Y recoger las desperdicios de los ciudadanos por los propios ciudadanos ahorra a las ciudades y a sus vecinos mucho dinero de impuestos o de restar de otros servicios que no se hacen.
Las papeleras son cada vez más un elemento del urbanismo que se colocan en las ciudades sucias. Hay ciudades muy limpias donde el número de papeleras es menor que en algunas ciudades de España.
La concienciación ciudadana de no ensuciar encaja con que tampoco hay necesidad de tener papeleras, pues simplemente las personas guardan sus residuos en sus bolsos o bolsillos.
Las papeleras son cada vez más un elemento del urbanismo que se colocan en las ciudades sucias. Hay ciudades muy limpias donde el número de papeleras es menor que en algunas ciudades de España.
La concienciación ciudadana de no ensuciar encaja con que tampoco hay necesidad de tener papeleras, pues simplemente las personas guardan sus residuos en sus bolsos o bolsillos.
Al igual que hacemos en las viviendas de cada uno.
Ni tiramos al suelo nada, ni concebimos hacerlo dentro de edificios públicos, excepto donde haya suciedad “de otros”. Leer en Google sobre la teoría de Los Cristales (o Ventanas) Rotos, y se entenderá perfectamente esta inconsideración social, como se actúa con las zonas degradadas.