La ciencia ficción y su poder para resolver problemas

Nos recordaba CaixaForum el poder de la ciencia ficción para imaginarnos malos paisajes urbanos, sociales, de convivencia, como vacuna para que estos no se produzcan. Somos seres vivos que al imaginarnos lo negativo, estamos ya trabajando para evitarlo. Nos influye lo que se publica sobre el futuro, pues nos imaginamos que es posible, pero en realidad no hemos sido capaces de imaginarnos los grandes cambios de la sociedad, hasta que ya estaban entrando en nuestras vidas.

Ahora estamos convencidos de que las máquinas se apoderarán de nosotros, primero de nuestros trabajos y luego de nuestras decisiones. Es verdad que las máquinas con su inteligencia artifical tienen algunas ventajas sobre nosotros, pero sobre todo tienen enormes debilidades.

Las máquinas no olvidan aquello que adquieren o aprenden, siempre sigue dentro de ellas. Los humanos tendemos a olvidar nuestras experiencias, o a quedar relegadas si van llegando otras nuevas. Para una máquina todo está en el mismo nivel de sus decisiones, sin que nunca olvide nada de sus posibilidades programadas. Pero aunque ya sean capaces de aprender de sus errores o de aprender por sí mismas, pues hemos aprendido a programarlas para que se autoformen con sus propias experiencias o por las experiencias de lo que las rodea, sólo son capaces de hacer aquello para las que las fabricamos.

Un robot hecho para poner tornillos no puede darnos un discurso sobre física o pintar un cuadro o hacer una tortilla. Al menos de momento. Y su gran debilidad es que depende de una energía que de momento no es capaz de auto fabricarse para seguir alimentada sin que su dueño humano la encienda o apague.

¿Qué tiene que ver la Expo Zaragoza y el centro de Birmingham?

Hablábamos aquí de la sostenibilidad del Planeta, dejando sin nombrar los movimientos de las nuevas poblaciones en crecimiento. Sabemos que llegaremos a cerca de los diez mil millones de habitantes en el mundo, y que lo previsible es que se detenga en esa cifra o incluso algo antes, pero lo que también hay que señalar es hacia donde se van a producir los movimientos de las personas en los próximos años.

Sabemos que las Megaciudades van a seguir creciendo, por desgracia para la calidad de vida. Y que desaparecerán los que hoy consideramos pueblos o zonas rurales de menos de 5.000 a 10.000 habitantes, aunque esto no será uniforme en todo el Planeta. Asistiremos pues en las próximas décadas a un aumento de la población en las Grandes Ciudades, que las puede convertir en espacios inhabitables.

Una ciudad si va creciendo ordenadamente con arreglo al número de personas que aumentan su población, no tiene en sí por qué convertirse en algo inservible para tener calidad de vida. Pero la realidad es que esto sucede por varios motivos. Uno por el mal diseño urbano. Otro motivo claro es por el aumento de las infraviviendas, de las chabolas verticales. Además el diseño de las nuevas zonas de expansión no se planifica para grandes extensiones, sino que aumenta según las necesidades habitacionales, lo que imposibilita crear barrios nuevos con todos los servicios.

Pero además hay otro detalle inevitable. Hay momentos temporales en los que los centros de las ciudades no son capaces de albergar toda la demanda de personas que acuden a ellos por diversos motivos. Y en la misma medida hay otros momentos temporales en los que estos centros urbanos se vacían totalmente de personas, creando zonas con una enorme contraste de uso. O llenas o vacías.

El ejemplo de la calle Preciados de Madrid (arriba en la imagen en 2016) nos sirve. Pero el centro comercial de Birmingham también es un claro ejemplo. Pueden estar tan llenos de personas donde haya que controlar el acceso de nuevos viandantes, o pueden convertirse en algunas horas del día en espacios vacíos e incluso peligrosos por ello o con necesidades específicas de seguridad.

Toda ciudad tiene que saber diseñar los servicios y los edificios de viviendas, en consonancia de uso para que sean válidos. ¿De qué sirven los espacios de la Expo de Zaragoza, al no tener viviendas, por las tardes, noches de todos los días o durante todos los fines de semana? ¿Qué tipo de comercio puede ser rentable en esas circunstancias de uso? ¿Qué tipo de seguridad hay que organizar en esos espacios urbanos que están totalmente vacíos durante el 50% de sus tiempo?

Sostenibilidad del Planeta, para dejarlo igual

CaixaForum nos deja este montaje donde podemos ver claramente lo que decimos sobre los cambios de sostenibilidad del mundo en dos siglos. Puede parecer mucho tiempo pero imaginemos que estos cambios en realidad están afectando a todo el mundo y a lo que ellos representan en el largo recorrido de nuestra historia como civilización.

En 1900 éramos muchas menos personas que ahora, unos 1.650.000.000 de habitantes en la Tierra. Hoy en el 2018 podemos ser unos 7.500.000.000 de personas. Se calcula que aunque el aumento ha sido espectacular en estos últimos años, la población mundial tienda a estabilizarse, y que no superará los 9.000.000.000 de personas en el año 2100, tal vez un 5% más a lo sumo. La calidad de vida hace que las sociedades controlen su natalidad para gozar de ella con más libertad.

Pero lo grave es el soporte, el suelo sobre el que pisamos. La naturaleza en su conjunto era pura y virgen en el año 1900, se ha ido deteriorando a una velocidad muy alta, y aunque seamos capaces de detener el crecimiento desmedida de la población mundial, nuestro Planeta, nuestro suelo, quedará esquilmado, desértico si no tomamos medidas con urgencia. Podremos ser menos, pero la calidad natural de nuestro soporte será mucho peor por el uso que estamos haciendo de nuestro suelo, de la naturaleza que nos acoge. La sostenibilidad tiene que ver con dejar el mundo al menos en la misma calidad como nos lo encontramos. Nosotros no somos nadie para entregarlo peor.

Podemos evitar el Infierno. O podemos dar la razón a los agoreros

La inmensa mayoría de las personas desconocen que hemos alcanzado un calentamiento global medio de +1º C. Y de los que lo sabemos, también otra gran mayoría piensan que un grado no es un estado alarmante o incluso que es un dato mal medido o coyuntural. Pero el Acuerdo Climático de París alertaba de que bajo ningún concepto se debía llegar al aumento de +1,5º C.

Hay países más débiles ante este cambio climático y España es uno de ellos. También Holanda por poner un ejemplo algo más lejano. Ya no se trataría tan solo de pensar en un aumento de la temperatura del ambiente, sino de la desertización, del aumento de la necesidad de agua en los campos, del cambio geográfico de los cultivos conocidos. Estamos hablando de que La Rioja no podría mantener los estándares de calidad de su vino, igual que el del aceite de Teruel o andalucía o de las verduras de Murcia.

Si la temperatura media aumentara sobre los +2º C. se prevén grandes movimientos migratorios de personas hacia el Norte. ¿Suena casi a catastrófico verdad?, pues no hagamos nada y esperemos, pues es verdad que no sabemos el momento exacto. Un aumento medio de +2º C supone un aumento puntual de unos +5º C en algunas semanas. Esto ya es algo más ¿verdad?

¿Hay posibilidades de revertir esta tendencia? Pues siendo sinceros sabemos qué se puede hacer, pero no estamos seguros de que sea suficiente. Podríamos haber llegado al punto de no retorno, y las medidas lograrían frenar el avance pero no detenerlo ni revertirlo. Pero lo que es seguro es que cuanto más tardemos en frenar el aumento, más complicado será poderlo revertir.

Hay que frenar el consumo de energías fósiles, algo impensable por los enormes lobbies que desean todo lo contrario. Hay que ir a energías renovables y limpias de fabricación, de almacenamiento y de resíduos. Ir a frenar el consumo desaforado de “todo” pues ha aumentado exponencialmente hasta límites que ya no podemos soportar. Volver a la reparación, a la rehabilitación, al uso moderado, a evitar la obsolescencia programada.

Y si no hacemos nada, pues tampoco es tan grave. Llevamos muchos siglos convencidos de que el Infierno llegaría, así que no hay que asustarse. Al final tendrían razón los agoreros de las iglesias.

Caminamos hacia el 2100 sin saber nada de él

No es sencillo saber qué nos puede suceder a todos nosotros en el año 2010. Bueno, sí, sabemos con total seguridad que no estaremos aquí para verlo, y en realidad nos referimos a intentar adivinar qué le sucederá al cascarón, al continente y no al contenido. Pero si fuéramos capaces de saber algo de ese año, sabríamos hacia dónde nos vamos a ir encaminando, y aquí si ya, es posible que veamos y vivamos algo de ese recorrido. ¿Qué pasará de aquí al año 2100?

Caixa Forum ha planteado una exposición con los retos que ya conocemos, esos problemas que deberemos resolver hasta esa fecha. Pero sin duda dentro de todos ellos se esconden bastantes que hoy no somos capaces de adivinar. No solo seremos capaces de ofrecer soluciones, sino que también seremos capaces de crear problemas nuevos.

Experimento Año 2100 es un recorrido por los problema que hoy conocemos. De los que nos preocupan y además vemos fácil de explicar. Pero no es posible tratar de encontrar aquellos problemas que hoy ni imaginamos. 

El ejemplo es muy sencillo. ¿Alguien en 1970 hubiera imaginado internet, sus soluciones y sus problemas? ¿Alguien en 1950 hubiera pensado que habría que ir eliminando el gran invento del automóvil de las calles pues ya no caben y además destrozan la salud y el medio ambiente?

Los parques urbanos como zonas de campo natural

Me asombran esas ciudades que tiene una capacidad maravillosa para someterse a los ciudadanos, que saben ofrecer alternativas de usos cómodos y humanos a las necesidades lógicas de las personas. Esta imagen es del Central Park de New York, no es un montaje ni es algo raro y extraño. Uno de los parques más grandes del mundo está dedicado a las personas.

En Barcelona tenemos como ejemplo el de la Ciudadela o en Madrid el de Retiro. Parques que se han ido convirtiendo en zonas de esparcimiento natural como si fueran zonas “de campo” donde todo está permitido. Comer, jugar, dormir, incluso desnudarse como en algunas zonas verdes de Berlín.

Espacios donde se pueden hacer fiestas de grupos de amigos, de vecinos, de colegios. En New York hay parques donde se va con las barbacoas propias en carritos a comer los días festivos, haciendo carnes y juntándose con vecinos. Y nadie molesta a nadie, porque el grado de molestia es diferente al que a veces somos capaces de querer soportar en otros sitios. Yo hago humo, tú haces humo, él hace música.

Es posible pues, tener una ciudad enorme, como puede ser Berlín, Frankfurt o New York, donde los parques sean auténticas zonas de descanso en todas sus acepciones. No es posible ir al Pirineo, a los Alpes, a Niágara, pero se va al cercano parque de tu barrio o al central de tu ciudad, y disfrutar de forma natural de todo.

Incluido el paisaje, pues los parques tienden a ser paisajes. No son planos espacios verdes con bordillos y árboles. Son paisajes en relieve, con diversos niveles y zonas distintas, para crear ambientes lo más naturales posibles. Se acabó el clásico parque que más parece el diseño de un delineante que el de un urbanista gráfico y fotográfico.

Querer a tu barrio sirve para hacer mejor ciudad

Hay pocas seguras sobre el futuro de la sociedad a 30 años vista, pero si parece cierto apuntar dos con las que no fallaremos en su predicción. UNA.- Seguiremos pensando lo mismo, de la misma manera y nos seguirá gustando lo básico, los mismos placeres y los mismos pecados. DOS.- Las personas dejaran de vivir en el mundo rural para irse a vivir a las ciudades o a los núcleos de al menos unos 10.000 habitantes.

Somos tan poco cosa en el mundo, que nuestra capacidad de cambiar el mundo es escasa…, que no sea estropear por idiotas nuestra cueva. Somos violentos porque somos animales aunque lo intentemos disimular. Animales como las hienas, pero que leemos y vemos la tele. Y empleamos papel.

Lo que si me parece inevitable es lo de irnos a las ciudades. Pero no como algo negativo, sino como el cambio lógico en una sociedad que se mueve tecnológicamente y que además se mueve en un sistema de trabajo y de economía, que le viene determinado desde fuera de él mismo. Las distancias han cambiado. Los trabajos también. Las necesidades personales ya no se pueden dar desde núcleos pequeños. Se cambiarán unas calidades de vida por otras, simplemente.

Pero claro, esto nos lleva a un trabajo contundente. Hay que diseñar las ciudades como esos contenedores nuevos que van a recoger a TODOS los habitantes. Tenemos que “hacer” ciudades más humanas, donde seamos capaces de recoger lo bueno del mundo pequeño sin que lo malo del mundo grande se apodere del crecimiento sin diseñar. Y de momento la única idea que está funcionando es la de hacer Grandes Ciudades que sean contenedoras de Pequeñas Ciudades. Hay que volver al barrio como ente total, que sea capaz de servir y de arropar, de ofrecer personalidad propia.

El federalismo de barrios es el que hace una ciudad. Si una ciudad tiene buenos barrios, esa ciudad será buena. Así que sin duda, además de descentralizar servicios hacia los barrios, hay que dotarlos de personalidad propia, diferente entre ellos para que sus habitantes sepan amarlos de forma diferente. Porque querer a tu barrio sirve para hacer más barrio y a su vez hacer mejor ciudad.

Peligrosos azulejos en la Sevilla más humanista

Dentro de ese urbanismo amable que intentamos trasladar, os dejo un azulejo de una calle de Sevilla, con un texto humanista aunque se refiera a los pájaros.

"Niños; no privéis de la libertad a los pájaros; no los martiricéis y no les destruyáis sus nidos. Dios premia a los niños que protegen a los pájaros y la ley prohíbe que se las cace, se destruyan sus nidos y se les quiten sus crías".

Azulejo en el Colegio de la calle Mesón del Moro de Sevilla, con texto de Antonio Ariza Camacho, reconocido por su preocupación por la infancia y el analfabetismo popular, y su relación con los barrios pobres Moscú sevillanos y los arrabales trianeros.

Hoy se le recuerda por los retablos cerámicos que se colocaron a iniciativa suya en 1925 en las entradas de los colegios públicos. Fue asesinado por los falangistas en julio de 1936. Os dejo otro texto suyo que ponía en las puertas de los colegios, lo que nos demuestra que sin duda, era un revolucionario peligrosísimo para la sociedad andaluza.

“Los hombres de buen corazón deben proteger la vida de los pájaros y favorecer su propagación, protegiéndolos. Los labradores observarán cómo disminuyen en sus tierras las malas hierbas y los insectos. La Ley prohíbe la caza de los pájaros y señala pena para los infractores”.