Ilustrando el principio correcto del crecimiento de una ciudad, tenemos algunos conceptos fijos que no queremos abandonar. Campo abierto siempre cerca de la ciudad. Y comunicación rápida entre los nuevos barrios. Nos importa mucho menos el crecimiento compactado como que este añadido sea barato y rentable…, y esté diseñado desde el principio para el segmento social sobre el que se quiere actuar.
Todo es caro o barato…, dependiendo de quien está dispuesto a pagar su precio correcto. Y el precio marca muchas veces el tipo de comprador que se acerca al producto, es decir, intervenimos en la sociología a través del precio. Para que una urbanización la convirtamos en selecta, el método más rápido es ponerle un precio muy alto de mantenimiento. De esta forma el promotor está realizando una selección sociológica sin más análisis.
Luego…, a la hora de crear un nuevo barrio, la primera pregunta que se hacen los urbanistas de libro viejo es: ¿Para quién será ese nuevo barrio? Lo de menos parece ser la función real que supondrá para la ciudad, sus costes, sus sinergias con arreglo a todos los servicios que moverá, sus comunicaciones. Pues todos estos elementos imprescindibles se supone que se moverán según sean demandados y necesarios. El mercado hará el milagro de dotar de todo lo necesario, si en realidad es necesario y produce beneficio. Lo que nunca se dice es qué sucederá “si SÍ es necesario”, pero no produce beneficios sino gastos, por el número de “clientes” y por el alto coste de los servicios según la zona elegida.
Las ciudades y los barrios los llenan las personas, es decir la sociedad. Luego…, debería ser la sociología la que entrara a saco a opinar sobre el dónde y el cómo. Y la sociología muchas veces no compagina bien sus directrices con las de la rentabilidad.
A la hora de crear nuevos espacios urbanos para nuevos barrios, también hay que analizar su posterior crecimiento. Posible o imposible. E incluso su NO crecimiento para mantener unas condiciones de vida correctas. Lo que puede ser una decisión muy acertada a la hora de diseñar un nuevo barrio se puede truncar con un mal diseño de los posteriores crecimientos. Si rodeamos de zona verde natural un nuevo asentamiento urbano, debemos admitir que eso impide el crecimiento, pero a la vez dota de alta calidad de vida al nuevo barrio. Crecer supondría truncar esa calidad de vida.