La sensación de seguridad cuando se viaja


Sé que muchos de vosotros ya conocéis esta famosa plaza de la ciudad de Marrakech, la conocido como Plaza de Yamaa el Fna, una de las más conocidas en el mundo, más curiosas y que sin duda además de trasladarte a otra época, sabemos que está de alguna manera adornada para los turistas. En el año 2001 fue nombrada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Con independencia de que partes de ella sean añadidos para que el turista más fácil no se sienta engañado en lo que le muestran, es sin duda la muestra clara de una plaza que sirve de puerta de entrada a un enorme mercado medieval y casi auténtico.

Sin querer te adentras en unos espacios que si vas bien acompañado por un guía local, muy económicos si tienen algo de vista para elegirlos, te hará sentir que retrocedes varios siglos, en una seguridad muy alta, dentro de unos espacios urbanos complejos, diferentes, en donde es imposible salir indiferente.

¿Dónde radica la seguridad pasiva? Es esta una buena pregunta. En la plaza de Yamaa el Fna en Marrakech hay que sentirse seguro porque cada uno de nosotros sabemos que estamos seguros, pues es la única manera de disfrutar y conocer. Y por que además es verdad que se está seguro. 

Pero es cierto que para la mentalidad occidental actual, la seguridad y su sensación depende mucho de lo que llevamos como mochila en nuestros pensamientos. No crees que no te vas a sentir seguro, no vayas nunca, no podrás disfrutar de esta maravilla. Si en cambio están convencido que es tan segura como cualquier ciudad española, o incluso más, quedarás prendado de lo que ves, hueles o disfrutas. 


La limpieza urbana es cuestión de todos

Hay ciudades cochinas como podría ser Berlín, Madrid o New York por poner tres ejemplos sencillos, y sucias por diversos motivos. papeleras llenas de basura sin recoger, paredes de Metro que acumulan mierda pegada desde los Indios Tabajara o asfaltos en donde la basura se acumula sin que a nadie le moleste.

Pero eso no evita que deseemos para nuestras ciudades una limpieza urbana a la altura de lo correcto, y eso depende sobre todo de cada uno de nosotros, de nuestra capacidad para manchar menos y ser más respetuosos con el entorno. 

Es verdad que los ayuntamientos deben limpiar, y a veces sobre todo en barrios, deben limpiar mejor que no siempre es lo mismo que limpiar más. 

Esos ejemplos que he comentado antes y en donde los propios ayuntamientos están por debajo de sus ciudadanos y de su propia capacidad de limpieza o de usar las papeleras, deben trabajar más y mejor la limpieza pública. 

Todos tenemos que ser responsables de la limpieza, exigiendo, pero a su vez cuidando lo que es de todos. 


Defensas para árboles en ciudades con mucho viento



En algunas grandes ciudades de países de Europa, por ejemplo en ciudades de Reino Unido, Bélgica o Alemania al menos, es habitual comprobar como en los céntricos paseos de estas localidades, pero también en zonas verdes y parques, los árboles están rodeados de montículos como el de la imagen, que ofrece diversas ventajas interesantes. Montículos o defensas, a veces de tierra y otras encerradas entre baldosas o ladrillos, que continuan en alto el diseño del pavimento.

Los viandantes que los quieran utilizar, se pueden sentar en ellos y emplear como bancos estos parterres. La limpieza de estos espacios urbanos, que son de tierra, con césped o con virutas o trozos de madera, es más sencilla y los animales domésticos no los utilizan. 

Y lo más importante, los árboles tienen asegurada una sólida y natural estructura de tierra en alto que los rodea para darles más estabilidad, que los defiende de aires fuertes, que no lo tiene tan sencillo para tumbarlos o al menos para doblarlos.

En ciudades con mucho aire sería una defensa básica y lógica, además de barata, cuando los árboles no se han podido plantar con suficiente profundidad. Esta imagen es de la ciudad de Frankfurt.

Árbol de los Deseos de Zaragoza. ¿Y si son malos deseos?


Es tiempo de poner Árboles de los Deseos en la calle, de sacar árboles artificiales para cubrirlos de notas ciudadanas con buenos deseos. O malos, que hoy he visto de todo en el de Zaragoza. 

El Árbol de los Deseos que más me ha impresionado es el que hay (o había) en la entrada al Tribunal de La Haya. El lugar, junto a un Tribunal de Paz, es el más correcto para esos usos. Y de él cuelgan innumerables papelitos blancos con buenos deseos de paz.

Ahora en Navidad es lógico que se pongan, pues entramos en tiempos de buenos deseos, aunque sea una lástima que esto no sea siempre así. 

El urbanismo, los ayuntamientos y las ciudades, también están para facilitan la amabilidad, que puedan salir los buenos deseos y seamos capaces de escribirlos, verbalizarlos, para que otros los lean. Aunque insisto, siempre hay torpes que se equivocan.

No sé si alguien será capaz de recoger todos estos deseos de Zaragoza, y clasificarlos, ordenarlos por temas y leerse una buena selección. Muchos contienen deseos muy personales, que es lógico aunque estos Árboles de los Deseos son para ideas de mejora global. 

Muchos hay que repiten el lema de Paz, de Amor, de Salud. Es lógico y necesario cuidar estos aspectos. 

Hay tontos que desean que desaparezcan ciertas personas o incluso he leído a uno que deseaba que desapareciera un país vecino pues eran unos vecinos indeseables. 

Claro que… tampoco podemos plantearnos que todos los deseos sean en positivo, la vida es plural como plural debe ser la libertad de opinión.


Arquitectura infantil como si fuera un juego


En esta imagen vemos a un niño jugando a la arquitectura. Él solo se ha puesto a jugar con las construcciones viejunas. A mano se pone a trabajar ensimismado, creando en el espacio vacío de una mesa, unas nuevas paredes y edificios sin indicación ninguna. Es la libertad de crear. 

Simplemente era un niño de visita en la casa de unos amigos, al que le sacamos el viejo juego y se puso a "construir". Por cierto, tener la visita de un niño no es algo "simple" sino maravilloso. Pero continúo con el tema.

No hablo solo de juegos —por cierto este niño tiene más de media docena de "otros" juegos manuales de construcción— sino de algo mas. Hablo del disfrute que produce modular con tus propia manos los espacios en donde no hay nada, hasta que tú mismo, con 5 años o con 46 años, te poner a crear.

Pero pocos juegos hay como Lego, que permiten ir construyendo como si fueras utilizando ladrillos, levantando en el aire tus propios juegos y construcciones. Y además quedan enganchadas las piezas como con cemento, para que se puedan continuar las construcciones sin que se caigan. 

No, nunca me ha pagado Lego por hablar de ellos, los juegos los he comprado yo, y son caros, lo sé. NO ES PUBLICIDAD.

Si a un niño le damos papel y colores, se pone a pintar por instinto. Si le damos ladrillos se pone a construir. Si le damos barro hace de escultor. Sin escuela, por puro instinto natural del animal humano. 

Pero todo su conocimiento se pone en funcionamiento en llenar el vacío, en crear "cosas" que no existen hasta que las modela.

Nuestra capacidad para crear o diseñar casas o jardines, Arte de muy diversa fractura y factura, es muy alta…, hasta que la vamos diluyendo por diversos motivos. 


¿Es posible rehabilitar viviendas de 60 años?

Tenemos un problema añadido a intentar la rehabilitación de viviendas de bajo valor económico y alto valor social, de esos edificios realizados en los años 60 en las grandes ciudades españolas, sin ascensor, con una superficie cercana a los 50 metros cuadrados, y con unas calidades bajas, que forman urbanizaciones muy conocidas y con diversos apellidos.

Una rehabilitación integral de estos edificios, que trabaje el envolvente, más la instalación de un ascensor y un arreglo de la urbanización que rodea el interior de estos bloques de viviendas, puede suponer una inversión por vivienda de entre 45.000 y 55.000 euros. 

Sobre el 50% de ese coste es para el edificio envolvente, cubiertas y zonas comunes interiores, y el otro 50% para ascensor, telecomunicaciones, energías renovables y urbanización de la zona.

De esas cantidades finales de coste de la inversión, aproximadamente y hasta la fecha, las instituciones públicas aportaban entre 15.000 y 25.000 euros y muy posiblemente a costa de crear más alturas en los edificios para que estas nuevas viviendas pudieran soportar la inversión pública.

Se podía demostrar que las obras en estos edificios supondría un ahorro energético de unos 10.000 a 15.000 euros en 20 años que es el periodo que se estimaba de amortización. Y los propietarios tendrían que aportar sin reversión por el ahorro, entre 15.000 y 25.000 euros a amortizar en esos 20 años, con intereses bajos y que suponían hasta la fecha una revalorización segura del valor de la vivienda.

Pero la realidad actual está en un camino complicado para estas contabilidades. 

Hablaba yo esta semana con un tasador de Zaragoza y estos pisos sin ascensor pueden estar ahora escriturados en venta sobre los 30.000 euros. Y con ascensor y renovados sobre los 40.000 a 50.000 euros. Precios escriturados y no de venta.

En las mismas zonas pero unos 10 años más nuevos, unos 10 metros más grandes y con algo más de calidad en la construcción se están vendiendo entre 50.000 y 80.000 euros. Son precios de venta, no de salida al mercado. 

Ante esta realidad del precio de venta, la inversión en estas viviendas se vuelve compleja, pues incluso algunas entidades financieras no quieren realizar hipotecas por 30.000 euros (20.000 de inversión sin revertir y 10.000 que se ahorran en gastos de energía). 

¿Soluciones? Pues tal vez haya que estudiar opciones de reversión de estas viviendas a los Ayuntamientos, a cambio de la reforma y rehabilitación y un derecho de uso gratuito de los habitantes hasta su fallecimiento. O fórmulas parecidas que hagan viable a las instituciones la inversión y a los vecinos la calidad de vida. Sin duda, estas fórmulas no las desean, de momento, los vecinos.


Calles diminutas, como ejemplo verde en Zaragoza

Hoy os voy a mostrar unas imágenes de dos calles muy estrechas de Zaragoza, con viviendas unifamiliares a ambos lados, vecinos todos ellos que llevan décadas viviendo juntos, y que han logrado convertir sus calles en pequeños jardines diminutos que tienen vida propia. Cambian en su decoración según sea Navidad, verano, primavera o Halloween.


Imagen de Mapas de Apple - Las calles son las más estrechas de la imagen

Podemos encontrar arbustos o árboles, pequeños frutales o florales decorativos, olorosas o varios gatos que juegan con la tierra, pequeños adornos e incluso campanillas que suenan con el aire. Además de ser la amabilidad urbana para ellos, que son los que habitan estas calles, lo son para los que a veces paseamos entre ellas, buscando precisamente ese componente de diferencia urbana.


Son las calles Maestro Calavia y Maestro Tremps, del barrio de La Jota de Zaragoza. Dos ejemplos de que otro tipo de calles se pueden construir en las zonas que conocemos como Ciudad Jardín y que existen en muchas ciudades. 

Son trabajos urbanos de los usuarios, de los propietarios, que tan solo solicitan a cambio un respeto para sus trabajos de cuidado urbano.

Super Manzanas. Ventajas e inconvenientes


Cuando el Urbanismo, como gran eje político en los ayuntamientos, se tiene que enfrentar a los diversos grupos de gestión municipal para desgastar a los contrarios, siempre sale perdiendo la ciudad, sus habitantes. Ahora está pasando en la Barcelona preelectoral. 

Los partidos PSC, ERC y Junts parecen unidos en cuestionar el modelo de ciudad que la alcaldesa Ada Colau (Comunes) trabaja en su ciudad (2022/2023), con más zonas peatonales, más vegetación y menos tráficos y asfalto, en las llamadas Super Manzanas o Superillas, proyectos que ya llevan años funcionando en Barcelona y que han interesado a más de 250 ciudades de todo el mundo, para su estudio, ventajas y a veces problemas.

Sin duda es un proyecto casi viejuno que requiere un estudio detallado en cada ciudad y en donde hay dudas que se deben resolver con arreglo a cada lugar elegido. 

Toda Super Manzana es una Isla y como tal está rodeada de espacios que no son Super Manzana. Y es en esos espacios exteriores en donde más problemas puede haber, pues se convierten en los ejes que absorben todo el tráfico, menos peatones, peor rentabilidad para el comercio local. 

El vecino que vive dentro de una Super Manzana vive con más calidad, mientras que quien vive en los espacios que circundan a las Super Manzanas ven incrementados los problemas de tráfico, ruido, contaminación o de aparcamiento.

El objetivo de estas islas urbanas, de las Super Manzanas no es solo proporcionar mejor calidad de vida a una parte de los vecinos de un barrio, sino en el fondo la de controlar el aumento del tráfico, de la contaminación en toda la ciudad. 

De nada sirven las Super Manzanas si no van acompañadas de mejor servicio de transporte urbano público, de control de muy diversas maneras del exceso de uso del coche particular en las grandes ciudades, de apoyo al comercio de proximidad, etc.

Por eso es bueno que se cuestionen acciones para reflexionar y modificar. Pero lo correcto sería que fueran los técnicos en arquitectura, diseño urbano, sociología, asociacionismo de barrio, etc. lo que debieran elaborar esas reflexiones y puntos de análisis.