Los parques urbanos han pasado por tres fases bien distintas en su concepto de creación y adaptación al entorno de las ciudades que habitan.
Hace unos siglos se crean los primeros parques cerrados, fuera de las ciudades pequeñas, privados y de uso privado, auspiciados por las grandes familias de la ciudad o del país. Nobleza, grandes comerciantes o industriales, familias que buscaban impresionar a sus compañeros de riqueza y poder. Aquellos parques privados se fueron convirtiendo público en el anterior siglo, al quedar dentro de las ciudades en expansión y ser muy complejos y costosos de mantener. En Zaragoza tenemos los ejemplos entre otros del Parque Bruil y el Castillo Palomar.
En la segunda fase y ya en el siglo XX se fueron creando decenas de parques menores que los anteriores, por los barrios nuevos de las grandes ciudades europeas y americanas sobre todo, públicos y de acceso público, de alguna forma para hacer la vida más fácil a los migrantes internos que desde las zonas rurales venían a las grandes ciudades a vivir y trabajar y seguían necesitando zonas verdes, campo, aire, espacios abiertos.
En una tercera fase casi desapercibida, se han ido creando parques en las nuevas “afueras” de las ciudades pero de muy diferente color y forma. Son parques privados de acceso público y los llamamos Centros Comerciales. Ya no necesitamos en nuestro interior ver tanto las zonas al aire libre, los verdes del campo, la hierba y la tierra. Tienes todavía unas pocas zonas al aire libre, han cambiado el verde por el gris y los colores llamativos, tienen bancos para descansar, juegos para niños, calles con terrazas, música y arte al aire libre.
No sabemos si existirá una cuarta fase y en qué consistirá, una vez que ya detectamos el agotamiento de la tercera. Yo apuesto por una mezcla de la segunda y la tercera, una forma de complementarse la acción privada y pública, para lograr entretenimiento y a la vez beneficios económicos, donde el visitante al nuevo parque pueda elegir entre estar debajo de un árbol con ardillas y comprar un televisor o comer en un restaurante senegalés. Unos espacios en constante cambio y movimiento, como las grandes ferias de ganado donde además de bailar puede comprar terneras o en estos nuevos parques, camisas de tergal.
También es posible que volvamos a la primera fase, con claros toques de parque inglés pero construyendo de forma artificial zonas que nos parezcan totalmente naturales. No planas sino en relieve, creando nuevos paisajes en las grandes ciudades a modo del CEntral Park de New York. Algunos los veréis, puñeteros.