Sombrajos en las calles, para dulcificar el calor del verano


Es una de las calles céntricas de la localidad de Martorell en Barcelona, una ciudad que en verano sufre como muchas otras el calor de ese sol que durante entre 6 y 8 horas, abrasa. 

Colocar los Ayuntamientos árboles es el primer paso, pero poner sombrajos para que den sombra, y que sean capaces de defenderse bien ante el aire, es un trabajo de urbanismo amable. 

Madrid es otra ciudad que también lo hace, y Málaga. En Zaragoza el fuerte aire dificulta su uso.

¿Podemos cambiar nuestras ciudades? Richard Sennet


El sociólogo norteamericano Richard Sennet era entrevistado en El País, y nos dejó algunas ideas que sin ser novedosas, si resultan contundentes viniendo de alguien con tanto prestigio. Pero no queremos escuchar, reflexionar sobre el futuro a corto plazo, una vez que hemos aceptado que el futuro a largo plazo se nos escapa por importancia. Veamos algunas de sus palabras.

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P. ¿Cómo deben cambiar nuestras ciudades? ¿Podemos ya extraer lecciones de la pandemia?

R. La covid-19 nos ha enseñado lo inflexibles que son nuestras formas de construcción. La única forma de encontrar refugio en la pandemia fue en pisos privados, que acabaron siendo prisiones. Si no hubiera sido por las vacunas, habríamos tenido ciudades muertas. Ha sido una especie de campanita que ha sonado para decirnos que necesitamos espacios urbanos más flexibles, reconfigurar nuestras casas. Tenemos ciudades superplanificadas que no pudieron reconfigurarse ante circunstancias imprevistas. Y el cambio climático va a ser aún peor; tiene efectos predecibles a largo plazo, pero imprevisibles a corto plazo. No podemos planear cuándo habrá 45 grados en Madrid, pero debemos estar preparados para reconfigurarnos ante las emergencias. Necesitamos más espacios públicos abiertos, flexibles: espacios que puedan ser reconfigurados. Más plazas, menos aparcamientos, más árboles. La mayoría de los edificios que se construyen son cajas selladas de cristal y acero. Habíamos pensado en cosas simples como ahorrar electricidad, y resulta que lo mejor que puedes hacer es abrir la ventana para que circule el aire, pero en un rascacielos no puedes abrir la ventana. Con el cambio climático vamos a necesitar estructuras más planas, más porosas, con más posibilidades de reacción ante la naturaleza. Necesitamos sistemas abiertos y flexibles. En Nueva York hemos visto que no es tanto una cuestión de calor como de lluvias: en periodos de sequía y de inundaciones, los edificios no pueden adaptarse. Tengo en la cabeza una llamada de atención para la arquitectura.

P. ¿Quién lo está haciendo bien?

R. Londres está haciendo algunas casas flexibles; hay muchos experimentos interesantes, casas de menor escala y adaptables. Como ciudad, Barcelona lo está haciendo bien, intentando ser más flexible. Algunas ciudades de provincias como Lyon lo están haciendo mejor que París, con esta propuesta de ciudad de 15 minutos que es una fantasía: si eres pobre debes desplazarte dos horas y no tienes elección. Las ciudades nórdicas como Estocolmo también son una maravilla.

Gerona, ciudad romana de calidad hace 2.000 años


Esta imagen nos plantea una reconstrucción de una teórica ciudad de Gerona en época romana, hace casi unos 2.000 años. Familias patriarcales con esclavos, gran diferencia social entre los habitantes, grandes palacios en las alturas para poder adorar a los gobernantes a través de dioses, comercios, edificios de grandes familias.

Posiblemente también talleres en los bajos de los edificios, que apoyaban al comercio en las actividades económicas, pero sobre todo edificios constituidos en manzanas, calles rectas no muy largas y estrechas, casas cuadradas separadas por calles ordenadas y paralelas, y sin duda murallas para proteger y puertas de entrada y salida para ordenar y poder cobrar impuestos.

Hablamos de hace 2.000 años pero ya podemos contemplar calles adoquinadas y a varios niveles, con escaleras y zonas peatonales, aceras, jardines públicos además de los privados y un cierto nivel de calidad urbana, para querer utilizar la calle como algo más que unas zonas de paso entre edificios. 

Podemos imaginarnos balcones y terrazas a la calle, simplemente para "contemplar" admitiendo que en las calles "suceden cosas". Urbanismo similar al actual. Espacios de convivencia y de vida.

Debemos reconocer que si tras 2.000 años no hemos cambiando gran parte de lo sustancial en la vida urbana que ya tenían los romanos, debe ser porque ese sistema de urbanismo funciona muy bien para las personas. Cuando llegaron los árabes a la historia, también con algunos cambios adoptaron un urbanismo similar. 

Teoría de las Ventanas Rotas, en las zonas verdes

Las zonas verdes no son sencillas de limpiar y cuidar, se necesita utilizar más horas de trabajo para tenerlas en condiciones, que sobre los espacios asfaltados, por eso tan importante es poder limpiar bien y en condiciones, como no ensuciar. Si no somos capaces como sociedad de cuidar nuestras zonas verdes, no se podrán ampliar los espacios de plazas y parques, por el coste de su mantenimiento.

Y recoger las desperdicios de los ciudadanos por los propios ciudadanos ahorra a las ciudades y a sus vecinos mucho dinero de impuestos o de restar de otros servicios que no se hacen.

Las papeleras son cada vez más un elemento del urbanismo que se colocan en las ciudades sucias. Hay ciudades muy limpias donde el número de papeleras es menor que en algunas ciudades de España.

La concienciación ciudadana de no ensuciar encaja con que tampoco hay necesidad de tener papeleras, pues simplemente las personas guardan sus residuos en sus bolsos o bolsillos. 

Al igual que hacemos en las viviendas de cada uno. 

Ni tiramos al suelo nada, ni concebimos hacerlo dentro de edificios públicos, excepto donde haya suciedad “de otros”. Leer en Google sobre la teoría de Los Cristales (o Ventanas) Rotos, y se entenderá perfectamente esta inconsideración social, como se actúa con las zonas degradadas.

La Cartuja de Zaragoza. Un ejemplo de no mezclar urbanismo


Las ciudades, grandes o pequeñas, sobre todo estas últimas, comparten espacios bien marcados y distribuidos para separar las zonas diferentes. Sin "casi" diseñarse, ellas solas, sin duda empujadas por sus moradores y urbanistas, se van distribuyendo los espacios, creciendo según distribuyen sus espacios.

Si vemos este ejemplo de la imagen, vemos a la localidad de La Cartuja de Zaragoza, un barrio rural de la gran ciudad a escasos siete kilómetros de distancia. Pero con una personalidad muy marcada, una estructura histórica alrededor de un monasterio de la Cartuja de la Inmaculada Concepción que se inició en 1651 y todavía quedan restos y el espacio que ocupaba.

Tenemos pues una pequeña localidad histórica en donde doña Jerónima Zaporta, se convirtió en la impulsora de una nueva cartuja cerca de Zaragoza que venía desde Alcañiz. La Guerra de la Independencia y después la Desamortización Mendizabal, provocaron que los monjes tuvieran que deshabitar su cartuja. El abandono del monasterio se produjo entre los años 1835 y 1836 como consecuencia de los decretos desamortizadores del ministro Mendizábal.

Pero alrededor de ese Monasterio cartujano ya se había ido formando una localidad de trabajadores, agricultores o servidores de propia Cartuja. 

Con la llegada del un siglo XX próspero, a partir de sus años 80, esta localidad al estar tan cerca de la gran ciudad se fue poblando de pequeñas urbanizaciones a su alrededor. Y a su vez de empresas que se instaban en un polígono industrial no muy grande pero muy bien comunicado.

Todo normal. Pero si vemos el dibujo de la segunda imagen podemos observar como este crecimiento de la localidad no se ha ido produciendo como una esponja, sino claramente troceando los espacios, para qu cada actividad ocupe nuevos espacios, pero sin mezclarse.

Zona histórica y antigua, zona moderna con otro tipo de urbanismo y zona industrial con la cicatriz de la carretera en medio, para molestar lo menos posible. Tres usos urbanos, que no se tocan, que conviven bien precisamente por este diseño de espacios compartimentados, que no se mezclan.



¿Es correcta esta rehabilitación en Francia?


Hay una norma casi no escrita, que deben mantenerse las fachadas de los edificios históricos de las ciudades, para conservar en la medida en que se pueda la imagen del paso de los tiempos por nuestras ciudades. Es lógico, positivo, imprescindible además pues nosotros estamos más de paso que los propios edificios. Pero a veces confundimos conservar, con recuperar, o con rectificar errores de los propios edificios por el paso del tiempo en sus fachadas.

Este ejemplo francés es uno muy fácil de comprender. El edificio con los muchos años y al ser una construcción de madera en su fachada, ha ido desplazándose lateralmente, quedando totalmente desvirtuado. 

En la reconstrucción del edificio tras rehabilitarlo, se ha querido mantener la fachada como se la han encontrado, y realmente tengo mis dudas si es lo más correcto. Es obligatorio y habrán intervenido técnicos de categoría, pero dudar es posible.

El interior ya vemos que se ha construido de nuevo de forma lógica, pero mantener la inclinación de la fachada de la forma en la que se la han encontrado, deja al edificio tal y como era cuando se tuvo que reconstruir, pero no como era cuando se construyó.

No sabemos cuántos años estuvo vivo el edificio y cuántos años estuvo bien y recta su fachada, y no podemos valorar si finalmente lo correcto es mantener la inclinación o no. Pero resulta cuando menos curiosa.

¿No se estará buscando un atractivo turístico, añadido a lo que debería ser simplemente una conservación histórica?

La ciudad de los 15 minutos, la ciudad amable


Curiosamente volvemos a plantearnos en España el concepto de "Ciudad de los 15 minutos" algo que algunos ya empezamos a analizar y estudiar hace más de una década, simplemente observando lo que ya funcionaba muy bien en otras ciudades madianas y grandes, y aplicando conceptos de sostenibilidad y urbanismo amable que venían de hace al menos un siglo. Lo malo de estas ideas es que se nos conviertan en modas y no en modos de trabajo.

La "Ciudad de los 15 minutos" es muy sencilla de explicar. Simplemente se trata de diseñar o rectificar, modificar o impulsar que ningún ciudadano, vecino de una gran ciudad tenga que desplazarse más de 15 minutos andando o en bicicleta a cualquier servicio imprescindible para una calidad de vida. 

Se trata de evitar desplazamientos en coche, de crear sostenibilidad y menos contaminación, de optimizar recursos y saber planificarlos. Es decir, ganar en calidad de vida. Ya funciona en París, Copenhague, New York o se está empezando a trabajar en Barcelona.

Con la pandemia nos hemos encontrado con una nueva realidad. Durante semanas no nos pudimos mover de nuestro entorno más próximo. Lo máximo que podíamos movernos era un kilómetro. Y descubrimos que a nuestro alrededor había elementos casi suficientes para vivir en calidad. Descubrimos comercios, amabilidad, servicios, zonas verdes. Sabíamos que existían, pero nunca nos parábamos para usarlas.




Las ciudades son de las personas. Y durante décadas pensamos que eran de los coches. 

Ese concepto hay que modificarlo y sabemos que costará, pero es inevitable si queremos convivir en calidad de vida. 

Quien quiera depender del coche, se puede ir a vivir al extraradio, pero quien viva dentro de las ciudades grandes debe admitir que es mucho mejor moverse en bicicleta o andando, en transporte urbano público que en coche particular.

Las ciudades deben tener comercio de proximidad, servicios públicos de todo tipo aunque no sean macro centros, deben tener zonas verdes propias y una red de transportes urbanos que los puedan mover si fuera necesario entre otros/todos los barrios de su ciudad. 

Y si un servicio público importante no tiene relación fácil con los barrios a los que tiene que dar servicio, hay que potenciar el diseño de esos sistemas de transporte público. Por ejemplo hospitales.

Las Super Manzanas son un camino, no es el único, pero han sentado las bases de trabajo para dotar de espacios de calidad de convivencia dentro de los barrios poblados de las grandes ciudades. 

El precio del metro cuadrado de terreno en New York es mucho más elevado que en Zaragoza o Málaga. Si en la Ciudad de la Manzana han logrado crear espacios similares a las Super Manzanas, si ellos tienen un inmenso parque en el centro de la ciudad y nadie osa pensar siquiera en convertirlo en viviendas, no es fácil entender que esto mismo no sea fácil de hacer en ciudades españoles de tamaño medio.


Zaragoza y sus calles verdes y frescas


Estas imágenes son de Zaragoza, de un barrio con muchos años que se construyo en una zona casi industrial pero con criterios verdes, llenando sus calles de árboles que se han convertido en tremendas esculturas naturales. Algún día hablaremos del tipo de poda que deberían tener estos árboles, pero hoy voy a centrarme en la temperatura.

Zaragoza es una ciudad de inviernos y veranos, y conseguir que se controle aunque sea levemente las temperaturas desde junio a octubre es muy de agradecer. 

Son árboles de hoja perenne lo que logra que en invierno el sol entre a la calle, y en verano se amortigüe su potencia.

En esos meses de calor no es mucha la diferencia de temperatura del interior de estas calles con una avenida dura y de asfalto, puede que entre 2 a 3 grados. Más que suficiente. 

Por es que además, esa pequeña diferencia real se convierte entre 5 a 6 grados de sensación térmica pues no solo es la temperatura sino también la humedad relativa y la capacidad para encauzar los leves vientos que pueden llegar en temporadas de alto calor.

Cuando hablamos de una ciudad que durante cuatro meses es muy habitual moverse entre los 30 y 38 grados durante ocho horas cada día, conseguir rebajar por métodos naturales esas cifras es maravilloso. 

Así que sí, las ciudad pueden y deben utilizar los recursos naturales para crear ciudades más amables, más sostenibles, de más calidad humana. 

Estas calles están además llenas de comercios y bares con terraza, y lo están simplemente porque en los meses de mucho calor son las elegidas para salir de casa a pasear o a sentarse, pues por las asfixiantes no camina nadie.



Urbanismo de Guerra. Destrozarlo parece ser el objetivo


Resulta tremendamente complicado hablar o escribir de Urbanismo Amable observando días tras día como las guerras de todo tipo lo primero que quieren destrozar son las ciudades, ese Urbanismo Básico que cuesta tanto mantener en cualquier ciudad del mundo, sea Siria, Irak o ahora Ucrania.

Parece sencillo de entender desde la información que se nos manda ya empaquetada, que las guerras se libran destrozando ciudades para poderlas conquistar. No entiendo bien para qué quiere ningún ejército o gobierno una ciudad destrozada. 

Las guerras dentro de la ciudades son complicadísimas y lo saben todos los ejércitos. El urbanismo es una herramienta que sirve mucho para la defensa de las ciudad en caso de conquista, y eso es así desde hace miles de años cuando se diseñaban las ciudades con capacidad de defensa, para dificultar su conquista.

Ya no parece tan lógico destrozar puentes, vías de comunicación o el internet de las cosas. Ya no se trata según parece de dominar el aire o el mar. Volvemos a dominar las ciudades destrozándolas. Para castigar a las personas, para debilitar su seguridad en lo que más cerca tienen. 

En las imágenes vemos Járkov en Ucrania. Una familia cocinando en la calle pues su vivienda ha quedado destrozada y ya no hay servicios de energía para lo más elemental. O vemos también el interior del  Gobierno Municipal desde donde vemos un edificio de una empresa de telecomunicaciones totalmente destrozado en medio de la ciudad.

Las imágenes son del periodista gráfico Albert García para el periódico El País.




Por qué Zaragoza reflexiona tanto sobre la ubicación de su nuevo campo de fútbol


Tenemos en Zaragoza, en este todavía inicio del año 2022, la suerte de estar hablando de qué hacer con la necesaria construcción de un nuevo gran estadio de fútbol en la ciudad, al admitir todas las partes que el actual ya no nos sirve. Ni para el fútbol de primer nivel ni para una ciudad importante.

Y digo que tenemos suerte porque encima de la mesa tenemos diversas propuestas, algunos diseños que ya tienen muchos años sobre el papel, algunos errores anteriores, y un periodo de reflexión en donde todas las partes están hablando, planteando opciones diversas, analizando los pros y contras de cada opción.

Es posible que luego, al final, Zaragoza se equivoque en su decisión. Esperemos que no, pero siempre admitiendo que no es sencillo lo fundamental. 

Dónde y a costa de qué se crea un nuevo estadio deportivo en Zaragoza

Como hay varias opciones y son muy diversas, personalmente no voy a entrar en ninguna de ellas, aunque tengo mi favorita. 

Sí quiero poner sobre la mesa la importancia de esta decisión para la ciudad de Zaragoza. Será una decisión que influirá en la ciudad durante varias décadas. Moverá urbanismo y personas, comercios y actividad, vida social y es posible que también vida cultural.

No quiero entrar en los aspectos económicos, que también los hay en varias parcelas, por ejemplo incluso en la realidad de la especulación de los que saben posicionarse en sus comprar aledañas. 

Eso siendo importante, no me importa. Me importa solo la ciudad del futuro, aunque yo ya no la vea.

Esta semana hablaron los dirigentes de Bomberos de Zaragoza y ponían sobre la mesa algo muy importante. Saber que el lugar es fundamental, por ejemplo para salvar a la ciudad en caso de una riada grande, de esas que estadísticamente vienen cada 500 años. Pero que podría venir mañana. 

El espacio geográfico en la ciudad, es fundamental

El espacio geográfico dentro de la ciudad sí importa y mucho, pues hipoteca durante décadas a la ciudad. Sucede en todas las ciudades del mundo con sus grandes espacios de masas, sean deportivas, culturales y musicales, o de gestión política.

Al lugar a donde se mueve la gente, los habitantes, se mueve la vida y la economía. 

Así que analizar el lugar es sin duda lo primero. 

Y sabemos además que todos los servicios que ya existan en su alrededor se potenciarán o se hundirán, depende y de todo habrá. 

Y que se moverán nuevas sinergias, nuevas actividades, incluso se verán afectados para bien o para mal según el espacio finalmente elegido, algo que parece tan asentado como parques, zonas verdes, ríos, transportes urbanos de viajeros, mercadillos, valor de los edificios viejos de la zona, etc.

Luego podremos hablar del diseño, del tamaño, de quien debe pagar, del color o de los materiales. pero lo primero es lo que está haciendo BIEN Zaragoza, reflexionar mucho sobre la ubicación del nuevo campo de fútbol en Zaragoza.

París y un urbanismo amable con poco dinero


Desde los poderes municipales de todas las ciudades occidentales escuchamos muchas veces la respuesta sencilla de que crear nuevos espacios urbanos de tranquilidad es costoso, difícil, complejo, casi imposible. 

Y escuchamos también que el mobiliario urbano es muy caro. Siempre son las mismas quejas para no hacer lo necesario. 

¿Todo el mobiliario urbano es caro?

Este ejemplo que vemos en las imágenes es de un barrio muy cerca del centro turístico de París del año 2022. 

Con bloques de granito reciclado de otras obras, han ido montando un espacio recuperado en la trasera de un edificio público que es la Academia Nacional de Música, para rodearlo de árboles en grandes macetones y construir unos elementos efímeros y que se podría quitar y trasladar a otro espacio, pero que sirven de relajación, de incluso sala de estar en días buenos, para los alumnos y trabajadores cercanos.

Las ideas urbanas existen, están para copiarlas, para reciclarlas en cada ciudad según las necesidades y las posibilidades de cada espacio. 

Pero hay que ir recuperando espacio en las ciudades para los peatones, para simplemente "estar" y restárselo a los coches particulares, mientras se exigen mejores servicios públicos de transporte urbano público.



Toledo, el clásico diseño urbano árabe

Esta imagen aérea superior se nos muestra el actual diseño urbano central de la ciudad de Toledo en España, la zona del barrio de su Catedral católica, un diseño que mantienen su estructura árabe

Toledo es una ciudad española con más de 2.000 años de historia en sus calles y que mantiene el diseño urbano de su casco histórico siguiendo los trazados urbanos de una ciudad típica visigoda y árabe, con calles estrechas, que curiosamente —en este caso, como muchos otros— son calles que se configuran alrededor de la propia Catedral, que ejerce como punto de atracción al trazado urbano. 

Era el núcleo del poder, del que emanaban todas las decisiones.

Todas las calles de la zona de influencia parecen ir hacia la gran Catedral católica, que como enorme punto central de la ciudad era el que atraía a los ciudadanos. 

Como en gran medida sigue haciendo en la actualidad, aunque por otros motivos totalmente diferentes. 

Calles y callejas, edificios de baja altura, con patios interiores cuadrados donde hacían su vida los habitantes árabes tan poco proclives a estar estos espacios abiertos a la calle. Patios interiores llenos de agua, de sombra para evitar los calores, de árboles y flores.

La gran cruz de la planta de la Catedral es el contrapunto al cuadrado que forma la silueta de su propio claustro aledaño. 

Curiosamente las siluetas en forma de cruz de las catedrales, eran formas que los habitantes nunca podían ver desde el aire, si acaso ascendiendo a las torres de sus catedrales. 

Pero se intuían y sobre todo se ofrecían a Dios que sí las observaba desde su cielo, como una parte más de la liturgia.