Todos tenemos la obligación de no ensuciar lo nuestro, lo de todos, lo de cada uno. Nadie nos ha convencido de que las calles son un objeto público imprescindible, la calle, las zonas comunes y el mobiliario urbano es también nuestro. No creemos en lo común, en lo público, solo respetamos lo privado y a veces incluso tan solo si es nuestro. Pero de nosotros depende que la calidad de lo público sea más alta.
Este anuncio de la imagen es de la ciudad de Madrid. Los hay parecidos y a modo de recordatorio en casi todas las ciudades medianas y grandes del mundo. Sus resultados son inciertos pero nunca hay que darse por vencido.
La limpieza es sobre todo NO ensuciar, comportarnos en nuestra calle como lo hacemos en nuestra casa. No estamos solos, y es de seres humanos comportarnos en sociedad como lo deberíamos hacer cuando estamos solitarios en nuestro hogar.