La Cartuja de Zaragoza. Un ejemplo de no mezclar urbanismo


Las ciudades, grandes o pequeñas, sobre todo estas últimas, comparten espacios bien marcados y distribuidos para separar las zonas diferentes. Sin "casi" diseñarse, ellas solas, sin duda empujadas por sus moradores y urbanistas, se van distribuyendo los espacios, creciendo según distribuyen sus espacios.

Si vemos este ejemplo de la imagen, vemos a la localidad de La Cartuja de Zaragoza, un barrio rural de la gran ciudad a escasos siete kilómetros de distancia. Pero con una personalidad muy marcada, una estructura histórica alrededor de un monasterio de la Cartuja de la Inmaculada Concepción que se inició en 1651 y todavía quedan restos y el espacio que ocupaba.

Tenemos pues una pequeña localidad histórica en donde doña Jerónima Zaporta, se convirtió en la impulsora de una nueva cartuja cerca de Zaragoza que venía desde Alcañiz. La Guerra de la Independencia y después la Desamortización Mendizabal, provocaron que los monjes tuvieran que deshabitar su cartuja. El abandono del monasterio se produjo entre los años 1835 y 1836 como consecuencia de los decretos desamortizadores del ministro Mendizábal.

Pero alrededor de ese Monasterio cartujano ya se había ido formando una localidad de trabajadores, agricultores o servidores de propia Cartuja. 

Con la llegada del un siglo XX próspero, a partir de sus años 80, esta localidad al estar tan cerca de la gran ciudad se fue poblando de pequeñas urbanizaciones a su alrededor. Y a su vez de empresas que se instaban en un polígono industrial no muy grande pero muy bien comunicado.

Todo normal. Pero si vemos el dibujo de la segunda imagen podemos observar como este crecimiento de la localidad no se ha ido produciendo como una esponja, sino claramente troceando los espacios, para qu cada actividad ocupe nuevos espacios, pero sin mezclarse.

Zona histórica y antigua, zona moderna con otro tipo de urbanismo y zona industrial con la cicatriz de la carretera en medio, para molestar lo menos posible. Tres usos urbanos, que no se tocan, que conviven bien precisamente por este diseño de espacios compartimentados, que no se mezclan.