La sensación de seguridad cuando se viaja


Sé que muchos de vosotros ya conocéis esta famosa plaza de la ciudad de Marrakech, la conocido como Plaza de Yamaa el Fna, una de las más conocidas en el mundo, más curiosas y que sin duda además de trasladarte a otra época, sabemos que está de alguna manera adornada para los turistas. En el año 2001 fue nombrada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Con independencia de que partes de ella sean añadidos para que el turista más fácil no se sienta engañado en lo que le muestran, es sin duda la muestra clara de una plaza que sirve de puerta de entrada a un enorme mercado medieval y casi auténtico.

Sin querer te adentras en unos espacios que si vas bien acompañado por un guía local, muy económicos si tienen algo de vista para elegirlos, te hará sentir que retrocedes varios siglos, en una seguridad muy alta, dentro de unos espacios urbanos complejos, diferentes, en donde es imposible salir indiferente.

¿Dónde radica la seguridad pasiva? Es esta una buena pregunta. En la plaza de Yamaa el Fna en Marrakech hay que sentirse seguro porque cada uno de nosotros sabemos que estamos seguros, pues es la única manera de disfrutar y conocer. Y por que además es verdad que se está seguro. 

Pero es cierto que para la mentalidad occidental actual, la seguridad y su sensación depende mucho de lo que llevamos como mochila en nuestros pensamientos. No crees que no te vas a sentir seguro, no vayas nunca, no podrás disfrutar de esta maravilla. Si en cambio están convencido que es tan segura como cualquier ciudad española, o incluso más, quedarás prendado de lo que ves, hueles o disfrutas. 


La limpieza urbana es cuestión de todos

Hay ciudades cochinas como podría ser Berlín, Madrid o New York por poner tres ejemplos sencillos, y sucias por diversos motivos. papeleras llenas de basura sin recoger, paredes de Metro que acumulan mierda pegada desde los Indios Tabajara o asfaltos en donde la basura se acumula sin que a nadie le moleste.

Pero eso no evita que deseemos para nuestras ciudades una limpieza urbana a la altura de lo correcto, y eso depende sobre todo de cada uno de nosotros, de nuestra capacidad para manchar menos y ser más respetuosos con el entorno. 

Es verdad que los ayuntamientos deben limpiar, y a veces sobre todo en barrios, deben limpiar mejor que no siempre es lo mismo que limpiar más. 

Esos ejemplos que he comentado antes y en donde los propios ayuntamientos están por debajo de sus ciudadanos y de su propia capacidad de limpieza o de usar las papeleras, deben trabajar más y mejor la limpieza pública. 

Todos tenemos que ser responsables de la limpieza, exigiendo, pero a su vez cuidando lo que es de todos. 


Defensas para árboles en ciudades con mucho viento



En algunas grandes ciudades de países de Europa, por ejemplo en ciudades de Reino Unido, Bélgica o Alemania al menos, es habitual comprobar como en los céntricos paseos de estas localidades, pero también en zonas verdes y parques, los árboles están rodeados de montículos como el de la imagen, que ofrece diversas ventajas interesantes. Montículos o defensas, a veces de tierra y otras encerradas entre baldosas o ladrillos, que continuan en alto el diseño del pavimento.

Los viandantes que los quieran utilizar, se pueden sentar en ellos y emplear como bancos estos parterres. La limpieza de estos espacios urbanos, que son de tierra, con césped o con virutas o trozos de madera, es más sencilla y los animales domésticos no los utilizan. 

Y lo más importante, los árboles tienen asegurada una sólida y natural estructura de tierra en alto que los rodea para darles más estabilidad, que los defiende de aires fuertes, que no lo tiene tan sencillo para tumbarlos o al menos para doblarlos.

En ciudades con mucho aire sería una defensa básica y lógica, además de barata, cuando los árboles no se han podido plantar con suficiente profundidad. Esta imagen es de la ciudad de Frankfurt.

Árbol de los Deseos de Zaragoza. ¿Y si son malos deseos?


Es tiempo de poner Árboles de los Deseos en la calle, de sacar árboles artificiales para cubrirlos de notas ciudadanas con buenos deseos. O malos, que hoy he visto de todo en el de Zaragoza. 

El Árbol de los Deseos que más me ha impresionado es el que hay (o había) en la entrada al Tribunal de La Haya. El lugar, junto a un Tribunal de Paz, es el más correcto para esos usos. Y de él cuelgan innumerables papelitos blancos con buenos deseos de paz.

Ahora en Navidad es lógico que se pongan, pues entramos en tiempos de buenos deseos, aunque sea una lástima que esto no sea siempre así. 

El urbanismo, los ayuntamientos y las ciudades, también están para facilitan la amabilidad, que puedan salir los buenos deseos y seamos capaces de escribirlos, verbalizarlos, para que otros los lean. Aunque insisto, siempre hay torpes que se equivocan.

No sé si alguien será capaz de recoger todos estos deseos de Zaragoza, y clasificarlos, ordenarlos por temas y leerse una buena selección. Muchos contienen deseos muy personales, que es lógico aunque estos Árboles de los Deseos son para ideas de mejora global. 

Muchos hay que repiten el lema de Paz, de Amor, de Salud. Es lógico y necesario cuidar estos aspectos. 

Hay tontos que desean que desaparezcan ciertas personas o incluso he leído a uno que deseaba que desapareciera un país vecino pues eran unos vecinos indeseables. 

Claro que… tampoco podemos plantearnos que todos los deseos sean en positivo, la vida es plural como plural debe ser la libertad de opinión.


Arquitectura infantil como si fuera un juego


En esta imagen vemos a un niño jugando a la arquitectura. Él solo se ha puesto a jugar con las construcciones viejunas. A mano se pone a trabajar ensimismado, creando en el espacio vacío de una mesa, unas nuevas paredes y edificios sin indicación ninguna. Es la libertad de crear. 

Simplemente era un niño de visita en la casa de unos amigos, al que le sacamos el viejo juego y se puso a "construir". Por cierto, tener la visita de un niño no es algo "simple" sino maravilloso. Pero continúo con el tema.

No hablo solo de juegos —por cierto este niño tiene más de media docena de "otros" juegos manuales de construcción— sino de algo mas. Hablo del disfrute que produce modular con tus propia manos los espacios en donde no hay nada, hasta que tú mismo, con 5 años o con 46 años, te poner a crear.

Pero pocos juegos hay como Lego, que permiten ir construyendo como si fueras utilizando ladrillos, levantando en el aire tus propios juegos y construcciones. Y además quedan enganchadas las piezas como con cemento, para que se puedan continuar las construcciones sin que se caigan. 

No, nunca me ha pagado Lego por hablar de ellos, los juegos los he comprado yo, y son caros, lo sé. NO ES PUBLICIDAD.

Si a un niño le damos papel y colores, se pone a pintar por instinto. Si le damos ladrillos se pone a construir. Si le damos barro hace de escultor. Sin escuela, por puro instinto natural del animal humano. 

Pero todo su conocimiento se pone en funcionamiento en llenar el vacío, en crear "cosas" que no existen hasta que las modela.

Nuestra capacidad para crear o diseñar casas o jardines, Arte de muy diversa fractura y factura, es muy alta…, hasta que la vamos diluyendo por diversos motivos. 


Código de utilidad urbana en los suelos de las ciudades

Todos hemos visto en nuestras ciudades señales en el suelo como los que vemos arriba. Grafiti de diferente color con indicaciones y flechas, que nos imaginamos para qué sirven. Son informaciones de lo que hay debajo del asfalto.

Cuando alguna empresa privada tiene que hacer una obra tiene la obligación de dar parte a los ayuntamientos, de enterarse bien que hay debajo de la zona en donde va a efectuar las obras, para seguridad ante accidentes y por coste económico de la misma. 

A veces hay barrios y zonas que están perfectamente digitalizados los elementos que hay debajo del asfalto, pero otras veces no, en algunas ciudades no. Y entonces deben ir las empresas que tienen instalaciones por debajo, a marcar qué se encontrarán al hacer la obra.

Los colores indican el tipo de conducto o cables o tuberías que se van a encontrar. No son iguales entre países, pero más o menos indican parecidos servicios. Hay marcas rojas, naranja, amarillas, verdes, azules, moradas, rosas, negras o blancas. Cada una de ellas, cada color indica un tipo de servicio.

Una vez efectuada la obra estas marcas desaparecen, pero mientras tanto son el plano indicativo de lo que se van a encontrar debajo del suelo, con distancias, profundidad, orientación y dirección de los cables, etc.

La imagen de arriba es de una acera en Zaragoza, y la de abajo es de New York. Podemos ver que son muy similares.



Alcantarillas mal colocadas. O bien colocadas


El Arte Contemporáneo o Arte Moderno tiene que ver mucho con el Urbanismo, y así lo ha sabido recoger el usuario de Instagram @alcantarillamal en su página, recogiendo efectos que produce en el suelo las alcantarillas mal colocadas. 

Sin ninguna duda es Arte Visual, curioso y casual. Aunque la gran duda podría ser si los operarios que colocaron "mal" las tapas de alcantarillas lo hicieron por desgana o descuido, o si precisamente buscaban estos efectos artísticos, casi pictóricos. Ya, sabemos la respuesta, pero no está nada mal imaginarnos que nada es casualidad en la vida, tampoco en el urbanismo.

¿Es posible rehabilitar viviendas de 60 años?

Tenemos un problema añadido a intentar la rehabilitación de viviendas de bajo valor económico y alto valor social, de esos edificios realizados en los años 60 en las grandes ciudades españolas, sin ascensor, con una superficie cercana a los 50 metros cuadrados, y con unas calidades bajas, que forman urbanizaciones muy conocidas y con diversos apellidos.

Una rehabilitación integral de estos edificios, que trabaje el envolvente, más la instalación de un ascensor y un arreglo de la urbanización que rodea el interior de estos bloques de viviendas, puede suponer una inversión por vivienda de entre 45.000 y 55.000 euros. 

Sobre el 50% de ese coste es para el edificio envolvente, cubiertas y zonas comunes interiores, y el otro 50% para ascensor, telecomunicaciones, energías renovables y urbanización de la zona.

De esas cantidades finales de coste de la inversión, aproximadamente y hasta la fecha, las instituciones públicas aportaban entre 15.000 y 25.000 euros y muy posiblemente a costa de crear más alturas en los edificios para que estas nuevas viviendas pudieran soportar la inversión pública.

Se podía demostrar que las obras en estos edificios supondría un ahorro energético de unos 10.000 a 15.000 euros en 20 años que es el periodo que se estimaba de amortización. Y los propietarios tendrían que aportar sin reversión por el ahorro, entre 15.000 y 25.000 euros a amortizar en esos 20 años, con intereses bajos y que suponían hasta la fecha una revalorización segura del valor de la vivienda.

Pero la realidad actual está en un camino complicado para estas contabilidades. 

Hablaba yo esta semana con un tasador de Zaragoza y estos pisos sin ascensor pueden estar ahora escriturados en venta sobre los 30.000 euros. Y con ascensor y renovados sobre los 40.000 a 50.000 euros. Precios escriturados y no de venta.

En las mismas zonas pero unos 10 años más nuevos, unos 10 metros más grandes y con algo más de calidad en la construcción se están vendiendo entre 50.000 y 80.000 euros. Son precios de venta, no de salida al mercado. 

Ante esta realidad del precio de venta, la inversión en estas viviendas se vuelve compleja, pues incluso algunas entidades financieras no quieren realizar hipotecas por 30.000 euros (20.000 de inversión sin revertir y 10.000 que se ahorran en gastos de energía). 

¿Soluciones? Pues tal vez haya que estudiar opciones de reversión de estas viviendas a los Ayuntamientos, a cambio de la reforma y rehabilitación y un derecho de uso gratuito de los habitantes hasta su fallecimiento. O fórmulas parecidas que hagan viable a las instituciones la inversión y a los vecinos la calidad de vida. Sin duda, estas fórmulas no las desean, de momento, los vecinos.


Calles diminutas, como ejemplo verde en Zaragoza

Hoy os voy a mostrar unas imágenes de dos calles muy estrechas de Zaragoza, con viviendas unifamiliares a ambos lados, vecinos todos ellos que llevan décadas viviendo juntos, y que han logrado convertir sus calles en pequeños jardines diminutos que tienen vida propia. Cambian en su decoración según sea Navidad, verano, primavera o Halloween.


Imagen de Mapas de Apple - Las calles son las más estrechas de la imagen

Podemos encontrar arbustos o árboles, pequeños frutales o florales decorativos, olorosas o varios gatos que juegan con la tierra, pequeños adornos e incluso campanillas que suenan con el aire. Además de ser la amabilidad urbana para ellos, que son los que habitan estas calles, lo son para los que a veces paseamos entre ellas, buscando precisamente ese componente de diferencia urbana.


Son las calles Maestro Calavia y Maestro Tremps, del barrio de La Jota de Zaragoza. Dos ejemplos de que otro tipo de calles se pueden construir en las zonas que conocemos como Ciudad Jardín y que existen en muchas ciudades. 

Son trabajos urbanos de los usuarios, de los propietarios, que tan solo solicitan a cambio un respeto para sus trabajos de cuidado urbano.

Grafiti en Zaragoza. ¿Nos quieren decir algo o son extraterrestres?


En el Urbanismo con más miradas hace años que nos llegaron los grafiti. Creo que desde hace unos 2.000 años están entre nosotros pues ya los romanos los utilizaban en sus calles. Los mensajes que nos dejan los vecinos de nuestra ciudad en las calles, suyas y nuestras, a veces se entiende, y otras veces resultan curiosas, raras y casi indescifrables. 

¿Es una firma? 

¿Es sánscrito? 

¿Es un dibujo gráfico?

Estos grafismos son del barrio de La Jota de Zaragoza, y efectivamente, son curiosamente originales.


Super Manzanas. Ventajas e inconvenientes


Cuando el Urbanismo, como gran eje político en los ayuntamientos, se tiene que enfrentar a los diversos grupos de gestión municipal para desgastar a los contrarios, siempre sale perdiendo la ciudad, sus habitantes. Ahora está pasando en la Barcelona preelectoral. 

Los partidos PSC, ERC y Junts parecen unidos en cuestionar el modelo de ciudad que la alcaldesa Ada Colau (Comunes) trabaja en su ciudad (2022/2023), con más zonas peatonales, más vegetación y menos tráficos y asfalto, en las llamadas Super Manzanas o Superillas, proyectos que ya llevan años funcionando en Barcelona y que han interesado a más de 250 ciudades de todo el mundo, para su estudio, ventajas y a veces problemas.

Sin duda es un proyecto casi viejuno que requiere un estudio detallado en cada ciudad y en donde hay dudas que se deben resolver con arreglo a cada lugar elegido. 

Toda Super Manzana es una Isla y como tal está rodeada de espacios que no son Super Manzana. Y es en esos espacios exteriores en donde más problemas puede haber, pues se convierten en los ejes que absorben todo el tráfico, menos peatones, peor rentabilidad para el comercio local. 

El vecino que vive dentro de una Super Manzana vive con más calidad, mientras que quien vive en los espacios que circundan a las Super Manzanas ven incrementados los problemas de tráfico, ruido, contaminación o de aparcamiento.

El objetivo de estas islas urbanas, de las Super Manzanas no es solo proporcionar mejor calidad de vida a una parte de los vecinos de un barrio, sino en el fondo la de controlar el aumento del tráfico, de la contaminación en toda la ciudad. 

De nada sirven las Super Manzanas si no van acompañadas de mejor servicio de transporte urbano público, de control de muy diversas maneras del exceso de uso del coche particular en las grandes ciudades, de apoyo al comercio de proximidad, etc.

Por eso es bueno que se cuestionen acciones para reflexionar y modificar. Pero lo correcto sería que fueran los técnicos en arquitectura, diseño urbano, sociología, asociacionismo de barrio, etc. lo que debieran elaborar esas reflexiones y puntos de análisis.




Urbanismo de Zaragoza, diseñado para animales urbanos


No todo el urbanismo y el mobiliario urbano que se crea en las ciudades es para las personas, pero sí para sus habitantes. Y en las ciudades además de personas conviven innumerables clases de animales de variadas especies. Algunos son dañinos, otros hay que controlarlos para que no abunden en exceso, y a su vez algunos hay que cuidar o facilitar su hábitat, pues son beneficiosos para las personas, para la convivencia natural.

Estas cajitas que para muchos zaragozanos son unas grandes desconocidas, sirven para que ciertos animales, aves y/o murciélagos, puedan viven en su interior, sobre todo en algunos casos de frío intenso o para hacer cría. 

Vemos tres bloques distintos diseñados para tres tipos de habitantes diferentes. Dos cajitas distintas en su diseño para diferentes tipos de aves, y otros habitáculos oscuros para murciélagos. Comedores de insectos, limpiadores de la zona, para que los paseos por el parque a las orillas del Ebro sean más placenteros.

Senderos de Deseo, urbanismo a la carta en los parques


Todos conocemos en nuestros parques y zonas verdes urbanas lo que son los "Caminos de Deseo" aunque no todos sepamos cómo se llaman en realidad y si son algo positivo o negativo. Lo curioso es que todos los utilizamos.

Son esos pequeñas sendas que vamos dibujando con los pies en las zonas verdes, casi naturales, y que los ciudadanos, los peatones, vamos creando en los parques y a veces plazas si estas no se han creado con las zonas verdes en alto, en los campos asilvestrados cercanos a las ciudades, incluso en bosques o espacios naturales.

Son caminos —sobre todo si nos referimos a los parques o jardines de las ciudades— que se van formando poco a poco tras la inauguración del diseño final de una zona verdes, y ajenos al trazado diseñado por los urbanistas, arquitectos o diseñadores de zonas verdes.

Los ciudadanos que pasean por las nuevas zonas van encontrando enseguida caminos más fáciles, cortos o útiles para pasar de una zona a otra. Y eso en principio suena a un destrozo de la zona verde, pero al contrario, es algo que se contempla en todos los departamentos de diseño urbano.

Se sabe que estos Caminos o Sendas del Deseo se crearán, y se admiten como opciones ajenas al diseño real de la zona, sobre todo por el respeto que supone un proceso que lleva siglos produciéndose. 

Y si los diseñadores de la zona verde no desean que existan, que los peatones las creen, simplemente enmarcan esas zonas verdes con piedras o las levantan pocos centímetros del suelo con un simple adoquín.

De hecho se sabe que muchas calles de las ampliaciones de las ciudades en la antigüedad se producían a base de esos Caminos del Deseo, que eran los utilizados por viandantes o por animales en sus movimiento.

Antes incluso de que se diseñaran planes de urbanismo para crear nuevas calles, desde siglos han existido estos Caminos del Deseo que se iban formando alrededor de las ciudades. Y cuando estas se ampliaban, se utilizaban esos caminos como referencia para hacer calles.

Un ejemplo lo podemos señalar en Zaragoza. Las calles Camino del Vado o Travesía del Vado en la margen izquierda de Zaragoza, existían mucho antes de que en esa zona hubiera casas, viviendas, en lo que hoy es un barrio totalmente urbanizado y poblado. Eran caminos de tierra formado por el paso de personas y caballerías para atravesar el río Gállego en las zonas de "vado" en donde era más sencillo cruzarlo.

Hoy esos Caminos o Sendas del Deseo articulan desde hace décadas el crecimiento real del urbanismo en la zona, aunque ahora ya nadie cruza el río Gállego andando por encima de las aguas sino por puentes. 

Otro detalle al que tienen respeto los urbanistas en relación a estos Caminos del Deseo, es que según su anchura nos indican si son caminos más o menos utilizados. 

No es sencillo al diseñar una extensa zona verde qué zonas, caminos o entradas van a ser más utilizadas por los vecinos de la zona. Depende de muchos factores como puede ser la sombra, el paisaje que se observa desde una zona o desde otra, el tráfico, si hay o no bancos o es una zona que se encharca con las lluvias, el ruido o el silencio, etc. 

Los Caminos del Deseo indican qué uso se hace del parque y ayudan a diseñar los futuros parques, plazas o zonas verdes de la ciudad.

Julio Puente

Sombrajos en las calles, para dulcificar el calor del verano


Es una de las calles céntricas de la localidad de Martorell en Barcelona, una ciudad que en verano sufre como muchas otras el calor de ese sol que durante entre 6 y 8 horas, abrasa. 

Colocar los Ayuntamientos árboles es el primer paso, pero poner sombrajos para que den sombra, y que sean capaces de defenderse bien ante el aire, es un trabajo de urbanismo amable. 

Madrid es otra ciudad que también lo hace, y Málaga. En Zaragoza el fuerte aire dificulta su uso.

¿Podemos cambiar nuestras ciudades? Richard Sennet


El sociólogo norteamericano Richard Sennet era entrevistado en El País, y nos dejó algunas ideas que sin ser novedosas, si resultan contundentes viniendo de alguien con tanto prestigio. Pero no queremos escuchar, reflexionar sobre el futuro a corto plazo, una vez que hemos aceptado que el futuro a largo plazo se nos escapa por importancia. Veamos algunas de sus palabras.

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P. ¿Cómo deben cambiar nuestras ciudades? ¿Podemos ya extraer lecciones de la pandemia?

R. La covid-19 nos ha enseñado lo inflexibles que son nuestras formas de construcción. La única forma de encontrar refugio en la pandemia fue en pisos privados, que acabaron siendo prisiones. Si no hubiera sido por las vacunas, habríamos tenido ciudades muertas. Ha sido una especie de campanita que ha sonado para decirnos que necesitamos espacios urbanos más flexibles, reconfigurar nuestras casas. Tenemos ciudades superplanificadas que no pudieron reconfigurarse ante circunstancias imprevistas. Y el cambio climático va a ser aún peor; tiene efectos predecibles a largo plazo, pero imprevisibles a corto plazo. No podemos planear cuándo habrá 45 grados en Madrid, pero debemos estar preparados para reconfigurarnos ante las emergencias. Necesitamos más espacios públicos abiertos, flexibles: espacios que puedan ser reconfigurados. Más plazas, menos aparcamientos, más árboles. La mayoría de los edificios que se construyen son cajas selladas de cristal y acero. Habíamos pensado en cosas simples como ahorrar electricidad, y resulta que lo mejor que puedes hacer es abrir la ventana para que circule el aire, pero en un rascacielos no puedes abrir la ventana. Con el cambio climático vamos a necesitar estructuras más planas, más porosas, con más posibilidades de reacción ante la naturaleza. Necesitamos sistemas abiertos y flexibles. En Nueva York hemos visto que no es tanto una cuestión de calor como de lluvias: en periodos de sequía y de inundaciones, los edificios no pueden adaptarse. Tengo en la cabeza una llamada de atención para la arquitectura.

P. ¿Quién lo está haciendo bien?

R. Londres está haciendo algunas casas flexibles; hay muchos experimentos interesantes, casas de menor escala y adaptables. Como ciudad, Barcelona lo está haciendo bien, intentando ser más flexible. Algunas ciudades de provincias como Lyon lo están haciendo mejor que París, con esta propuesta de ciudad de 15 minutos que es una fantasía: si eres pobre debes desplazarte dos horas y no tienes elección. Las ciudades nórdicas como Estocolmo también son una maravilla.

Gerona, ciudad romana de calidad hace 2.000 años


Esta imagen nos plantea una reconstrucción de una teórica ciudad de Gerona en época romana, hace casi unos 2.000 años. Familias patriarcales con esclavos, gran diferencia social entre los habitantes, grandes palacios en las alturas para poder adorar a los gobernantes a través de dioses, comercios, edificios de grandes familias.

Posiblemente también talleres en los bajos de los edificios, que apoyaban al comercio en las actividades económicas, pero sobre todo edificios constituidos en manzanas, calles rectas no muy largas y estrechas, casas cuadradas separadas por calles ordenadas y paralelas, y sin duda murallas para proteger y puertas de entrada y salida para ordenar y poder cobrar impuestos.

Hablamos de hace 2.000 años pero ya podemos contemplar calles adoquinadas y a varios niveles, con escaleras y zonas peatonales, aceras, jardines públicos además de los privados y un cierto nivel de calidad urbana, para querer utilizar la calle como algo más que unas zonas de paso entre edificios. 

Podemos imaginarnos balcones y terrazas a la calle, simplemente para "contemplar" admitiendo que en las calles "suceden cosas". Urbanismo similar al actual. Espacios de convivencia y de vida.

Debemos reconocer que si tras 2.000 años no hemos cambiando gran parte de lo sustancial en la vida urbana que ya tenían los romanos, debe ser porque ese sistema de urbanismo funciona muy bien para las personas. Cuando llegaron los árabes a la historia, también con algunos cambios adoptaron un urbanismo similar. 

Teoría de las Ventanas Rotas, en las zonas verdes

Las zonas verdes no son sencillas de limpiar y cuidar, se necesita utilizar más horas de trabajo para tenerlas en condiciones, que sobre los espacios asfaltados, por eso tan importante es poder limpiar bien y en condiciones, como no ensuciar. Si no somos capaces como sociedad de cuidar nuestras zonas verdes, no se podrán ampliar los espacios de plazas y parques, por el coste de su mantenimiento.

Y recoger las desperdicios de los ciudadanos por los propios ciudadanos ahorra a las ciudades y a sus vecinos mucho dinero de impuestos o de restar de otros servicios que no se hacen.

Las papeleras son cada vez más un elemento del urbanismo que se colocan en las ciudades sucias. Hay ciudades muy limpias donde el número de papeleras es menor que en algunas ciudades de España.

La concienciación ciudadana de no ensuciar encaja con que tampoco hay necesidad de tener papeleras, pues simplemente las personas guardan sus residuos en sus bolsos o bolsillos. 

Al igual que hacemos en las viviendas de cada uno. 

Ni tiramos al suelo nada, ni concebimos hacerlo dentro de edificios públicos, excepto donde haya suciedad “de otros”. Leer en Google sobre la teoría de Los Cristales (o Ventanas) Rotos, y se entenderá perfectamente esta inconsideración social, como se actúa con las zonas degradadas.

La Cartuja de Zaragoza. Un ejemplo de no mezclar urbanismo


Las ciudades, grandes o pequeñas, sobre todo estas últimas, comparten espacios bien marcados y distribuidos para separar las zonas diferentes. Sin "casi" diseñarse, ellas solas, sin duda empujadas por sus moradores y urbanistas, se van distribuyendo los espacios, creciendo según distribuyen sus espacios.

Si vemos este ejemplo de la imagen, vemos a la localidad de La Cartuja de Zaragoza, un barrio rural de la gran ciudad a escasos siete kilómetros de distancia. Pero con una personalidad muy marcada, una estructura histórica alrededor de un monasterio de la Cartuja de la Inmaculada Concepción que se inició en 1651 y todavía quedan restos y el espacio que ocupaba.

Tenemos pues una pequeña localidad histórica en donde doña Jerónima Zaporta, se convirtió en la impulsora de una nueva cartuja cerca de Zaragoza que venía desde Alcañiz. La Guerra de la Independencia y después la Desamortización Mendizabal, provocaron que los monjes tuvieran que deshabitar su cartuja. El abandono del monasterio se produjo entre los años 1835 y 1836 como consecuencia de los decretos desamortizadores del ministro Mendizábal.

Pero alrededor de ese Monasterio cartujano ya se había ido formando una localidad de trabajadores, agricultores o servidores de propia Cartuja. 

Con la llegada del un siglo XX próspero, a partir de sus años 80, esta localidad al estar tan cerca de la gran ciudad se fue poblando de pequeñas urbanizaciones a su alrededor. Y a su vez de empresas que se instaban en un polígono industrial no muy grande pero muy bien comunicado.

Todo normal. Pero si vemos el dibujo de la segunda imagen podemos observar como este crecimiento de la localidad no se ha ido produciendo como una esponja, sino claramente troceando los espacios, para qu cada actividad ocupe nuevos espacios, pero sin mezclarse.

Zona histórica y antigua, zona moderna con otro tipo de urbanismo y zona industrial con la cicatriz de la carretera en medio, para molestar lo menos posible. Tres usos urbanos, que no se tocan, que conviven bien precisamente por este diseño de espacios compartimentados, que no se mezclan.



¿Es correcta esta rehabilitación en Francia?


Hay una norma casi no escrita, que deben mantenerse las fachadas de los edificios históricos de las ciudades, para conservar en la medida en que se pueda la imagen del paso de los tiempos por nuestras ciudades. Es lógico, positivo, imprescindible además pues nosotros estamos más de paso que los propios edificios. Pero a veces confundimos conservar, con recuperar, o con rectificar errores de los propios edificios por el paso del tiempo en sus fachadas.

Este ejemplo francés es uno muy fácil de comprender. El edificio con los muchos años y al ser una construcción de madera en su fachada, ha ido desplazándose lateralmente, quedando totalmente desvirtuado. 

En la reconstrucción del edificio tras rehabilitarlo, se ha querido mantener la fachada como se la han encontrado, y realmente tengo mis dudas si es lo más correcto. Es obligatorio y habrán intervenido técnicos de categoría, pero dudar es posible.

El interior ya vemos que se ha construido de nuevo de forma lógica, pero mantener la inclinación de la fachada de la forma en la que se la han encontrado, deja al edificio tal y como era cuando se tuvo que reconstruir, pero no como era cuando se construyó.

No sabemos cuántos años estuvo vivo el edificio y cuántos años estuvo bien y recta su fachada, y no podemos valorar si finalmente lo correcto es mantener la inclinación o no. Pero resulta cuando menos curiosa.

¿No se estará buscando un atractivo turístico, añadido a lo que debería ser simplemente una conservación histórica?

La ciudad de los 15 minutos, la ciudad amable


Curiosamente volvemos a plantearnos en España el concepto de "Ciudad de los 15 minutos" algo que algunos ya empezamos a analizar y estudiar hace más de una década, simplemente observando lo que ya funcionaba muy bien en otras ciudades madianas y grandes, y aplicando conceptos de sostenibilidad y urbanismo amable que venían de hace al menos un siglo. Lo malo de estas ideas es que se nos conviertan en modas y no en modos de trabajo.

La "Ciudad de los 15 minutos" es muy sencilla de explicar. Simplemente se trata de diseñar o rectificar, modificar o impulsar que ningún ciudadano, vecino de una gran ciudad tenga que desplazarse más de 15 minutos andando o en bicicleta a cualquier servicio imprescindible para una calidad de vida. 

Se trata de evitar desplazamientos en coche, de crear sostenibilidad y menos contaminación, de optimizar recursos y saber planificarlos. Es decir, ganar en calidad de vida. Ya funciona en París, Copenhague, New York o se está empezando a trabajar en Barcelona.

Con la pandemia nos hemos encontrado con una nueva realidad. Durante semanas no nos pudimos mover de nuestro entorno más próximo. Lo máximo que podíamos movernos era un kilómetro. Y descubrimos que a nuestro alrededor había elementos casi suficientes para vivir en calidad. Descubrimos comercios, amabilidad, servicios, zonas verdes. Sabíamos que existían, pero nunca nos parábamos para usarlas.




Las ciudades son de las personas. Y durante décadas pensamos que eran de los coches. 

Ese concepto hay que modificarlo y sabemos que costará, pero es inevitable si queremos convivir en calidad de vida. 

Quien quiera depender del coche, se puede ir a vivir al extraradio, pero quien viva dentro de las ciudades grandes debe admitir que es mucho mejor moverse en bicicleta o andando, en transporte urbano público que en coche particular.

Las ciudades deben tener comercio de proximidad, servicios públicos de todo tipo aunque no sean macro centros, deben tener zonas verdes propias y una red de transportes urbanos que los puedan mover si fuera necesario entre otros/todos los barrios de su ciudad. 

Y si un servicio público importante no tiene relación fácil con los barrios a los que tiene que dar servicio, hay que potenciar el diseño de esos sistemas de transporte público. Por ejemplo hospitales.

Las Super Manzanas son un camino, no es el único, pero han sentado las bases de trabajo para dotar de espacios de calidad de convivencia dentro de los barrios poblados de las grandes ciudades. 

El precio del metro cuadrado de terreno en New York es mucho más elevado que en Zaragoza o Málaga. Si en la Ciudad de la Manzana han logrado crear espacios similares a las Super Manzanas, si ellos tienen un inmenso parque en el centro de la ciudad y nadie osa pensar siquiera en convertirlo en viviendas, no es fácil entender que esto mismo no sea fácil de hacer en ciudades españoles de tamaño medio.


Zaragoza y sus calles verdes y frescas


Estas imágenes son de Zaragoza, de un barrio con muchos años que se construyo en una zona casi industrial pero con criterios verdes, llenando sus calles de árboles que se han convertido en tremendas esculturas naturales. Algún día hablaremos del tipo de poda que deberían tener estos árboles, pero hoy voy a centrarme en la temperatura.

Zaragoza es una ciudad de inviernos y veranos, y conseguir que se controle aunque sea levemente las temperaturas desde junio a octubre es muy de agradecer. 

Son árboles de hoja perenne lo que logra que en invierno el sol entre a la calle, y en verano se amortigüe su potencia.

En esos meses de calor no es mucha la diferencia de temperatura del interior de estas calles con una avenida dura y de asfalto, puede que entre 2 a 3 grados. Más que suficiente. 

Por es que además, esa pequeña diferencia real se convierte entre 5 a 6 grados de sensación térmica pues no solo es la temperatura sino también la humedad relativa y la capacidad para encauzar los leves vientos que pueden llegar en temporadas de alto calor.

Cuando hablamos de una ciudad que durante cuatro meses es muy habitual moverse entre los 30 y 38 grados durante ocho horas cada día, conseguir rebajar por métodos naturales esas cifras es maravilloso. 

Así que sí, las ciudad pueden y deben utilizar los recursos naturales para crear ciudades más amables, más sostenibles, de más calidad humana. 

Estas calles están además llenas de comercios y bares con terraza, y lo están simplemente porque en los meses de mucho calor son las elegidas para salir de casa a pasear o a sentarse, pues por las asfixiantes no camina nadie.



Urbanismo de Guerra. Destrozarlo parece ser el objetivo


Resulta tremendamente complicado hablar o escribir de Urbanismo Amable observando días tras día como las guerras de todo tipo lo primero que quieren destrozar son las ciudades, ese Urbanismo Básico que cuesta tanto mantener en cualquier ciudad del mundo, sea Siria, Irak o ahora Ucrania.

Parece sencillo de entender desde la información que se nos manda ya empaquetada, que las guerras se libran destrozando ciudades para poderlas conquistar. No entiendo bien para qué quiere ningún ejército o gobierno una ciudad destrozada. 

Las guerras dentro de la ciudades son complicadísimas y lo saben todos los ejércitos. El urbanismo es una herramienta que sirve mucho para la defensa de las ciudad en caso de conquista, y eso es así desde hace miles de años cuando se diseñaban las ciudades con capacidad de defensa, para dificultar su conquista.

Ya no parece tan lógico destrozar puentes, vías de comunicación o el internet de las cosas. Ya no se trata según parece de dominar el aire o el mar. Volvemos a dominar las ciudades destrozándolas. Para castigar a las personas, para debilitar su seguridad en lo que más cerca tienen. 

En las imágenes vemos Járkov en Ucrania. Una familia cocinando en la calle pues su vivienda ha quedado destrozada y ya no hay servicios de energía para lo más elemental. O vemos también el interior del  Gobierno Municipal desde donde vemos un edificio de una empresa de telecomunicaciones totalmente destrozado en medio de la ciudad.

Las imágenes son del periodista gráfico Albert García para el periódico El País.




Por qué Zaragoza reflexiona tanto sobre la ubicación de su nuevo campo de fútbol


Tenemos en Zaragoza, en este todavía inicio del año 2022, la suerte de estar hablando de qué hacer con la necesaria construcción de un nuevo gran estadio de fútbol en la ciudad, al admitir todas las partes que el actual ya no nos sirve. Ni para el fútbol de primer nivel ni para una ciudad importante.

Y digo que tenemos suerte porque encima de la mesa tenemos diversas propuestas, algunos diseños que ya tienen muchos años sobre el papel, algunos errores anteriores, y un periodo de reflexión en donde todas las partes están hablando, planteando opciones diversas, analizando los pros y contras de cada opción.

Es posible que luego, al final, Zaragoza se equivoque en su decisión. Esperemos que no, pero siempre admitiendo que no es sencillo lo fundamental. 

Dónde y a costa de qué se crea un nuevo estadio deportivo en Zaragoza

Como hay varias opciones y son muy diversas, personalmente no voy a entrar en ninguna de ellas, aunque tengo mi favorita. 

Sí quiero poner sobre la mesa la importancia de esta decisión para la ciudad de Zaragoza. Será una decisión que influirá en la ciudad durante varias décadas. Moverá urbanismo y personas, comercios y actividad, vida social y es posible que también vida cultural.

No quiero entrar en los aspectos económicos, que también los hay en varias parcelas, por ejemplo incluso en la realidad de la especulación de los que saben posicionarse en sus comprar aledañas. 

Eso siendo importante, no me importa. Me importa solo la ciudad del futuro, aunque yo ya no la vea.

Esta semana hablaron los dirigentes de Bomberos de Zaragoza y ponían sobre la mesa algo muy importante. Saber que el lugar es fundamental, por ejemplo para salvar a la ciudad en caso de una riada grande, de esas que estadísticamente vienen cada 500 años. Pero que podría venir mañana. 

El espacio geográfico en la ciudad, es fundamental

El espacio geográfico dentro de la ciudad sí importa y mucho, pues hipoteca durante décadas a la ciudad. Sucede en todas las ciudades del mundo con sus grandes espacios de masas, sean deportivas, culturales y musicales, o de gestión política.

Al lugar a donde se mueve la gente, los habitantes, se mueve la vida y la economía. 

Así que analizar el lugar es sin duda lo primero. 

Y sabemos además que todos los servicios que ya existan en su alrededor se potenciarán o se hundirán, depende y de todo habrá. 

Y que se moverán nuevas sinergias, nuevas actividades, incluso se verán afectados para bien o para mal según el espacio finalmente elegido, algo que parece tan asentado como parques, zonas verdes, ríos, transportes urbanos de viajeros, mercadillos, valor de los edificios viejos de la zona, etc.

Luego podremos hablar del diseño, del tamaño, de quien debe pagar, del color o de los materiales. pero lo primero es lo que está haciendo BIEN Zaragoza, reflexionar mucho sobre la ubicación del nuevo campo de fútbol en Zaragoza.

París y un urbanismo amable con poco dinero


Desde los poderes municipales de todas las ciudades occidentales escuchamos muchas veces la respuesta sencilla de que crear nuevos espacios urbanos de tranquilidad es costoso, difícil, complejo, casi imposible. 

Y escuchamos también que el mobiliario urbano es muy caro. Siempre son las mismas quejas para no hacer lo necesario. 

¿Todo el mobiliario urbano es caro?

Este ejemplo que vemos en las imágenes es de un barrio muy cerca del centro turístico de París del año 2022. 

Con bloques de granito reciclado de otras obras, han ido montando un espacio recuperado en la trasera de un edificio público que es la Academia Nacional de Música, para rodearlo de árboles en grandes macetones y construir unos elementos efímeros y que se podría quitar y trasladar a otro espacio, pero que sirven de relajación, de incluso sala de estar en días buenos, para los alumnos y trabajadores cercanos.

Las ideas urbanas existen, están para copiarlas, para reciclarlas en cada ciudad según las necesidades y las posibilidades de cada espacio. 

Pero hay que ir recuperando espacio en las ciudades para los peatones, para simplemente "estar" y restárselo a los coches particulares, mientras se exigen mejores servicios públicos de transporte urbano público.



Toledo, el clásico diseño urbano árabe

Esta imagen aérea superior se nos muestra el actual diseño urbano central de la ciudad de Toledo en España, la zona del barrio de su Catedral católica, un diseño que mantienen su estructura árabe

Toledo es una ciudad española con más de 2.000 años de historia en sus calles y que mantiene el diseño urbano de su casco histórico siguiendo los trazados urbanos de una ciudad típica visigoda y árabe, con calles estrechas, que curiosamente —en este caso, como muchos otros— son calles que se configuran alrededor de la propia Catedral, que ejerce como punto de atracción al trazado urbano. 

Era el núcleo del poder, del que emanaban todas las decisiones.

Todas las calles de la zona de influencia parecen ir hacia la gran Catedral católica, que como enorme punto central de la ciudad era el que atraía a los ciudadanos. 

Como en gran medida sigue haciendo en la actualidad, aunque por otros motivos totalmente diferentes. 

Calles y callejas, edificios de baja altura, con patios interiores cuadrados donde hacían su vida los habitantes árabes tan poco proclives a estar estos espacios abiertos a la calle. Patios interiores llenos de agua, de sombra para evitar los calores, de árboles y flores.

La gran cruz de la planta de la Catedral es el contrapunto al cuadrado que forma la silueta de su propio claustro aledaño. 

Curiosamente las siluetas en forma de cruz de las catedrales, eran formas que los habitantes nunca podían ver desde el aire, si acaso ascendiendo a las torres de sus catedrales. 

Pero se intuían y sobre todo se ofrecían a Dios que sí las observaba desde su cielo, como una parte más de la liturgia.