jardines de muy variado tipo con más de 140 años de antigüedad. Contiene además en otras 14 hectáreas el zoológico de Barcelona. Un lugar histórico que no debemos perdernos si visitamos Barcelona pues en sus alrededores están muchos de los edificios más importantes.

La misma ciudad, dividida en tres bloques sociales

Ehlanzeni es uno de los tres distritos municipales de la provincia de Mpumalanga, en Sudáfrica y en esa zona podemos encontrarnos con esta imagen donde vemos la segregación social por división de asentamientos formando ciudades diferentes dentro de la misma ciudad. Por una lado vemos a la izquierda un asentamiento de chabolas donde no hay electricidad pero donde sufren por encima de sus cabezas las líneas de alta tensión que sí dan electricidad a la otra zona, la de los chalet de clase media. En medio, separando ambas realidades sociales, un cementerio que curiosamente es común a todos los habitantes de la zona.

En la zona de chabolas viven unas 30.000 personas en un total de 8.500 infraviviendas. La imagen tomada por Johnny Miller / Millefoto para la web unequalscenes.com nos sirve perfectamente para entender las divisiones más crueles de la forma de vida dentro de la misma ciudad.

El diseño, los espacios, las zonas verdes, el esponjamiento de las calles o el tamaño y espacio de las casas nos indica claramente la injusticia y qué tipo de sociedad vive a cada lado del cementerio. No logramos bajar al suelo, pero sabemos en qué lado se dan los servicios públicos esenciales y en qué lado no existen tales servicios. Y en la misma medida sabemos dónde la esperanza de vida es mayor o dónde la delincuencia es más fácil, sin analizar estadísticas. 

Una simple imagen sirve en sociología para diagnosticar necesidades y problemas. E incluso por comparación sabemos qué soluciones serían válidas y cuáles imposibles.

Y lo más grave de todo es que también sabemos qué futuro tendrán los niños y jóvenes que nacen en cada zona de la imagen, y qué tipo de problemas crearán unos y otros sobre el planeta. 

Vemos la enfermedad con una imagen aérea, sabemos el diagnóstico, conocemos el tratamiento, pero no somos capaces de bajar a tratar al enfermo.

No existe una ciudad, sino mucha ciudades

Nunca hay una ciudad, es imposible, siempre hay varias ciudades dentro de una misma ciudad, pues la concentración de personas en una ciudad logran como elementos básico que esta se convierta en muchas ciudades. Esa pluralidad es gran parte del éxito de la ciudad como elemento social imprescindible. Todos podemos ver a nuestra ciudad como un ente distinto a como lo ven nuestros vecinos. Sus numerosas posibilidades hacen que tengamos que elegir unas sobre otras y que adaptemos nuestra ciudad a nuestra particular forma de ser, a nuestro personal uso.

Una duda de libro: ¿Nos adaptamos nosotros a nuestra ciudad o es nuestra ciudad la que se va adaptando poco a poco a como somos sus ciudadanos?

Una ciudad son emociones, ideas, retos, paisajes, barrios, cultura, ocio, diferentes horas y luces. Una ciudad puede ser vista de forma externa o interna. Hay personas que solo conocen la ciudad de la calle y de los edificios públicos. Otras en cambio están constantemente en edificios privados que ellos eligen para sus horas de ocio o cultura. Hay personas que casi no salen de sus barrios y otras están constantemente moviéndose entre todos ellos. Hay vecinos que solo están rodeados de cemento y techo siempre idéntico, mientras que en la misma ciudad otros vecinos están siempre rodeados de árboles o de rituales religiosos o comerciales que van cambiando.

La riqueza social de la ciudad es impresionante, aunque curiosamente muchos de sus vecinos no la conozcan y ni mucho menos la usen. Daría igual hablar de New York como ejemplo máximo y fácil o de Zaragoza como ciudad de tamaño medio. Los elementos son siempre los mismos, pero en más número. En New York o en Madrid hay un “centro” de ciudad y varios “centros” de barrios. Todos son interesantes y diferentes. En todos ellos suceden “cosas”. Todos quieren mejorar pues todos tienen problemas y soluciones. Todos tienen su personalidad.

Si eres de Zaragoza o de Soria, puedes perderte si así lo deseas por un barrio de New York o de Madrid con las mismas garantías de seguridad. Nadie notará que eres de Soria o de las Delicias. Excepto que tú hagas lo posible porque se note. Incluso si miras bien observarás que cada año las ciudades del mundo se parecen más entre ellas. Cambian los idiomas escritos, algún mobiliario urbano, pero poco más.

Eres ciudadano del mundo, porque eres ciudadano de ciudades. En las grandes ciudades nadie pregunta nada, todo funciona por sí mismo, todo está engrasado para funcionar. Hasta que alguien lo rompe, pero eso sucede en Soria, en Madrid, en Zaragoza o en New York. Mientras esto no suceda, eres uno más de la ciudad en la que te encuentres, sea esta la que sea.

La imagen de arriba es de un parque de una ciudad de Francia, pero podría ser Madrid, Sevilla, Berlín o Amberes. No hay gran diferencia en el diseño de las zonas verdes. Es Pau.

Mobiliario urbano público en un museo de Zaragoza

El mobiliario urbano y público tiene muchas formas de manifestarse, de otorgar calidad urbana y servicio a las personas de las ciudades. Esta imagen está tomada en la entrada a un museo público de Zaragoza. Una zona de calma, de relajación, de descanso, para antes de entrar o para la salida. Junto a una zona de cafetería y de librería especializada en arte. Es como si la descompresión tras salir del museo se tornara lenta, para no encontrarnos con la realidad de la calle de golpe.

Los diseños urbanos de los servicios públicos deben atender estos detalles de calidad en el servicio de las personas. En las ciudades no todo tienen que ser asfalto y semáforos. La calma y el descanso son muy importantes para la calidad de vida de las personas.

El nuevo papel de las bibliotecas en las grandes ciudades

Las bibliotecas centrales de las grandes ciudades son imprescindibles para ejercer de corazón de la cultura de sus habitantes, pero necesitan cambiar y modificarse a los nuevos tiempos. Ya no pueden ser meros almacenes de libros, ni de consulta ni de préstamos, sino espacios ágiles, vivos, donde entren nuevos servicios a mover la cultura de la ciudad.

Al clásico almacén de libros deben añadirse con urgencia videotecas, fonotecas y sobre todo hemerotecas, para ser espacios de análisis, estudio e investigación. El servicio de consulta por internet de cualquier dato publicado en la red hace que las bibliotecas centrales tengan que complementar estas posibilidades con servicios añadidos y específicos para dar personalidad a estas bibliotecas.

Deberían ser también archivos y buscadores fáciles de materiales ya publicados en internet sobre temas en los que se especialicen cada biblioteca, y poder ser espacios de consulta desde casa o la oficina, sin ser lugares presenciales. Cuando decimos que en internet está “todo” se nos olvidan dos cosas, que está solo lo que ya se ha publicado en internet, es decir aquello que hoy no interesa, aunque fuera interesante en su momento NO está. Y además lo complicado es lograr encontrar lo que se necesita, pues no siempre sabemos qué buscar.

Google nos lleva hasta lo que le decimos que nos busque. Pero en temas locales o muy específicos las bibliotecas pueden cumplir un papel añadido.

Los espacios de las grandes bibliotecas deben ser motivadores y movilizadores de la cultura. Los profesionales ya no deben ser meros guardianes del saber en papel, sino también agitadores sociales, culturales y artísticos. Las ciudades necesitan a las bibliotecas, pero deben redefinirse hacia los nuevos tiempos. Y una forma lógica de redefinirse es ir pensando en grandes bibliotecas y pocas bibliotecas. Unir espacios, dotarlos de salida a la red para todos los usuarios, de agilidad y servicios de mucho más tipo, y ser espacios de debate vivo, de intercambio, de agitación plural.

Quedan las bibliotecas pequeñas de barrio, que deben tener un papel muy diferente, más de atención al servicio de iniciación a la consulta e investigación, y como espacios de estudio y préstamo de libros y revistas.

Los griegos inventaron la ciudad, la polis

Explicamos en esta otra entrada lo que nos parece que es una ciudad en relación a una localidad menor que podemos llamar pueblo por hacer de alguna forma distinciones no siempre bien entendidas por su doble sentido peyorativo. Y os dejo abajo de la entrada y para comprender mejor estas distinciones un extracto de un libro del año 1948 de Georges Chabot. En realidad el concepto de “ciudad” viene ya de los griegos y que estas líneas tengan 70 años es muy poco tiempo.

Ellos, los griegos, inventaron y explicaron la teoría de las ciudades que todavía son actuales, las conocidas hoy como “Polis” de hace más de 2.700 años, y con las de con pocos cambios seguimos funcionando en la actualidad. Unos centros políticos, culturales y de vecinos que vivían juntos alrededor de centros de gestión, seguridad y comercios, en viviendas que formaban calles urbanas, entramados en muchos casos defensivos y útiles para ellos. 

Esas ciudades conocidas como polis tenían un poder importante de decisión en sus propios asuntos, cuidaban su cultura, su religión, sus comercios, sus economías incluso creando monedas propias, diseñando trazados y creando la habitabilidad de sus espacios públicos, expulsando fuera de la ciudad aquellas actividades que consideraban molestas.

Eran zonas de agrupación de personas no muy grandes pero construidas en lugares bien elegidos para su defensa y lograr sobrevivir en los asedios, para lo que necesitaban agua y terrenos suficientes que les procuraran alimentos, además de a ser posible, defensas naturales. De un tamaño entre 3.000 a 10.000 habitantes en la mayoría de los casos, compuestas de diferentes grupos sociales que se conocían muy bien entre todos ellos, y con leyes propias, fiestas y tradiciones particulares, y respeto mutuo a la identidad de los espacios comunes y privados. Era un valor muy apreciado ser ciudadano de una ciudad, aunque no tuvieras todos los derechos para ser ciudadano libre.

En realidad en los conceptos más primarios de estas polis existía y existe un denominador común. JUNTOS. Querían estar juntos, construir juntos, vender y comprar o tener seguridad juntos, legislar juntos pero unos más juntos que otros. Por que también querían tener seguridad, que unos trabajaran para los otros, que se tuviera una calidad de vida superior, dominar a los que tenían que obedecer a costa de ofrecerles la ciudad/poli como refugio novedoso. Estaban creando un sistema de vida que 2.700 años después sigue casi intacta.

Y para ello habían dividido su sociedad en tres bloques de personas que (casi) siguen en la actualidad. La Clase Alta o Ciudadanos con todos los derechos, incluido el de elegir entre ellos mismos representantes para legislar; la Clase Media o Metecos que eran vecinos libres pero sin derechos completos donde estaban incluidos los extranjeros o las mujeres; y los Esclavos o Trabajadores que eran ciudadanos sin derechos y que vivían de lo que les daban sus Jefes de Obra, Taller o Casa.

Desgraciadamente estas separaciones sociales con cambios y adaptaciones a los nuevos siglos se mantuvo durante muchos siglos y en algunas zonas se sigue manteniendo con mayor o menor fuerza. Aquí que ahora toca por un momento el ponernos a pensar cada uno con qué realidad seguimos en situaciones parecidas a las de hace 2.700 años.


¿Qué es una ciudad, por qué es ciudad?

Si nos preguntamos qué es una ciudad, todos más o menos tendremos una respuesta clara. Sabemos qué es una ciudad. Pero la realidad es que no lo saben bien ni los que se dedican a estudiar las ciudades. En algunos países una ciudad es considerada así si sobrepasa los 2.000 habitantes. Pero esta cifra siendo simplemente un dato, no es igual en todos los países. En otros se es ciudad a partir de 1.500 vecinos mientras que en otras naciones se necesitan los 5.000 para ser considerada ciudad al espacio común de convivencia vecinal.

La realidad es otra, y no tiene nada que ver con los números. Una ciudad es una sucesión de calles más o menos asfaltadas y con aceras, con edificios de una cierta altura que forman comunidades de vecinos, con comercios muy variados que ofrecen servicios de casi la totalidad de los bienes de uso diario, con bastantes personas que están por las calles para desplazarse, y que forman estratos diferentes en esa sociedad compleja, donde hay variedad de oficios y de culturas.

Si la inmensa mayoría de la economía de un conglomerado de calles y edificios es la agricultura o el sector primario, no se puede considerar ciudad sino pueblo o espacio rural. Al menos de momento. Pero incluso este dato no es del todo correcto y depende de la zona geográfica. Si al tener un solo sector económico no podemos definir a esa zona como ciudad nos podemos encontrar que en un futuro una zona de solo turismo o de solo jubilados tampoco se la pueda considerar ciudad. ¿Y qué sería entonces Benidorm?

Una ciudad tiene que tener un poder municipal claro y libre con controles para gestionar “su” ciudad. Una ciudad debe tener también un mercado propio y fijo. Y sin duda una ciudad lo es si dispone en la actualidad de su policía como antes disponía de sus ejércitos que custodiaban las murallas.

En realidad una ciudad se diferencia de una unidad rural por el paisaje. Sabemos definir qué creemos que es una ciudad, simplemente viéndola de cerca.Y admitimos que no es posible unificar la definición pues depende de zonas geográficas o sociales. Una ciudad lo es también por su historia como ciudad, con independencia del tamaño que tenga en estos momentos. Y sobre todo por ser considerada ciudad por el resto de ciudades y pueblos.

LLanes, la Asturias de lo más natural

Me han regalado un poema y he buscado una imagen de mar para decorarlo. He puesto esta bella estampa de Llanes, de una mañana que quiso amenazar nubes de lluvia y se quedó en día hermoso. Unos paseos por lo alto en lo que se llama Paseo de San Pedro, sirve para descubrir esa Asturias que envuelve. Las muchas playas, las cuevas, las naturalezas tan variadas y la buena comida, son unos elementos que se deben descubrir en Llanes.