La necesidad del contacto con la naturaleza se multiplica en las grandes ciudades, con trabajos muy industriales y grandes distancias hasta la naturaleza sin contaminar. Los horarios de trabajo, la necesidad familiar de una dedicación suficiente, el uso cada vez menor del vehículo para desplazamientos que se pueden evitar, hace que crear o mantener zonas verdes de calidad en el centro de las ciudades grandes de tamaño sea un servicio básico.
Es curioso ver como en algunas ciudades industriales, los ríos que discurren por el centro de la ciudad están muy limpios, sus aguas son transparentes, no huelen más que a naturaleza y los niños se pueden bañar junto a los adultos, aunque el agua esté muy fría. Han logrado revertir con diversos métodos de control, que las empresas no contaminen el agua que pasa por la ciudad. Han creado naturaleza de nuevo, que sea válida para el urbanismo del siglo XXI.
Está imagen es de Munich, a escasos kilómetros de la gran fábrica de vehículos BMW, pero dentro del centro de una gran ciudad industrial como Munich. El agua es transparente. En comparación con nuestro Huerva o el Gállego, en Zaragoza, es una situación que nos parece imposible. Se bañan adultos, niños, animales de compañía, patos. En un río que permanece medio año helado pero que nadie osa envenenar. ¿Deberíamos aprender?