En las aceras de las grandes ciudades pequeñas manchas multiplicadas por miles acotan las calles por culpa de todos nosotros, de los cochinos que no queremos saber que los chicles son un producto que se queda pegado en el suelo y cuesta mucho retirar.
Un chicle tarda en desaparecer cinco años. Este cartel en las calles de Madrid advierte, avisa. Y lo hace insistiendo porque no sabemos leer. No hemos aprendido a leer excepto lo que son insultos de redes. Lo que son consejos urbanos para la convivencia nos cuesta mucho más. Analfabeto urbano creo que se llama.
Limpiarlo del suelo con agua a presión y una máquina especial cuesta más que el precio que pagamos al comprarlo. ¿No deberíamos prohibirlos o exigir que se hagan con otros componentes?