Algunos pensarán que estoy loco si digo que la Avenida de Cataluña de Zaragoza estuvo a punto de convertirse hace una década en el Bronx aragonés. Pero jugaron con unos tiempos un poco adelantados (yo no creo en las casualidades), y no tuvieron en cuenta ni la discontinuidad urbana que no creaba un problema grave y rápido, ni la urgente reacción de los responsables políticos municipales para resolver los indicios de peligro grave.
Curiosamente en toda zona urbana que decae, se logra abaratar tremendamente los valores de los espacios, también logran (sin querer queriendo) que estos se vacíen y se puedan comprar a bajo precio, para alisarlos y prepararlos para volverlos a vender por mucho más precio. Molestan las personas y por ello nada como dotarlos de malos servicios, llenar las zonas de otras personas problemáticas allí trasladadas para joder, vaciar y abaratar la zona, destrozar el clima social, etc. Y todo esto se inició hace una década en esta zona, sin contar con unos factores que lo impidieron…, de momento.
Esto no se logró en su totalidad en la Avenida Cataluña de Zaragoza, porque ayudó la crisis y sin duda el trabajo de una persona muy concreta (un vecino) , que supo gestionar muy bien la situación desde numerosos despachos, dando esperanzas a los residentes de siempre y logrando así que estos no escaparan, tuvieran paciencia.
También ayudó y mucho el rápido diagnóstico municipal (por comparación con otras ciudades) de lo que estaba sucediendo en esta zona de Zaragoza. Pero todavía no todo está logrado.
Normalmente cuando un barrio tiene serias carencias de servicios y de calidad (y se quiere hacer negocios urbanos manipuladores), son primero los propios habitantes los que se quejan amargamente en una fase de unión vecinal sin líderes claros, para a continuación soportar la manipulación urbana casi silenciosa y con ello poco a poco el desencanto personal y de futuro, el abandono después de los vecinos más activos y con mejores posibilidades de escapar, para finalmente entrar en la fase del recambio vecinal con personas que son trasladadas hasta allí para aumentar los problemas.
El barrio al que se desea manipular para hacer negocios de laboratorio urbano, y que es ya una zona con carencias de servicio, se convierte con diversas actuaciones que parecen casuales en un barrio complicado, un clásico gueto de difícil solución social. Y es entonces cuando van entrando las excavadoras para arrasar tras comprar barato. Y después las mismas máquinas para edificar zonas de muy alto precio con diseños modernos y viviendas para una clase social totalmente diferente a los primeros vecinos. Si quedan algunos vecinos antiguos, los precios del comercio en el nuevo barrio los van expulsando poco a poco.
El caramelo de la Avenida Cataluña era extraordinario. Y los vecinos que se quejaban de los malos servicios podrían haberse convertidos sin darse cuenta en los primeros soldados a favor de los manipuladores…, pero supieron trabajar muy bien.
Normalmente cuando un barrio tiene serias carencias de servicios y de calidad (y se quiere hacer negocios urbanos manipuladores), son primero los propios habitantes los que se quejan amargamente en una fase de unión vecinal sin líderes claros, para a continuación soportar la manipulación urbana casi silenciosa y con ello poco a poco el desencanto personal y de futuro, el abandono después de los vecinos más activos y con mejores posibilidades de escapar, para finalmente entrar en la fase del recambio vecinal con personas que son trasladadas hasta allí para aumentar los problemas.
El barrio al que se desea manipular para hacer negocios de laboratorio urbano, y que es ya una zona con carencias de servicio, se convierte con diversas actuaciones que parecen casuales en un barrio complicado, un clásico gueto de difícil solución social. Y es entonces cuando van entrando las excavadoras para arrasar tras comprar barato. Y después las mismas máquinas para edificar zonas de muy alto precio con diseños modernos y viviendas para una clase social totalmente diferente a los primeros vecinos. Si quedan algunos vecinos antiguos, los precios del comercio en el nuevo barrio los van expulsando poco a poco.
El caramelo de la Avenida Cataluña era extraordinario. Y los vecinos que se quejaban de los malos servicios podrían haberse convertidos sin darse cuenta en los primeros soldados a favor de los manipuladores…, pero supieron trabajar muy bien.
Es un ejercicio clásico de grandes negocios inmobiliarios que se reproduce en numerosas ciudades europeas y americanas.
La Avenida Cataluña es una zona céntrica, muy amplia, muy bien comunicada, con muchas posibilidades de ampliación con la ordenación urbana de un polígono industrial a su vera si fuera necesario, lo que podría haber logrado más de 100.000 nuevos habitantes compactos, en el lugar donde ahora no hay más de muy pocos miles de vecinos y muy diseminados. Un negocio tremendo. Pero el Ayuntamiento supo pararlo sin casi decirlo. O mejor dicho, desde el Ayuntamiento junto a unos muy pocos vecinos supieron pararlos sin casi decirlo.
Hoy, otro partido político (ZeC) ajeno a los dos (PSOE y CHA) que supieron entender el problema de la Avenida Cataluña, ha continuado con las soluciones. No son perfectas, es imposible. No son completas y habrá que seguir muy atentos, pues los millones de euros son un enorme caramelo que arrasa con casi todo. Pero se ha logrado algo que no suele venir en los libros: que un barrio destrozado se dignifique sin que antes tengan que salir los vecinos de siempre.
Hoy, otro partido político (ZeC) ajeno a los dos (PSOE y CHA) que supieron entender el problema de la Avenida Cataluña, ha continuado con las soluciones. No son perfectas, es imposible. No son completas y habrá que seguir muy atentos, pues los millones de euros son un enorme caramelo que arrasa con casi todo. Pero se ha logrado algo que no suele venir en los libros: que un barrio destrozado se dignifique sin que antes tengan que salir los vecinos de siempre.
Lo repito por si hay dudas. Se ha logrado que la Avenida de Cataluña se esté dignificando sin tener que expulsar antes a los vecinos de toda la vida, lo que sin duda es un éxito de muchos, pues lo habitual en otros casos similares es que los vecinos que empiezan las luchas vecinales por dignificar los barrios maltratados, nunca estén viviendo allí cuando al final se logran los objetivos de calidad. Antes han tenido que huir.