Urbanismo verde, para imitar la naturaleza en las ciudades

Zaragoza
El ser humano intenta crear a su alrededor, en las ciudades que crea de nuevo, en los barrios que amplían las ciudades con la calma y la tranquilidad urbana de calidad que se desea y necesita, intenta crear decía, un paisaje y un entorno que le recuerde de alguna forma de donde viene. En algunos barrios de Zaragoza podemos ver este ejemplo con amplias zonas verdes que les recuerde a los vecinos que ellos vienen del somontano, del monte, del campo, de lo verde, de la provincia de Huesca por señalar un ejemplo.

En muchas ciudades esto es imposible, por coste, por diseño, y sobre todo porque en estos años nuevos, prima crear barrios de forma rápida e impersonal. Se crearon en los años del boom de la emigración interior, barrios realmente desastrosos, auténticos enormes dormitorios de cemento que en nada tenían de humanos, de válidos, de ser útiles para vivir en el amplio concepto de la vida de calidad. Tenemos ejemplos en muchas ciudades grandes por todo el mundo.

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El urbanismo en España —y del Mediterráneo— es diferente al de muchos países de Europa. En estos países del Centro o Norte de Europa, se juega más con el espacio ampliando el tamaño de las ciudades, con la horizontalidad en la construcción, con el cuidado privado de las zonas verdes que cada uno tiene cerradas o abiertas, y con una calidad entre media y baja de las zonas públicas. Con barrios homogéneos sin casi comercio ni servicios públicos o privados al servicio de la comunidad, con si acaso calles que sí se dedican al comercio como zonas de centralidad en contraste con muchas calles en donde no se ve absolutamente un solo comercio o servicio.

Lograr que una ciudad sea verde es dar calidad a la ciudad. Pero admitir esto debe ser también admitir el coste de lo que reclamamos. Una ciudad verde es más cara que una ciudad perfectamente asfaltada o encimentada pero gris. Estas ciudades, si son pequeñas y tienen unos alrededores verdes, no necesitan tener verde dentro de sus calles. Pero si son ciudades que las envuelve el desierto o la estepa, disponer de parques o de árboles en sus calles es calidad visual, pero también calidad medio ambiental pues los aires o los microclimas, son diferentes. Un barrio con una gran masa forestal incluso, sabe que dispone de una temperatura diferente incluso en sus edificios, a otro barrio lleno de coches y edificios grises pero sin vegetación.