En el urbanismo, diseñar las calles es muy importante, pero diseñar las grandes avenidas y sus espacios aledaños a ambos lados más todavía. Una gran avenida de circunvalación no siempre va a tener un uso como vía principal para los coches. En la medida en que la calle quede dentro de la ciudad consolidada por crecimiento de esta, sus usos serán diferentes y hay que preverlo a la hora de diseñar, pues luego es imposible realizar cambios.
Una gran avenida nunca debería ser la cicatriz que separe a los barrios, que divida la ciudad en quesitos de una gran tarta urbana. O al menos debería haber sido diseñada pensando en que los tiempos van cambiando, y con ello admitir que la adaptación de estas grandes vías será posible.
Os pongo un ejemplo sencillo de explicar. Es la calle Marqués de la Cadena de Zaragoza, entre el Barrio Jesús y el Barrio la Jota. Dos barrios muy tradicionales, que no se miran, que se dan la espalda, por una mala planificación.
Esta gran vía sería considerada el Segundo Cinturón de Zaragoza. Ya vamos por el Cuarto Cinturón, para hacernos una idea de su colocación urbana dentro de la ciudad.
A la derecha tenemos el Barrio Jesús, al que con criterio discutible y razonado, aunque de cara al futuro sea un error, se le colocaron los terrenos públicos junto a la gran vía lo que separa excesivamente las casas de los barrios, unas de las otras. Estos terrenos públicos se han convertido en un colegio y en una zona deportiva.
A la izquierda tenemos el Barrio de la Jota donde los terrenos públicos se han convertido en aparcamiento, zona verde y zona discontinua habitacional, comercial y cultural. En vez de construir la zona verde pegada a las viviendas del barrio, la han construido pegada a la gran vía y los aparcamientos pegados a las casas del barrio para facilitar el aparcamiento a los vecinos pues no disponen de garajes en sus viviendas. Son criterios decididos.
Pero lo grave en este tipo de diseños urbanos es la enorme distancia entre los edificios de los dos barrios. Marcado en rojo vemos estas distancias. Entre los 140 metros en el punto más cercano y los 183 metros en el más lejano. Si tenemos en cuenta que la calzada mide sobre los 65 metros de anchura, podemos dictaminar que la excesiva distancia no es culpa solo de la existencia de una gran avenida.
Añadimos que entre unos edificios y los otros hay hasta seis aceras para peatones entre ellas. Sin duda un diseño cuando menos extraño, pero que se repite en muchas ciudades grandes, por ejemplo en Madrid. Y también allí la separación entre barrios que deberían estar más unidos, existe.