El mundo de los alcorques en los trabajos municipales es amplio e intenso. No se pueden dejar las zonas de los árboles sobre donde están plantados, a una altura diferente a la que esté en las ordenanzas municipales de cada ciudad. Que normalmente suele ser baja en relación a la altura de la acera. Hace años los alcorques se utilizaban para regar los árboles o para que estos recogieran el agua de lluvia, pero ahora esto no es necesario pues llevan riego por goteo. O incluso se hacen unos agujeros de respiración y entrada de agua como en el ejemplo superior derecho.
Los peligros de caídas son muchos, sobre todo en personas mayores, y los derechos a indemnización, pactada o no pactada, pueden ser un coste alto. Aunque a veces a los propios ayuntamientos les resulta más barato pagar “los rotos” en personas, que hacer unos arreglos en los árboles, que no siempre son baratos.
Vemos aquí varios ejemplos. Desde el alcorque que no se hace y se juegan a los accidentes, hasta los más clásicos y baratos del momento, a costa de superficies de asfalto de diferente grosor y que permiten ser modificada su forma y tamaño según va creciendo el ejemplar plantado. O las superficies de tierras compactadas y colocadas casi a nivel de suelo, solución muy barata para ciudades donde no llueve mucho.
Pues esa es otra, los árboles crecen y hay que ir adaptando el hueco del tronco según este engorda. Para ello se han diseñado diferentes ideas, siendo la de las planchas excéntricas una de las más originales, pues permite ir cambiando la posición de las piezas según cambie el grosor del árbol.