En esta imagen vemos a un niño jugando a la arquitectura. Él solo se ha puesto a jugar con las construcciones viejunas. A mano se pone a trabajar ensimismado, creando en el espacio vacío de una mesa, unas nuevas paredes y edificios sin indicación ninguna. Es la libertad de crear.
Simplemente era un niño de visita en la casa de unos amigos, al que le sacamos el viejo juego y se puso a "construir". Por cierto, tener la visita de un niño no es algo "simple" sino maravilloso. Pero continúo con el tema.
No hablo solo de juegos —por cierto este niño tiene más de media docena de "otros" juegos manuales de construcción— sino de algo mas. Hablo del disfrute que produce modular con tus propia manos los espacios en donde no hay nada, hasta que tú mismo, con 5 años o con 46 años, te poner a crear.
Pero pocos juegos hay como Lego, que permiten ir construyendo como si fueras utilizando ladrillos, levantando en el aire tus propios juegos y construcciones. Y además quedan enganchadas las piezas como con cemento, para que se puedan continuar las construcciones sin que se caigan.
No, nunca me ha pagado Lego por hablar de ellos, los juegos los he comprado yo, y son caros, lo sé. NO ES PUBLICIDAD.
Si a un niño le damos papel y colores, se pone a pintar por instinto. Si le damos ladrillos se pone a construir. Si le damos barro hace de escultor. Sin escuela, por puro instinto natural del animal humano.
Pero todo su conocimiento se pone en funcionamiento en llenar el vacío, en crear "cosas" que no existen hasta que las modela.
Nuestra capacidad para crear o diseñar casas o jardines, Arte de muy diversa fractura y factura, es muy alta…, hasta que la vamos diluyendo por diversos motivos.