Es tiempo de poner Árboles de los Deseos en la calle, de sacar árboles artificiales para cubrirlos de notas ciudadanas con buenos deseos. O malos, que hoy he visto de todo en el de Zaragoza.
El Árbol de los Deseos que más me ha impresionado es el que hay (o había) en la entrada al Tribunal de La Haya. El lugar, junto a un Tribunal de Paz, es el más correcto para esos usos. Y de él cuelgan innumerables papelitos blancos con buenos deseos de paz.
Ahora en Navidad es lógico que se pongan, pues entramos en tiempos de buenos deseos, aunque sea una lástima que esto no sea siempre así.
El urbanismo, los ayuntamientos y las ciudades, también están para facilitan la amabilidad, que puedan salir los buenos deseos y seamos capaces de escribirlos, verbalizarlos, para que otros los lean. Aunque insisto, siempre hay torpes que se equivocan.
No sé si alguien será capaz de recoger todos estos deseos de Zaragoza, y clasificarlos, ordenarlos por temas y leerse una buena selección. Muchos contienen deseos muy personales, que es lógico aunque estos Árboles de los Deseos son para ideas de mejora global.
Muchos hay que repiten el lema de Paz, de Amor, de Salud. Es lógico y necesario cuidar estos aspectos.
Hay tontos que desean que desaparezcan ciertas personas o incluso he leído a uno que deseaba que desapareciera un país vecino pues eran unos vecinos indeseables.
Claro que… tampoco podemos plantearnos que todos los deseos sean en positivo, la vida es plural como plural debe ser la libertad de opinión.