El tamaño de las ciudades sí importa y mucho

Tal vez creemos que será todo lo contrario, pero la realidad es que en cuanto una ciudad se sale de su tamaño lógico, se convierte en una urbe llena de suburbios sin poder controlar.

Es imparable, a partir de un tamaño que depende más de las condiciones de la propia ciudad que de un número sociológicamente fijo, las ciudades se comen a sí mismas y se convierten en problemas inhumanos.

No es bueno el crecimiento descontrolado, pero en sociología es un problema que cuando surge ya no se puede controlar.

 Nota.: La viñeta es de Roto para El País.

Árbol de la Sidra, de Gijón. Arte urbano

La capacidad que tiene el Arte de llenar los huecos urbanos y dar sentido a los paseos, a los paisajes, y llenar de sensaciones los lugares, es increíble si se sabe aprovechar. 

La pintura debería llenar de sensaciones los espacios cerrados, sean públicos o privados. La escultura los espacios abiertos, casi siempre públicos. 

Este es “El árbol de la sidra” en Gijón, una obra con 3.200 botellas de sidra, vacías efectivamente, que se colocó en la orilla del puerto, como un elemento artístico que recuerda a la bebida con más poso en Asturias.

Es una metáfora del árbol de la vida, de cómo hay que cuidar la sostenibilidad de toda actuación urbana para que no se contamine más y de qué forma con objetos cotidianos también se puede hacer arte. Estas botellas son como hojas de un manzano al final de su recorrido vital, una vez que ya ha pasado por entregarnos el fruto y luego por permitirnos construir la bebida, la sidra.

Ciudades y edificios más verdes. Es inevitable

La empresa Tecnalia ha publicado un informe donde indica que para el año 2050 se espera que la población mundial se duplique absorbiendo las ciudades el 70% de la población mundial. Por este motivo, las ciudades supondrán un problema casi único para el ecosistema del planeta, pues para entonces consumirán casi hasta el 100% de los recursos energéticos de la Tierra.

Con este análisis de futuro, hay que apostar cada vez más por un tipo de arquitectura que se adapte a las nuevas demandas que presentarán las ciudades del futuro, capaces de hacer un uso más eficiente de los recursos y disminuir los niveles de contaminación. Hay que trabajar mucho más en convertir las ciudades en habitables, sostenibles, humanas y verdes.

Ya existen nuevos prototipos de ciudades y edificios sostenibles que formarán parte de una red de urbes pulmón en las que el verde será el protagonista; con construcciones predominantemente verticales, que incorporarán en sus fachadas árboles y jardines, para compensar la contaminación inevitable (de momento) de las ciudades. Má en aquellas ciudades industriales donde la contaminación es más compleja de controlar desde los Ayuntamientos.

Las ciudades deben ser menos grises y más verdes, con menos coches y con un control de su tamaño, con industrial más controladas y alejadas de los núcleos masificados, intentar que las ciudades sean más verticales y con pulmones verdes en su interior, y que no sobrepasen entre los 500.000 y el millón de habitantes. Es decir, más ciudades para que estas no tengan un crecimiento excesivo.


Parte de la nota y la imagen es de un texto de Heraldo de Aragón.