La importancia de conocer nuestros entornos periurbanos es básica en la vida de las ciudades, a veces áspera y gris.
En muchas ciudades pequeñas sus habitantes se conocen muy perfectamente todos los rincones maravillosos que tienen a su alrededor.
Pero en las ciudades grandes, de los 700.000 habitantes para arriba, es muy posible que haya lugares menos conocidos, o sobre todo, parcialmente conocidos.
Necesitamos saber qué fueron, qué papel representan en la vida de la ciudad, en qué condiciones se encuentran en estos momentos, qué vida natural podemos contemplar en ellos, etc.
Vida natural que a veces es diminuta y pasa desapercibida, o está disfrazada entre el paisaje, tanto en animales como en plantas. Y que conociéndola comprenderemos mejor nuestra ciudad.
Zaragoza crea grupos de vecinos de la ciudad que los domingos del otoño se juntan para conocer los sotos de ribera de sus cuatro cauces de agua, o para ver y pisar sus todavía huertas perimétricas, saber qué se planta en sus alrededores o la importancia de los sotos en la vida de la urbe.
Esta biodiversidad del territorio periurbano es muy importante darlo a conocer en todas las grandes ciudades, para valorar más lo que tenemos, y para cuidarlo y no degradarlo.